Ronald Weinland

EL GRAN ÉXODO

Cuando usted lea esta entrada, los Días de los Panes sin Levadura ya habrán pasado. Todos los años, el pueblo de Dios se recuerda del primer gran Pésaj, cuando Dios sacó a Israel de la esclavitud de la antigua nación física de Egipto. En esta etapa final del tiempo del fin, el pueblo de Dios espera con impaciencia el próximo gran éxodo de Egipto, que tendrá un significado mucho más profundo que el primero.

El gran éxodo que pronto tendrá lugar será posible gracias a nuestro sacrificio del Pésaj, que viene para liberar todo el pueblo de Dios – todos los seres humanos que entonces aún estarán vivos – de la esclavitud espiritual de Egipto. Él también liberará a todas las personas de la cautividad espiritual de Asiria, una vez que todos los gobiernos del mundo han rechazado el gobierno de Dios para dirigirlos y guiarlos. En su lugar, estos gobiernos trabajan para mantener a su pueblo cautivo en su “propia creencia” en su propia manera “justa” de gobernar.

Es sabio parar y reflexionar sobre lo que ahora tenemos justo delante de nosotros. ¡Tiempos de gran angustia se acercan! Y esto es algo que vendrá sobre todos. Ahora es el momento de considerar seriamente esta realidad y tratar de estar mejor preparados para cuando llegue esa hora, ya que vendrá pronto.

Lo más importante en todo eso es que su vida esté en las manos de Dios, si es que usted, por su propia y consciente decisión, ha elegido entregar su vida a Dios. Todos aquellos a quienes Él ha llamado en este tiempo del fin, han sido llamados a vivir en la era milenaria quando Su gobierno reinará sobre todas las naciones de la tierra. La bendición de poder vivir en esa nueva era no es algo que Dios deba a nadie. Sin embargo, a aquellos a quienes Dios ha llamado, Él ha ofrecido esta impresionante liberación anticipadamente, si es que usted ha elegido recibirla. Si usted ha optado por recibir esto, entonces usted estará poniendo en practica lo que estos Días Sagrados enseñan. Usted estará se arrepintiendo de sus pecados y estará en este momento se esforzando para salir del pecado de Egipto espiritual. Trataremos este asunto más adelante en esta entrada, ya que hay realidades más concretas sobre estos Días Sagrados y que ahora debemos considerar con mayor profundidad, aunque algunos no serán capaces de entender lo que Dios dice.

Los Tiempos de Aflicción se Acercan Rápidamente
Sí, un tiempo de angustia está a punto de venir sobre la humanidad, de una manera masiva, a nivel mundial y en una escala que nunca antes, ni remotamente, se ha acercado a lo que está por venir. Ni siquiera el diluvio en los tiempos de Noé ha traído tanta aflicción. Por eso es necesario buscar la ayuda de Dios ahora, para poder estar lo mejor preparados posible para lo que está a punto de convertirse en una realidad. ¡Nadie va a escapar a eso! En el principio incluso el pueblo de Dios será tomado por gran aflicción. Sin embargo, nosotros no vivimos con miedo, sino que hemos de vencer esto, a través de la fe y la comprensión del plan y llamado de Dios. A pesar de que sepamos lo que se nos viene encima y creamos en ello, eso será una experiencia muy difícil, pero no hay que temer.

Aparte de la Iglesia de Dios, la confusión global que está profundamente arraigada en todos los sistemas religioso, gubernamental y económico – la Babilonia espiritual – ahora está luchando para mantenerse de pie. Satanás no quiere que su sistema llegue a su fin y está luchando para mantenerlo vivo. Pero este sistema está ahora destruyendo a si mismo. Todo lo que Satanás ha estado creando (la Babilonia espiritual) se vuelve rápidamente contra si mismo, en un estado de completa auto-destrucción. Los caminos humanos no funcionan, porque se basan en los caminos de Satanás, que tampoco funcionan.

