Ronald Weinland

LIBERACIÓN DE EGIPTO

Ahora estamos en la época del Pésaj, y uno de los temas bíblicos más profundos que Dios ha estado consolidando en Su Iglesia en el último par de años es el de la liberación de Egipto espiritual. Este mundo está en cautiverio, siendo esclavo del pecado, y es ignorante de este hecho, porque el mundo no conoce a Dios y por lo tanto no puede ver ni entender Su camino de verdadera libertad y verdadera paz.

Dios está concientizando cada vez más a la Iglesia de la necesidad de Su gobierno sobre este mundo, una vez que el establecimiento de Su Reino se acerca. Dios desea que Su pueblo vea con más claridad lo malo que este mundo realmente es en todos los aspectos de la vida. Él está haciendo esto porque la Iglesia y el Reino de Dios pronto comenzarán a trabajar para cambiar todas las estructuras, la base, el principio, el enfoque y la conducta de todo sistema gubernamental, económico, religioso y educativo. Nada en este mundo es digno de ser preservado, ya que nada se basa en los caminos de Dios y la verdad que viene de Dios.

Dios ha bendecido a Su Iglesia, permitiendo que ella pueda ver este Egipto espiritual (esclavitud) de una manera mucho más nítida. Sin embargo, cuando uno adquiere esa capacidad, esto a menudo se produce a través de experiencias muy desagradables en este mundo, ya que este es el medio espiritual de bendecirnos con una convicción mucho más fuerte de los verdaderos caminos de Dios. A pesar de que es una bendición poder ver más claramente el contraste entre lo que Dios está trayendo a este mundo y lo repulsivo que este mundo es ahora, estas experiencias de aprendizaje por lo general incluyen gran sufrimiento de nuestra parte. Sin embargo, somos muy bendecidos en poder ver ese inmenso contraste.

La Liberación de Israel de la Cautividad
Durante esta temporada del Pésaj y la Fiesta de los Panes sin Levadura buscamos acercarnos más a Dios, saliendo enteramente del pecado, lejos del cautiverio de Egipto. En el Pésaj tomamos del Pan de la vida, que es sin levadura y luego, a partir de este día continuamos a comer pan sin levadura durante los siguiente siete días. Esto ilustra el camino de la liberación de Egipto, de la esclavitud del pecado, para después pasar a vivir del verdadero pan de la vida, que es el camino de la verdadera libertad y paz que vienen de Dios.

Esto nos recuerda lo que Dios hizo, y que pronto hará otra vez, cuando liberó a Israel de la esclavitud en Egipto. El tipo de liberación de la que hablamos en este tiempo del fin ni siempre ha sido claramente entendido por la Iglesia de Dios. Las Escrituras hablan que Dios va a liberar a Israel de su cautiverio en el tiempo del fin, y eso ha sido entendido a menudo como si se tratase de una época en que Asiria (la actual Alemania) tendría el poder para castigar a las naciones modernas del antiguo Israel. Se creía que habría un segundo cautiverio físico de las naciones de Israel, como el que tuvo lugar cuando el antiguo imperio Asirio conquistó a las diez tribus del norte de Israel. Sin embargo, este no es el caso. Esto será explicado más adelante en esta entrada.

Mucho de lo que se refiere al cumplimento profético del fin de los tiempos es de naturaleza espiritual y no simplemente el cumplimiento literal de acontecimientos físicos. La Iglesia comenzó a recibir esta revelación después de la apostasía, que se produjo en diciembre de 1994. El propósito de muchas profecías del fin de los tiempos ha sido revelado como siendo algo que implica mucho más de aquello que es de carácter espiritual de que aquello que es de carácter físico. Un ejemplo de eso es la revelación de que las piedras del templo no se tratan de piedras del templo físico en Jerusalén, sino de un Templo espiritual, que es la Iglesia. Otro ejemplo es la revelación de que Abominación de la Desolación no se trata de una profanación física dentro de un templo físico (ni en un altar físico), pero de una abominación que ocurrió dentro de la Iglesia.

