Ronald Weinland

EL TIEMPO DE DIOS

La Iglesia de Dios estuvo esperando por el regreso de Jesús Cristo en el 27 de mayo de 2012. Lo hicimos hasta el final del 26 de mayo. A medida que este día de Sabbat llegaba a su fin, Dios comenzó a revelarme que había algo más en el significado de este último día en el que nos encontramos. Este día literal fue el comienzo de un último día profético.

En un antiguo folleto de la Iglesia de Dios Universal, el Sr. Herbert W. Armstrong escribió el siguiente acerca de este día profético:
“Pero Dios está a punto de intervenir y hablar con este mundo rebelde y obstinado en el único lenguaje que el mundo dará oídos. ¡Dios ahora castigará a este mundo por su maldad! Como cualquier padre amoroso castiga a su hijo que no quiere dar oídos a la amonestación amable y cariñosa, Dios ahora irá castigar al mundo con plagas tan terribles que el mundo por fin se verá obligado a se arrepentir de sus malos caminos y buscar a Dios y Sus caminos, que conducen a la paz y a todo lo bueno. Dios va a impedir la auto aniquilación de la humanidad. Él salvará a este mundo mal de sí mismo. Y ese es el período que se nos avecina, que está descrito en más de 30 profecías diferentes a través del Antiguo e del Nuevo Testamentos: ¡El Día del Señor! Que nos conduce directamente a la Segunda Venida de Cristo, ¡para traernos por fin LA PAZ! “

Ese día profético, que no dura el mismo tiempo que un día físico de 24 horas, abarca un período de tiempo muy específico. El profeta Isaías habló de este día cuando describió los acontecimientos que tendrían lugar en el fin de los tiempos y el establecimiento del Reino de Dios para gobernar sobre la tierra. Él describe el Milenio y los eventos finales que lo preceden: “Porque el Señor celebra un día de venganza, un año de desagravio para defender la causa de Sión”. (Isaías 34:8, NVI)

Sí, el “Día del Señor” dura en realidad un año. El 27 de mayo de 2012, fue el comienzo del “Día del Señor”, cuando Jesús Cristo volverá al final del día de Pentecostés de 2013.

Sión es la Familia de Dios. Se trata de la Iglesia de Dios. Por 6.000 años el pueblo de Dios ha sido rechazado, ridiculizado y perseguido por el mundo. ¡Pero eso ha llegado a su fin! Dios ha comenzado a intervenir, y Él ahora ejecutará Su juicio sobre un mundo incrédulo. Este juicio comienza en la Iglesia y seguirá siendo ejecutado sobre el mundo entero.

A pesar de que yo ya tenga mencionado en un sermón reciente las otras traducciones de este versículo en Isaías 34:8, sería bueno mencionar nuevamente algunas de ellas aquí.

“Porque es día de venganza del Señor, año de retribución, por la causa de Sión” (Biblia de las Américas)

“Porque el SEÑOR ha determinado el día de su venganza: un año de arreglar cuentas a favor de Sion.” (La Palabra de Dios para Todos)

“Que es el día de la venganza del Señor, el año del desquite por la causa de Sión;” ( La Palabra, España)

“Ciertamente ha llegado el día de la venganza del Señor; ¡ha llegado el año de darles su merecido a los que pelean contra Sión!” (Reina Valera Contemporánea)

El “Día del Señor””causa” de la Iglesia de Dios. La Iglesia se dispersó después de la apostasía en diciembre de 1994. Ahora, será en ese momento cuando Dios intervendrá para revertir la dispersión y restaurar Su Iglesia una vez más. Sólo ha quedado un grupo muy pequeño a quien Dios ha guiado en medio de la dispersión. Dios preservó un remanente pequeño, que continuó como Su Iglesia, haciendo Su obra. Este remanente de la Iglesia de Dios, Sión espiritual, se encuentra ahora en este período de tiempo en el que Dios hará que Su pueblo “se mantenga firme” ante los ojos de los demás, porque Dios revelará todos los acontecimientos proféticos acerca de los cuales ellos (los de la Iglesia) han advertido y que están ahora a tener lugar.

Además, este “Día del Señor” no es sólo acerca de la Iglesia de Dios, pero también se trata de la intervención de Dios en este mundo para revertir el curso de 6.000 años de historia de la humanidad y llevar a la humanidad hacia una nueva era, bajo el reinado milenario de Jesús Cristo. Esto es lo que el profeta Isaías escribió sobre el ministerio de Jesús Cristo y su Segunda Venida para cumplir con estas palabras:

“El Espíritu del Señor omnipotente está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a sanar los corazones heridos, a proclamar liberación a los cautivos y libertad a los prisioneros, a pregonar el año del favor del Señor y el día de la venganza de nuestro Dios, a consolar a todos los que están de duelo…” (Isaías 61:1-2).

