Ronald Weinland

El Último Tramo

Solo quedan tres meses para la Fiesta de los Tabernáculos de este año. Y antes de que nos demos cuenta, estaremos celebrando el Último Gran Día de la Fiesta. Cada año nosotros tenemos la bendición de poder celebrar la Fiesta de los Tabernáculos, pero según lo que sabemos, sólo una vez en la historia la Iglesia ha sido bendecida en poder observar un especial Año de Dedicación, como estamos haciendo ahora.

Estamos cerca del tramo final en este período de tiempo tan singular. En la presente entrada voy a comparar este año con una “carrera”, porque algunas de las lecciones que podemos aprender son similares, y estas lecciones nos pueden beneficiar mucho. Cuando uno se acerca al tramo final de una carrera, a menudo el cansancio empieza a vencer a uno; a tal punto que la batalla en la mente de uno se intensifica más. En una carrera la batalla es en un plano físico, pero tiene que ver con cómo la mente de uno reacciona. En este año único, nuestra batalla es una batalla espiritual, que tiene que ver con cómo nuestra mente reacciona a lo que estamos haciendo ahora y con cómo llegaremos al final de este año. Es en este punto en una carrera que uno hace elecciones que a menudo determinan el resultado final, el resto de la carrera. Y lo mismo pasa con este año especial que estamos observando.

En este tramo final de la carrera uno puede empezar a rendirse, a ceder, y a reducir la velocidad porque empieza a disminuir el esfuerzo que hace. Y mismo en este tramo algunos suelen desistir y abandonan la carrera. Y lo mismo pasa con el ayuno, cuando una persona simplemente deja de ayunar en algún momento del ayuno y decide ayunar en otro momento, o decide simplemente no ayunar. El ayuno puede ser comparado a una carrera, porque entonces la batalla contra uno mismo, contra la propia mente de uno, es de naturaleza muy similar.

Y está en manos de uno mismo, y de nadie más, decidir si empieza a rendirse, a ceder, o si pierde su enfoque y deja de luchar como debería, o no. En el tiempo que nos queda, en lugar de dejar que nuestra naturaleza humana comience a tomar el control porque dejamos de esforzarnos, ahora es el momento de luchar con aún más ahínco contra nuestra naturaleza humana. Y para lograr esto tenemos que ser verdaderamente humildes y tenemos que ayunar.

Es en este último tramo que una persona debe luchar más contra si misma, más que en cualquier otro tramo de la carrera. Este es el momento en que uno tiene que dar lo mejor de sí mismo, con más osadía y determinación, para poder terminar con éxito la carrera. Este es el momento más importante de todos en una carrera.

A menudo es en este momento en una carrera que empieza la verdadera batalla sobre cómo vamos a seguir durante el tiempo que nos resta. La distancia, o el tiempo que nos resta en este Año de Dedicación determinará nuestro éxito y el provecho espiritual que obtendremos de todo este año. ¡Lo más importante no es cómo comenzamos este año o cómo hemos luchado hasta ahora, pero sí cómo seguimos adelante y cómo terminamos lo que hemos empezado!

Este no es el momento de desistir, pero de seguir adelante hasta el final de este año, que puede ser un gran año espiritual para cada uno de nosotros. No es el momento para volvernos condescendientes con nosotros mismos, o para rendirnos al cansancio y volvernos tibios espiritualmente. Es más bien todo lo contrario, porque este es el momento para centrarnos aún más en crecer espiritualmente y en desarrollar una relación mucho más estrecha con Dios Todopoderoso, con Jesús Cristo y con los demás, en el tiempo que nos queda.

Esta entrada es corta, pero muy directa, y su contenido es muy importante. Este mensaje es de vital importancia para todos los miembros del Cuerpo en lo que se refiere a cómo cada uno de nosotros va a seguir adelante en este importante año, que es cuando termina el sexto ciclo de 1.260 días. Porque lo más importante en este sexto ciclo es la medición del Templo de Dios.