Hay muchos otros ejemplos que podrían citarse, y muchos se encuentran dentro de la lista de verdades (vea la publicación “Las 57 Verdades de Dios”), que Dios comenzó a revelar después de las 18 verdades que Él reveló a través del Sr. Herbert W. Armstrong. Un ejemplo notable de esto tiene que ver con los sellos del Apocalipsis, de los cuales la mayor parte se refiere a eventos que tuvieron lugar en la Iglesia de Dios durante y después de la apostasía. En el pasado estos sellos han sido interpretados como si se tratasen de acontecimientos como una gran guerra física, la tribulación física y el cautiverio de los pueblos dispersos de Israel. Pero en realidad estos sellos se refieren a las batallas espirituales, a la tribulación espiritual y al cautiverio del Israel espiritual de Dios, la Iglesia de Dios. Esta comprensión nos conduce a una percepción más clara de tres de las verdades dadas desde la apostasía, que serán abordadas más adelante en el presente artículo.

Dios ha elegido revelar la profecía de manera progresiva a través del tiempo y sobre todo en este tiempo del fin. El Todo-Poderoso ha tenido una buena razón para hacer esto de esta manera. El cumplimiento de los acontecimientos proféticos durante este tiempo del fin, revelados en los sellos del Apocalipsis, implica grandes batallas, la tribulación, la guerra y el cautiverio. Aunque habrá terribles batallas físicas en una Tercera (y última) Guerra Mundial, hay batallas que ya se han luchado y seguirán siendo libradas durante todo el camino hasta el establecimiento del Reino de Dios en la tierra. Estas grandes batallas son espirituales y no físicas. Algunas de las mayores guerras espirituales de todos los tiempos están siendo libradas ahora, en este momento, para poner fin a todas las guerras.

Satanás y el mundo demoníaco saben que su tiempo es muy corto y, como resultado de eso, están luchado con todas sus fuerzas en esta gran guerra. Durante esta fase final de la lucha, Dios no ha revelado el significado completo de todos los acontecimientos del tiempo del fin, ya que Satanás no debe conocer todas las estrategias de Dios, que pronto traerán un fin a la influencia maligna de Satanás sobre la humanidad. La derrota de este ser (Satanás) es la liberación que Dios trae a este mundo, rescatándole del poder del Faraón espiritual de Egipto, liberándole de la esclavitud espiritual y del cautiverio. Esta última temporada del Pésaj, que estamos observando durante este tiempo del fin, es impresionante en su sentido y cumplimento.

Más Significado Espiritual
Los primeros cinco sellos del Apocalipsis eran de naturaleza completamente espiritual. No se trataba de la tribulación física en las naciones dispersas de Israel o del mundo, pero éstos sellos trataban en su totalidad de la tribulación espiritual sobre la Iglesia. Lo que se cumplirá a través de eventos revelados en el Séptimo Sello no es algo espiritual, concerniente a la Iglesia, como los sellos anteriores. No obstante, los acontecimientos de este último sello incluyen un significado espiritual en combinación con eventos físicos. Dios nos está dando una comprensión más clara del significado espiritual contenido en algunos de estos eventos. Ya hemos hablado sobre eso en la Iglesia, al menos parcialmente, después que la Primera Trompeta del Séptimo Sello ha sonado. Dios reveló que los eventos desencadenados por el toque de esta trompeta seguirían siendo cumplidos hasta el regreso de Cristo. Los efectos de esta trompeta continuarán aumentando hasta que lleguen a su apogeo. Desde el principio, Dios reveló que la expresión “hierba verde y los árboles” tiene un significado espiritual. Sin embargo, esta expresión también tendrá un significado físico literal, al final de todo.