Este “día” es acerca de la Segunda Venida de Cristo y todo lo que precederá a ese evento culminando con su regreso, el día de Pentecostés de 2013. Estas palabras de Isaías se refieren al establecimiento del gobierno milenario de Cristo, pero la forma en que eso se lleva a cabo está descrita en muchas otras áreas de la Escritura. Como el Sr. Herbert W. Armstrong escribió acerca de este “Día del Señor”, este día “está descrito en más de 30 profecías diferentes”.

Una de esas profecías describe cómo Dios cambiará la actitud del hombre para que Dios pueda trabajar con él y le enseñar:
“¡Métete en la roca, y escóndete en el polvo ante el terror del Señor y el esplendor de su majestad! Los ojos del altivo serán humillados y la arrogancia humana será doblegada.
¡En aquel día sólo el Señor será exaltado! Un día vendrá el Señor Todopoderoso contra todos los orgullosos y arrogantes, contra todos los altaneros, para humillarlos”. (Isaías 2:10-12)

El propósito del “Día del Señor” es cambiar la actitud de la humanidad, y eso es lo que Dios está poniendo en marcha para poder lograr Su objetivo. Dios tratará con la actitud de aquellos en la Iglesia que se encuentra dispersa después de la apostasía, y también cambiará la actitud que existe hacia Él en este mundo. En un grado cada vez mayor, a medida que avanzamos en este período de tiempo, Dios hará que Su pueblo “permanezca firme”. Él hará con que Su verdad, Sus declaraciones proféticas, y Su Iglesia verdadera “permanezcan firmes” ante los ojos de este mundo .

El mensaje de Dios para el Fin de los tiempos 
Ya se han pasado casi tres semanas desde que entramos en el “Día del Señor”. La Iglesia de Dios se encuentra en un momento histórico en el tiempo. El 14 de diciembre de 2008 Dios comenzó Su obra del fin de los tiempos a través de Sus dos testigos. Al igual que con todos los que Dios ha enviado, estos dos han sido recibidos con gran desprecio, odio y fueron objetos de la burla de muchos.

En este siglo 21, las ocasiones para difundir odio y poner los otros en ridículo se han multiplicado mil veces más que en siglos pasados. La tecnología permite que las personas, a través de los medios impresos, la radio, la televisión y el uso desenfrenado de la Internet difamen la palabra de Dios para la humanidad y los mensajeros que la portan. Es ese espíritu y esa actitud, que se resisten a Dios, que Él va a poner de rodillas delante de Él.

En este tiempo del fin, Dios está poniendo al descubierto el desprecio, el odio y la soberbia que la humanidad ha mostrado hacia Él durante los últimos 6.000 años. El Eterno lo ha hecho con el fin de cumplir Su palabra con respecto a este “Día del Señor ” en que nos encontramos. Este es el “día” en el que Dios irá defender Su nombre, Su palabra, Su Iglesia y todos los que Le sirven.

Llegado a este punto, sería bueno repetir lo que fue dicho en un sermón más reciente. Debemos orar por aquellos que nos desprecian y que intentan ponernos en ridículo. Debemos perdonar y recordar que una vez ésta también fue nuestra actitud para con Dios y que Él nos ha perdonado. La expresión “por la gracia de Dios puedo estar aquí”, es una expresión que debemos siempre tener en mente. El Egipto espiritual es una fuerza poderosa en este mundo y la “buena noticia” que proclamamos es sobre la liberación de la esclavitud de Egipto, ¡cuando todos estarán en libertad y podrán disfrutar de la bendición de servir a Dios juntos, como UNO!

Este mundo necesita desesperadamente de la intervención de Dios para cambiar el rumbo destructivo de la naturaleza humana egoísta del hombre, que está tan lleno de orgullo y arrogancia hacia Dios. La humanidad está a punto de comenzar el proceso de completa auto-destrucción. Y lo logrará si Dios no interviene, enviando a Su Hijo para gobernar a la humanidad.