Ahora nos encontramos en una etapa, en este tiempo del fin para la humanidad, donde algunos de los más grandes engaños y mentiras basados en el orgullo, están siendo propagados con el objetivo de despertar en millones de personas una falsa confianza y seguridad sobre la estabilidad económica de los gobiernos. Esto es más asiduamente propagado por aquellas naciones que tratan a los demás con gran orgullo y arrogancia.

Durante la semana pasada, este orgullo se ha manifestado abiertamente, cuando una falsa euforia se ha apoderado de muchos que creen en las noticias distorsionadas de que los mercados de acciones, de las materias primas, el sector del empleo, de la vivienda, y otros sectores de la economía están finalmente se recuperando. Sin embargo, la economía no está nada sana, pero sí gravemente enferma y aparentemente totalmente anestesiada.

En lugar de “paz y seguridad”, el mundo está ahora a punto de experimentar total pánico y colapso económico. Los problemas bancarios globales, divulgados en la última semana, han acaparado una vez más toda la atención, dado que Chipre tomó medidas drásticas e impopulares, en el intento de mantener su sistema a flote.

Un conocido economista describió el impacto que todo eso tiene en muchos países europeos, principalmente en el sector bancario, como una guerra nuclear en la industria bancaria. La repetición constante de estos enormes temblores sísmicos, que sacuden a lo largo de la gran falla en la cual se basan todas las economías mundiales, será un importante catalizador para una última guerra mundial.

El Gobierno de Dios
El pueblo de Dios a través del tiempo ha previsto y esperado este tiempo que tenemos ahora mismo delante de nosotros. Aquello en lo que la Iglesia se ha centrado a menudo en cada Fiesta de los Tabernáculos está ahora teniendo lugar. Sería bueno recordar algunas de las cosas que Dios ha registrado para nosotros.

“Acontecerá que al final de los tiempos será confirmado el monte (gobierno) de la casa de Jehová (el Reino de Dios) como cabeza de los montes (reinará sobre las naciones);será exaltado sobre los collados (las naciones más pequeñas) y correrán a él todas las naciones. Vendrán muchos pueblos y dirán: Venid, subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob. Él nos enseñará sus caminos y caminaremos por sus sendas. Porque de Sión saldrá la Ley y de Jerusalén la palabra de Jehová (la enseñanza de los caminos de la paz). Él juzgará entre las naciones y reprenderá a muchos pueblos. Convertirán sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación ni se adiestrarán más para la guerra.” (Isaías 2:2-4).

Estos versículos describen el reinado justo de Jesús Cristo como Rey de reyes sobre todas las naciones. ¡Es un tiempo increíble que ahora está muy cerca ser establecido! La humanidad finalmente comenzará a aprender los caminos de la paz y ya no se ensenará la guerra, como en los establecimientos militares, en el entretenimiento, los memoriales, etc., de hoy en día. Pero antes de que el Reino de Dios sea establecido en la tierra, todos tenemos que experimentar una última y terrible guerra. Es a través de esta guerra, que será de muy corta duración, que Dios comenzará a humillar a los hombres, antes que Él establezca Su reino sobre ellos.

“La altivez de la mirada del hombre será abatida; la soberbia humana será humillada. Sólo Jehová será exaltado en aquel día. Porque el día de Jehová de los ejércitos vendrá sobre todo soberbio y altivo, sobre todo lo arrogante, y será abatido.” (Isaías 2:11-12).

Después del regreso de Cristo en el día de Pentecostés, las personas comenzarán a ser preparadas para la gran celebración de su liberación de la esclavitud y el cautiverio. Cuando llegue el momento de esta celebración, la mayoría de ellas ya habrán empezado a comprender su gran liberación y la magnitud de este éxodo mundial, del cual han sido bendecidas en poder hacer parte. Esta celebración será para estas personas su primera observancia de uno de los Días Sagrados anuales de Dios – la Fiesta de las Trompetas. El foco de esta celebración, en esta gran fiesta, será demonstrar nuestra gratitud y regocijo ante Dios por la instauración de Jesús Cristo como el Mesías prometido, que sería el Rey de reyes.