Ya hemos abordado el significado espiritual de Egipto, ya que los eventos proféticos de este tiempo del fin no se refieren a la nación física de Egipto, sino que a una nación espiritual, así como los eventos profetizados para el tiempo del fin acerca de Faraón se refieren a Satanás. Aunque Alemania (antigua Asiria) desempeñará un papel de corta duración en el cumplimento físico de eventos que incluyen la guerra, el poder que le será otorgado para usar contra las naciones modernas de Israel ya está en plena acción, en la forma del poder económico del euro. Es este bloque de naciones, que utiliza esta moneda única, que está sacando a la luz la gran debilidad del dólar de EE.UU. y las fallas del sistema de la Reserva Federal de los EE.UU., algo que ya no puede ser mantenido en secreto.

Hay también un significado espiritual contenido en el uso profético del nombre “Asiria“, tal como lo hay en los nombres de Egipto e Israel. Esto es doble en su aplicación y significado, ya que puede ser aplicado espiritualmente tanto para el cuerpo espiritual de la Iglesia como en sentido espiritual a las naciones físicas. Así como el término Egipto tiene que ver con cautiverio y esclavitud por el pecado, el término espiritual para Asiria tiene que ver con cautiverio y esclavitud por el gobierno. Donde se aplica el término Egipto para indicar todo lo que tiene que ver con el pecado, el término Asiria es aplicado para indicar todo lo que dice respeto a gobiernos pervertidos, que rechazan y omiten a Dios como su consejero.

La Asiria espiritual es la causa de los fracasos de los gobiernos en las naciones dispersas de Israel (tanto física como espiritual). También fue esta Asiria espiritual que causó la devastación en la Iglesia de Dios cuando se produjo la apostasía. Un liderazgo que pretirió la orientación y dirección de Dios, llevó a la Abominación de la Desolación espiritual. Cuando la batalla de la apostasía golpeó a la Iglesia, el Israel de Dios, el resultado de eso fue destrucción, dispersión y gran cautiverio. Es esta comprensión del término espiritual para Asiria, que tiene que ver con cautiverio, lo que nos ayuda a entender mejor y ser fortalecidos en tres de las verdades que antes fueron dadas a la Iglesia.

Verdad Nº 32
La profecía de Ezequiel 5 ha sido cumplida espiritualmente a través de la dispersión de la Iglesia de Dios, desde la apostasía. Después de la Abominación de la Desolación aproximadamente un tercio de la Iglesia permaneció en la Iglesia de Dios Universal, que se había vuelto totalmente bíblicamente corrupta (o aceptó la misma clase de creencias de otras iglesias falsas del cristianismo tradicional), otro tercio desistió completamente de todo, y un último tercio se dispersó entre las diversas organizaciones que se formaron después. Este último tercio iba a pasar por otras pruebas, cumpliendo lo que Dios dijo acerca de Laodicea. En medio a toda esta destrucción espiritual, Dios profetizó que un diezmo (10%) de una tercera parte iba a sobrevivir al cautiverio de esta destrucción de los tiempos del fin y a estas personas Dios ofrecería la oportunidad de seguir como el remanente de Su Iglesia, que seguiría existiendo hasta el final. Hay muchas otras profecías en la Biblia que hablan sobre este pequeño remanente de la Iglesia. [Para mayor comprensión sobre este remanente de la Iglesia vea la verdad Nº 34.]

Verdad Nº 34
De entre todos los que han sido dispersados, Dios está despertando un remanente para servir de testigo de este tiempo del fin. Este testimonio es tanto para la Iglesia (del llamado de Dios a Su Iglesia a lo largo del tiempo y especialmente en este tiempo del fin) como para el mundo (sobre la forma que el mundo ha contestado a Dios en los últimos 6.000 años). La gran mayoría de las personas en la Iglesia que se encuentra dispersa, incluidos aquellos a quien les ha sido ofrecida la oportunidad de ser parte del remanente de la Iglesia de Dios, no se ha arrepentido de la actitud laodiceana, y esas personas siguen siendo orgullosas y estando espiritualmente tibias. Dios ha revelado claramente que no aceptaría una actitud tibia hacia Su llamado, y declaró que las personas con tal actitud han sido vomitadas de la Iglesia (separadas de Dios y del poder de Su Espíritu en sus vidas).

