Ronald Weinland

JERUSALÉN

La primavera árabe, también conocida como las revoluciones árabes, nunca tuvo nada que ver con el ascenso de la democracia, pero sí con el despertar de una ola revolucionaria islámica contra Occidente.

Las diferencias religiosas y el fanatismo religioso forman la base para la próxima guerra mundial. Las diferencias irreconciliables entre las tres principales religiones del mundo, que surgieran de los descendientes de Abraham, están ahora más expuestas que nunca.

Dios está desenmascarando estas diferencias, dejando al descubierto la gran verdad de que estas religiones, oponentes entre si, nunca podrán se reconciliar. La reconciliación puede conducir a la paz, pero las divisiones sólo conducen a la guerra. Sus diferencias son fundamentales en aquello que llevará las naciones de este mundo a una confrontación final.

El miedo al Islam crece a cada día en el mundo occidental del cristianismo. Y los gobiernos e instituciones hacen de todo en el intento de apaciguar a los musulmanes, teniendo siempre mucho cuidado en no ofenderles. La comunidad judía ve esta creciente debilidad y denuncia la estupidez de esta actitud permisiva de Occidente. En lo tocante a eso, se puede aplicar la frase del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, hacia los EE.UU: “¡El tiempo se ha acabado!” Más que ningún otro pueblo en la tierra, los israelíes comprenden la verdadera motivación de Irán, que se considera como la herramienta del Mahdi del tiempo del fin para lograr la destrucción total de Israel y el asesinato de todos los infieles, levantando la bandera del Islam en todos los rincones del mundo. A Occidente esto le parece algo inverosímil, pero para Irán e Israel eso es algo muy serio.

Jerusalén rodeada de ejércitos
Una de las más antiguas y más disputadas ciudades del mundo es Jerusalén, cuyo nombre irónicamente significa “el camino de la paz” o “enseñar la paz.” Sin embargo, las tres grandes religiones: el islam, el judaísmo y el cristianismo, no tuvieron mucho éxito en sus andanzas por el camino de la paz y ciertamente Jerusalén no tiene conducido los pueblos a la paz a lo largo de los siglos.

El mundo occidental está completamente inconsciente cuando se trata de la realidad de una emergente guerra mundial. Uno pensaría que por lo menos el sur de Estados Unidos – el Cinturón de la Biblia (una región donde el poder religioso es tan grande que tiene gran influencia sobre la educación, la ciencia y otros importantes sectores de la sociedad Americana) – especialmente considerando algunas de sus enseñanzas, estaría consciente y en estado de alerta, clamando por miedo al que pueda ocurrir en Medio Oriente. Hay muchos que creen que “el cerco de Jerusalén por ejércitos enemigos”, juntamente con los ejércitos de las naciones del mundo se reuniendo para el último conflicto mundial, conocido como el Armagedón, sea una señal del fin de los tiempos.

El Medio Oriente es un hervidero de hostilidades, crecentes inquietudes y gritos de guerra e incluso de una guerra mundial. Irán está enviando algunos de sus milicias y armas de élite a Siria para apoyar ese régimen y reforzar su posición en contra de Israel. Además, también está provocando disturbios en el Líbano, usando para eso a Hezbolá. En el sur, Egipto ha estado moviendo su armamento militar en el Sinaí Egipcio, violando el tratado de paz de 1979 entre Israel y Egipto.

La semana pasada, un artículo en el Telegraph del Reino Unido informó sobre el crecente acúmulo de armamientos, que están siendo enviados por diversos países al Golfo Pérsico, diciendo:
“Acorazados, portaaviones, submarinos y dragaminas de 25 naciones están se dirigiendo al estratégicamente importante Estrecho de Ormuz en una demostración sin precedentes de poder militar, al mismo tiempo que Israel e Irán caminan a pasos largos hacia una guerra”.

El mismo día, la Associated Press informó:
“El principal comandante de la poderosa Guardia Revolucionaria de Irán advirtió el domingo que los misiles de su país garantizarán que no quedará nada de Israel, caso el país hebreo lleve a cabo una acción militar contra Teherán por su polémico programa nuclear”. El artículo continúa afirmando: “Estas advertencias y las referencias a la destrucción de Israel ya se han hecho antes por los funcionarios iraníes. Pero los comentarios del general Jafari en una conferencia de prensa en Teherán fueran inusualmente detallados, listando enérgica y ampliamente los medios de que Irán dice disponer y que ciertamente empleará en represalia a un ataque a sus instalaciones nucleares.”

La retórica de Israel es también cada vez más fuerte. Recientemente, Shimon Peres dijo que el mundo está viviendo un momento único de la historia y en referencia al presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad declaró:
“Desde Hitler, ningún jefe de Estado ha expresado tan abiertamente su deseo de destruir a un pueblo y eliminar a todo un país”.

Hay una buena razón para que muchos israelíes lleguen a tal conclusión acerca de Hitler y las declaraciones de Mahmoud Ahmadinejad, quien siempre ha hablado en términos admirables sobre Hitler y en varias ocasiones ha negado la existencia del holocausto, declarando el deseo de la aniquilación del pueblo judío. Añádase a esto la historia y la actitud que está asociada con el cambio del nombre de Persia a Irán y tales preocupaciones tienen cada vez más fundamentos. En 1935, el sha de Irán, el padre del hombre depuesto en 1979, siendo un simpatizante nazi y uno que odiaba a los judíos, dio inicio oficialmente al cambio del nombre de la nación de Persia a Irán (que literalmente significa “tierra de los arios”).

Una declaración inquietante fue hecha un par de semanas atrás por el ex titular de Asuntos Exteriores y del Comité de Defensa del Knessett, Tzachi Hanegbi: “Ahora estamos, en mi opinión, ante los 50 días más aciagos de la historia de Israel, desde la guerra de Yom Kippur, en la que también pasamos por varios días aciagos”. Ciertamente, estos son tiempos graves y nefastos para el pueblo de Israel.

Ejércitos están se reuniendo en Medio Oriente, y están siendo reunidos por el Todopoderoso. El único y auto-existente Dios eterno está preparando este mundo para su última batalla y la derrota de todos los gobiernos del hombre. Luego, en el último día del gobierno del hombre, el 19 de mayo de 2013, Dios establecerá Su gobierno, el Reino de Dios, que reinará sobre la tierra y traerá la paz verdadera y duradera. Pero antes que la humanidad pueda finalmente experimentar la paz verdadera y duradera en esta tierra, tiene que haber una guerra: La última gran guerra mundial en la que Dios va a intervenir para poner fin a todas las guerras, ¡para siempre!