“Acontecerá también en aquel día, (como resultado de lo que Dios hace en ese momento) que se tocará con gran trompeta, vendrán los que habían sido esparcidos en la tierra de Asiria (esclavos de los gobiernos de este mundo) y los que habían sido desterrados a Egipto, y adorarán a Jehová (que está) en el monte santo, en Jerusalén (en el gobierno que ha sido establecido desde Jerusalén).” (Isaías 27:13).

Dios, mediante Su poder y majestad, pondrá fin a todos los gobiernos del hombre y Él establecerá Su gobierno verdadero. Este será sin duda un éxodo muy impresionante cuando Él libere el ser humano de la esclavitud y del cautiverio del hombre.

La Instrucción de Nuestro Pésaj
Volvamos ahora a lo que hemos dicho antes sobre nuestro llamado y la oportunidad que tenemos de elegir si deseamos o no recibir la liberación de Dios en el Milenio. Esto no es algo que se le debe a nadie. Para aquellos a quienes Dios ha llamado antes y ofreció esta bendición y increíble oportunidad, la respuesta de “Sí, acepto” no es suficiente. Su liberación no depende solamente de una respuesta positiva o una simple aceptación. Ellos deben actuar (se esforzar), después de aceptar eso. Para Dios, no basta con sólo la expresión externa de esta aceptación.

Es fácil seguir las reglas de todo el ceremonial y participar en la comunión asistiendo a los servicios en los Sabbats de Dios. Uno puede equiparar erróneamente su vida en la Iglesia por dicha participación, que de hecho es requerida, y uno también puede creer que está “en” la Iglesia de Dios por lo mucho que sabe, estudia, ora, ayuna, o escucha los sermones. Claro que estas cosas ciertamente deben ser una parte importante de su vida en la Iglesia, pero lo que realmente determina su vida en la Iglesia de Dios no es simplemente seguir las reglas, pero lo que usted vive en la Iglesia.

Mediante el poder del Espíritu de Dios, yo sé que algunos pocos no serán capaces de entender lo que Dios nos está hablando aquí. Esto que ahora estamos planteando es la razón de su problema y ceguera. Afortunadamente, algunos otros, que desesperadamente necesitan esto, darán oídos a la advertencia de esta temporada del Pésaj para poner a si mismo a prueba (mirando sus actos y la forma en que viven) y activamente examinarse a sí mismos, y sin duda cada uno encontrará más áreas en sus vidas en las cuales deben arrepentirse y crecer.

Como he dicho anteriormente sobre aceptar la liberación de Dios: “Si usted ha optado por recibir esto, entonces usted estará poniendo en practica lo que estos Días Sagrados enseñan. Usted estará se arrepintiendo de sus pecados y estará en este momento se esforzando para salir del pecado de Egipto espiritual.”

La clave para entender lo que se está diciendo aquí está contenida en uno de los ejemplos a los cuales uno de nuestros evangelistas, Terry, se refiere en un sermón que él ha dado en el Sabbat antes del Pésaj. A eso de la mitad del sermón, él se refiere a una ocasión en que un fariseo, interprete de la ley, tratando de tender una trampa a Cristo, le preguntó:

“¿Cuál es el gran mandamiento de la ley? Jesús le respondió: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu vida, y con toda tu mente.” (Mateo 22:36-37).

¿Cómo puede uno cumplir tal cosa? Esta era una pregunta que fue hecha con la intensión de enredar a Cristo. Jesús puso a Dios en primer lugar, pero a seguir él pasó a incluir los relacionamientos humanos como parte de su respuesta. ¿Por qué Jesús simplemente no concluyó el asunto, una vez que ya había contestado cual era el gran mandamiento en lo tocante a cómo debemos expresar nuestro amor hacia Dios? La comprensión de su respuesta sobre cómo debemos amar a Dios es incompleta si no incluye el resto de lo que él dijo.

Hacer lo que hemos descrito como “seguir las reglas” de la religión es sólo una parte de cómo debemos obedecer a Dios y una parte de la forma en que vivimos nuestra vida cristiana. Pero la prueba real de nuestra conversión, transformación, y del amor hacia Dios se manifiesta principalmente en nuestra actitud hacia los demás y nuestros relacionamientos como consecuencia de esto.