Sin embargo, en medio de la destrucción de esta apostasía de los últimos tiempos, Dios prometió despertar al 10% de una tercera parte del todo, para servir de testigo de lo que Dios estaba haciendo y de lo que la Iglesia dispersada haría durante la Era de Laodicea y durante el tiempo de Su testimonio final.

Ezequiel 5 ilustra acertadamente lo que sucedió a la Iglesia de Dios después de la apostasía.

“Una tercera parte de ti morirá de pestilencia, y de hambre será consumida en medio de ti; y una tercera parte caerá á espada alrededor de ti; y una tercera parte esparciré á todos los vientos, y tras ellos desenvainaré espada.” (Ezequiel 5:12).

La primera tercera parte que murió de peste y hambre se refiere a aquellos que simplemente desistieron de todo y abandonaran completamente la fe. Estos estaban enfermos y hambrientos espiritualmente y murieron (cayendo en un absoluto sueño espiritual). La otra tercera parte que cayó por la espada son aquellos que se apartaron de la verdad, de la Palabra de Dios, y por lo tanto fueron destruidos espiritualmente por la espada de dos filos de la Palabra de Dios, que los juzgó y los separó de cualquier acceso a Su Espíritu. Estos también cayeron inmediatamente en un completo sueño espiritual.

La última tercera parte se dispersó, formando con el tiempo más de 600 grupos y organizaciones diferentes. Sin embargo, el impacto de todos estos acontecimientos no llevó estas personas al arrepentimiento después de la apostasía y la misma espada fue enviada tras ellos, dejándoles a la deriva en una obstinada y más arraigada actitud espiritual de Laodicea. Estos también cayeron en un profundo sueño espiritual .

Los tres grupos regresaron al cautiverio espiritual de Egipto y se convirtieron una vez más en esclavos bajo el yugo espiritual. No obstante, en medio a todo eso, Dios prometió proteger a un remanente de este cautiverio, que tan rápidamente vino sobre la Iglesia. A pesar de que a este pequeño grupo se le prometió protección y se les dio la oportunidad de sobrevivir al cautiverio, estas personas también pasarían por sufrimientos y serian probadas para ver cuales de ellas seguirían firmes, como parte del remanente, hasta el regreso de Jesús Cristo.

“Tomarás también de allí unos pocos en número, y los atarás en la falda de tu manto.”(Ezequiel 5:3).

Dios dio Su protección especial y intervino en la vida de cada una de las personas a quien ha sido ofrecida la oportunidad de formar parte de este remanente.

El momento en que la oportunidad de sobrevivir al cautiverio ha sido ofrecida ha sido diferente para cada uno. Las personas han sido llamadas en momentos diferentes para salir de una de las tres formas del cautiverio que había venido sobre la Iglesia. La Iglesia comenzó a referirse a este proceso como ser despertado del sueño espiritual. No todos los que recibieron el llamado de Dios para despertarse respondieron a este llamado en espíritu y en verdad. Este proceso es muy parecido a cuando Dios llama a una persona por primera vez y le ofrece la maravillosa oportunidad de formar parte de Su Iglesia. La mayoría de las personas no dan oídos a este llamado y otros rechazan al llamado con el pasar del tiempo, incluso después de que hayan declarado haberlo aceptado.

“Y tomarás otra vez de ellos (aquellos a quienes ha sido ofrecida la oportunidad de formar parte del remanente), y los echarás en medio del fuego, (dificultades y probaciones); y en el fuego los quemarás (para ser probados) de allí saldrá el fuego a toda la casa de Israel (el remanente que queda de la Iglesia).” (Ezequiel 5:4).

Dios ofreció protección y supervivencia al cautiverio a un diezmo (10%) de la tercera parte de todos los que han sido llevados cautivos. Una vez puestos a prueba ni todos se aferraran a lo que Dios les ofreció. Aunque en aquel entonces la Iglesia no lo entendía, sabíamos que el remanente de la Iglesia seria formado por a la décima parte de un diezmo, o sea, 10% del 10% de una tercera parte. Entonces, ¿qué pasó con el restante 90% de todos aquellos a quien se les dio la oportunidad de formar parte de este remanente? Lo que les sucedió es exactamente lo que ocurrió en uno de los episodios de la vida de Cristo, en una ocasión en la que él sanó a diez leprosos (Lucas 17:11-19).