Como ya ha quedado claro en los sermones, la labor de los dos testigos de Dios terminó el 26 de mayo, una vez que los 1.260 días profetizados se habían completado. Sin embargo, su testimonio continúa en el “Día del Señor”. Estos dos continúan como profetas y apóstol haciendo el trabajo que Dios les ha ordenado en este período final. Lo que ellos representaban en estos 1.260 días está registrado en el libro 2008 – El Testigo Final de Dios. Ellos son el enfoque y la representación del mensaje de ese libro.

Los Siete Truenos descritos en ese libro retumbaron durante todo ese tiempo. Excepto el quinto trueno, que en realidad aún no ha comenzado a retumbar, pero está a punto de hacerlo. La Iglesia de Dios entiende que la Primera Trompeta sonó el 14 de diciembre de 2008, pero el impacto del toque de esa trompeta aún no ha golpeado totalmente la tierra.

Habíamos olvidado lo que el Sr. Herbert W. Armstrong escribió sobre el momento del cumplimiento de las Siete Trompetas del Apocalipsis. Dios le dio a entender que este período de tiempo duraría un año y que era lo que se conoce en las Escrituras como el “Día del Señor”. A pesar de que él, en aquellos tiempos, pensó que este “día profético” sería el último año de los últimos 3 años y medio, y no un tiempo que se seguiría a ese período, Dios le dio el entendimiento para saber que se trataba de un día que duraba verdaderamente un año, que es llamado el “Día del Señor”, y que corresponde al periodo del cumplimiento de las Siete Trompetas.

Siguiendo adelante
Hemos entrado en el tiempo final de la profecía, antes de que Jesús Cristo regrese. En los últimos años nos hemos visto a menudo acorralados, delante del Mar Rojo, y siempre que eso ha sucedido nuestra relación con Dios ha sido fortalecida, nos trayendo para más cerca de Dios. Y así, nos volvemos más profundamente humildes, porque clamamos a Dios que nos guíe en Su camino, ya que no nos podemos mover en ninguna dirección hasta que Él abra Su camino delante de nosotros. Eso es lo que significa tener fe.

Nuestras pruebas, luchas y batallas en la vida tiene un valor incalculable, ya que ayudan a moldear en nosotros el carácter justo de Dios, si nosotros simplemente nos rendimos al proceso. Estas cosas a veces pueden traer un gran dolor y estrés en la vida física, pero las lecciones aprendidas son inestimables. Y a menudo, a medida que pasamos por estas cosas y avanzamos, eso fortalece nuestra determinación, nos hace más fuertes espiritualmente, y nos une mucho más a la familia espiritual de Dios. ¿Qué precio se puede poner a tales experiencias que ayudan a transformar nuestras mentes hacia una mayor unidad y conformidad con Dios?

Todos hemos sufrido al entrar en esta etapa final del “Día del Señor”. No ha sido fácil cambiar la marcha y hacer un curva acentuada a la derecha con el fin de seguir a Dios en un nuevo “día”, que dura de Pentecostés a Pentecostés. Hemos compartido el dolor y el sufrimiento juntos, pero somos bendecidos en poder tomar la “carretera principal” y vivir el camino de Dios hacia todos los demás. Eso no tiene precio y es muy noble a los ojos de Dios. No tenemos tiempo para criticar a los demás, ni para tener una actitud negativa para con alguien que podría ser visto como la fuente de algunos de nuestro dolores, sino que hemos de practicar la manera de vivir de Dios, que es una de la misericordia, del perdón genuino y del amor hacia los demás.

Yo me he quedado profundamente conmovido al darme cuenta de dónde nos encontramos ahora, después de sólo tres cortas semanas en esta nueva fase. Yo he visto la Familia de Dios avanzar a pasos agigantados en la fe y sobre todo en el acercamiento los unos a los otros dentro de la Familia y en el profundo amor divino hacia los demás. Esto me recuerda lo que Pablo dijo a los Romanos:

“Porque tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables a la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.” (Romanos 8:18).

Este es el objetivo que todos nosotros nos esforzamos por alcanzar: crecer en la Familia de Dios hasta que podamos nacer en Elohim.

Mientras termino esta entrada, pienso en aquellos que yo anhelo ver libertos de la cautividad del Egipto espiritual. Pienso en los 63.000 que pronto serán traídos de vuelta a una comunión sincera en el Cuerpo de Cristo. Pienso en aquellas personas en nuestro entorno, nuestros amigos y nuestros enemigos, que serán traídos nuevamente a una comunión sincera con Dios. Entonces, en esta nueva era, que ya casi está aquí, podremos compartir de la verdadera paz y del amor de Dios.