El apóstol Juan recibió una percepción espiritual mucho más profunda de este asunto que cualquiera de los demás apóstoles. Sus escritos son completamente de naturaleza espiritual en lo tocante al tipo de amor (ágape), del cual Dios es la única fuente verdadera. Juan hizo declaraciones que incluso muchos en la Iglesia de Dios han tenido dificultades para entender. Un ejemplo de estas declaraciones es:

“Si alguien afirma: Yo amo a Dios, pero odia (del Griego: significa que no logra amar a su hermano) a su hermano, es un mentiroso…” (1 Juan 4:20).

Estas son palabras muy fuertes y no están dirigidas al mundo, sino a los que se supone que están “en” la Iglesia de Dios. Pero hay algo más en este versículo que llega al punto crucial de lo que se describe aquí. “… pues el que no ama a su hermano, a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios, a quien no ha visto? (el resto del mismo versículo)

Es fácil “seguir las reglas” de la religión, pero otra cosa muy diferente es amar activamente a los demás como Dios ordena. Si alguien deja de amar a los demás de la manera que Dios ordena que lo hagamos, entonces esta persona de hecho: “No ama a Dios”. Esa es la realidad y la verdad de la cuestión. Como Terry ha enseñado, necesitamos tener un relacionamiento ‘sin levadura’ con nuestro Padre. Si tenemos ‘fermentación’ en nuestro relacionamiento con los demás, entonces tenemos un relacionamiento ‘fermentado’ con nuestro Padre y, ¡necesitamos arrepentirnos urgentemente – pasar a pensar (y actuar) de manera diferente – y cambiar!

En su última noche de vida física – en la noche del Pésaj – Jesús Cristo reiteró este tema y la conexión inseparable de la expresión y práctica de nuestro amor a Dios (a quien no podemos ver literalmente) que se manifiesta en la expresión y práctica de nuestro amor hacia los demás (a quienes podemos ver literalmente y con quienes podemos tener interacción constante). En la vida dentro de la Iglesia esto es manifiesta (se revela) en primer lugar en los relacionamientos matrimoniales y en seguida en nuestro relacionamiento con los miembros de la Familia de Dios, en nuestra forma de pensar sobre ellos, lo que se refleja en la manera en que les tratamos y hablamos con ellos. Luego, claro está, esto abre camino hacia todos nuestros demás relacionamientos. Si nosotros no podemos amar continua y activamente a los que están más cerca de nosotros tampoco somos capaces de amar a Dios, y por lo tanto, dejamos de estar “en” el Cuerpo de Cristo. Sólo el arrepentimiento genuino de tal postura nos traerá de vuelta “en” la Iglesia.

En su última noche Cristo nos enseñó mucho acerca de cómo tener un relacionamiento correcto y verdadero de amor hacia Dios. Es nuestra elección si recibimos o no la liberación que Dios nos ofrece mediante la forma en que vivimos en (de Griego – significa habitar en, habitar, permanecer, continuar en) el Cuerpo de Cristo. Si no lo hacemos de esta manera, la respuesta de Dios a nosotros es clara:

“El que no permanece en mí es desechado y se seca, como las ramas que se recogen, se arrojan al fuego y se queman.” (Juan . 15:6).

Jesús entonces sigue, explicando la importancia de nuestra capacidad de amar a Dios, que es ejercida a través de nuestra forma de vivir hacia los demás:

“Si obedecéis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, así como yo he obedecido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.” ( Juan. 15:10).

Jesús Cristo es para nosotros el ejemplo perfecto de cómo debemos amar continuamente a los demás, porque él vive en el amor de Dios y expresa correctamente su amor hacia Dios.

En su enseñanza, Jesús Cristo sigue, explicando primero la importancia de este relacionamiento correcto para con Dios y después el relacionamiento que ahora podemos tener con él. Luego sigue engrandeciendo la propia conexión, que es inseparable, entre la forma en que tratamos a los demás y la forma en que realmente tratamos a Dios (si Le amamos o no):

“Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros como yo os he amado” (Juan. 15:12).

Dios realmente nos promete esta gran liberación, pero cabe a cada uno de nosotros aceptarla.