Los diez leprosos estaban enfermos, débiles y condenados al ostracismo por la sociedad. Eran cautivos de su condición en la vida. Sólo uno de ellos, un extranjero (no de Judá), un samaritano, tuvo un espíritu de humildad y de gratitud, para volver en adoración y agradecimiento por el hecho de que Cristo le hubiera sanado. Incluso en su estado de oprimidos, los otros nueve estaban llenos de orgullo y carecían de cualquier señal de gratitud por lo que Dios les había dado. El carácter fundamental del ser humano, incluso en las condiciones más miserables, es fuertemente orgulloso. Hasta mismo en el medio de la Iglesia, en el este tiempo del fin, esta es una de las grandes lecciones de la vida que se pueden aprender.

Las personas que formaban parte de la Iglesia de Dios en la Era de Laodicea estaban llenas de un espíritu de orgullo y de ingratitud por todo lo que Dios les había concedido. No podían ver la profundidad de las verdaderas riquezas que Dios les había dado, y en lugar de eso, se han adjudicado estas riquezas como siendo algo que hubiesen conseguido por su propio esfuerzo.

“Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu (verdadera) desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.” (Apocalipsis 3:17-18).

¿Quiénes eran este gran número de personas, de los cuales nueve de cada diez rechazaron la oferta de Dios para formar parte del remanente de Su Iglesia hasta el final? Esto es exactamente lo que sucedió con muchos de los que Dios ha llamado antes. Los que están en la Iglesia de Dios nunca han llegado a conocer estas personas, porque ellas rápidamente rechazaron lo que Dios les ofreció. También hay un gran número de personas que han contactado con la Iglesia de Dios (con el ministerio), pero nunca siguieron adelante, aceptando lo que Dios les ofrecía. Luego hay un tercer grupo de personas que han dado oídos al llamado de Dios, pasando a formar parte de la Iglesia de Dios, pero en un determinado momento se han alejado.

Por lo tanto la Iglesia no sabe a cuantas personas Dios ha despertado y cuantas de ellas han rechazado Su ofrecimiento para escapar del cautiverio. La gran mayoría rechazó rápidamente lo que Dios había puesto delante de ellos, porque su orgullo era demasiado grande para que pudiesen humillarse para poder formar parte de algo (el remanente) que ellos, en su percepción limitada, sólo podían ver como un grupo demasiado pequeño y, generalmente, ridiculizado.

Estos son los que no han sido humildes para poder aceptar el gobierno y la orientación de Dios a través de la nueva organización remanente. Y por eso han rechazado esta organización. Su rechazo les condujo al cautiverio en la Asiria espiritual. Ellos rechazaron lo que Dios les había ofrecido, ya que no aceptaron el gobierno de Su nueva Iglesia remanente, eligiendo a cambio un gobierno que les fuera más conveniente.

Otros que la Iglesia remanente no ha conocido en su comunión personal son aquellos que se arrepintieron de su actitud laodiceana, cuando Dios personalmente les ha revelado su condición. Ellos no han sido llamados por Dios a formar parte de la Iglesia remanente, pero han sido juzgados por separado, por aquello que les fue dado a conocer. Estos son los que ya eran mayores o estaban enfermos, de los cuales Dios no requería más que el arrepentimiento antes de morir, en los años que siguieron a la apostasía. La mayoría de ellos eran miembros antiguos de la Iglesia de Dios, que ya habían pasado por muchas probaciones y sufrimiento, antes de la apostasía.

Desde la apostasía también ha habido un gran número de personas que se unieron en comunión con la Iglesia remanente y en algún momento más tarde dieron la espalda a Dios. Ellos han venido y se han ido. La mayoría de ellos se convirtieron en enemigos del sufrimiento y de la muerte de Jesús Cristo. Para su propia vergüenza y amargura de espíritu, rechazaron su primer llamado (el espíritu erróneo de Laodicea) y luego rechazaron el llamado de Dios para despertarse y formar parte del remanente de Su Iglesia hasta el regreso de Jesús Cristo.

El engrandecimiento de esta verdad ha sido registrado como un gran testigo para todos los tiempos. Muchas lecciones serán extraídas de esta verdad y serán predicadas en los siglos venideros.

Verdad Nº 43
El remanente que Dios está despertando será formado por el 10% de la tercera parte de las personas que hacían parte de la Iglesia de Dios antes de la apostasía. Sin embargo, como se explica en la Verdad Nº 34, no todos aceptaron y dieron oídos al llamado de Dios para se despertar y salir del cautiverio. La profecía de Ezequiel 5 habla tanto de la dispersión física de Israel (en el Día del Eterno), como la dispersión del Israel espiritual (que ya ha ocurrido). Esta y otras profecías también hablan de un diezmo (10%) de un tercio, tanto físico como espiritual, que sobrevivirá como un remanente.

Es necesario que uno comprenda lo que sucedió a la Iglesia que se encuentra dispersa, para que pueda entender lo que va a pasar con las naciones dispersas de Israel, una vez que empiecen a experimentar gran tribulación y destrucción. Cuando eso ha ocurrido en la Iglesia en un plano espiritual, eso no significó que las personas han sido sacadas de donde estaban y trasladadas a otro sitio, siendo llevadas cautivas. Pero las personas han sido destrozadas espiritualmente y se dispersaron como resultado del colapso y del fracaso del gobierno que había estado liderándoles. Cuando el gobierno y los sistemas económicos de las naciones se derrumben, los pueblos serán destrozados, rotos y dispersados, sumiéndose en una situación de completo caos, sin la orientación y la seguridad de antes y sin el liderazgo de aquellos en quien habían confiado.

Con respeto a las profecías que hablan de un diezmo de una tercera parte, tanto del Israel físico como del Israel espiritual, que sobrevivirá como un remanente, hay que entender de esta promesa de Dios que esto es lo mínimo que Él promete. Sin embargo, en lo que se refiere a la Iglesia, como ya hemos abordado en la Verdad Nº 34, no todos aceptaron y recibieron la oportunidad que Dios les ofreció para sobrevivir y ser liberados del cautiverio. En lo tocante a la Iglesia, esto no tiene nada que ver con la promesa de Dios de introducir 63.000 de los miembros antiguos de la Iglesia de Dios Universal en el Milenio, ya que éstos no han sido llamados para estar plenamente comprometidos durante un período significativo de tiempo, en comunión, como testimonio del remanente al cual Dios ha despertado. Habrá un grupo mucho más grande que el remanente que será liberado de la cautividad de Egipto y Asiria – los 63.000 a quien esa liberación fue ofrecida.

La promesa de Dios al 10% de una tercera parte de la población de las naciones físicas de Israel es Su promesa mínima para ellos. Puede que ese número sea mayor o menor, pero todavía se cumplirá lo que Dios ha dicho. La cantidad definitiva depende de su propia respuesta. En el peor de los casos, como pasó con la Iglesia, Dios prometió que daría protección al 10% de una tercera parte que iba a supervivir a todo eso, pero el 90% de estas personas lo rechazó. Las personas en las naciones físicas de Israel tendrán la misma oportunidad ante ellas. No obstante, en lo que se refiere a estas naciones, Dios ha estado trabajando específicamente para llevarlas hasta el momento y condiciones más propicios para que su reacción al ofrecimiento de Dios pueda ser positiva. Puede que este número final sea más grande, pero pase lo que pase, la promesa de Dios es ofrecer liberación a como mínimo un 10% de una tercera parte.

Desde la apostasía la Iglesia ha estado pasando por una gran tribulación. Pero esta tribulación está a punto de terminar y la tribulación física está a punto de comenzar, en este último día del Eterno.