Ronald Weinland

4 AÑOS Y MEDIO EXTRAORDINARIOS – 1° PARTE

Esta nueva entrada será publicada en dos partes, ya que hay mucha información para ser dada en una sola entrada. Dios continúa revelando una mayor comprensión y claridad acerca de todo lo que hemos pasado en los últimos 4 años y medio en la Iglesia y en el mundo.

Estamos viviendo los más intensos tiempos proféticos de toda la historia de la humanidad, y el mundo es totalmente ajeno a lo que está pasando. Incluso el cuerpo disperso, después de la apostasía, está en profunda oscuridad en lo que se refiere a la realidad de lo que Dios está llevando a cabo en este momento.

Casi un tercio de la Biblia contiene profecías y la gran mayoría de estas profecías son para este tiempo del fin. Hemos estado viviendo el cumplimiento de estas profecías, y cuanto más nos acercamos al regreso de Jesús Cristo como el Mesías del mundo, más intensos se tornarán el cumplimiento de los eventos proféticos. Hemos aprendido, y seguimos aprendiendo, que mucho de lo que es profético para este tiempo del fin tiene que ver, en primer lugar, con la propia Iglesia de Dios. Estos eventos pasan completamente inadvertidos para el mundo. Sin embargo, los principales acontecimientos, que se producirán a seguir y tendrán lugar en el mundo, serán claramente vistos por todos. Ya hemos visto la mayor parte de lo que ha sido profetizado acerca de la Iglesia, y vamos a ver todo lo que ha sido profetizado acerca del mundo.

Como resultado de todo lo que hemos pasado en los últimos 4 años y medio, Dios está revelando más acerca de lo que hemos experimentado y por qué lo hemos experimentado. Hay más que debe ser entendido acerca de las profecías de Daniel y de la grandeza de los acontecimientos proféticos por los cuales acabamos de pasar. Para explicar mejor todo esto, esta entrada está dividida en dos partes. La mayor parte de esta entrada será el fondo y la base para la comprensión de lo que Dios nos está ahora revelando con más detalles, a medida que avanzamos, de Pentecostés a Pentecostés, hasta que Jesús Cristo regrese.

Aprendiendo de una experiencia personal:
Poco después de haber sido bautizado en la Iglesia de Dios, me mudé a Wichita, Kansas, durante unos meses, para que pudiera escapar de las malas influencias de mis antiguos amigos y de la vida de estudiante, “de fiesta en fiesta”, que había estado llevando en la universidad, hasta los 19 años. Después de ser bautizado, luego después del verano de 1969, volví a la universidad para comenzar mi último año. Pero cuando empecé de nuevo, rápidamente lo dejé, porque sabía que tenía que alejarme otra vez de aquel viejo y familiar entorno. Fue entonces cuando decidí cambiarme a otra ciudad de Kansas, encontrar un trabajo y no volver a la universidad hasta que fuera lo suficientemente fuerte como para dejar atrás a mi pasado.

Pronto encontré trabajo y un lugar donde vivir. Cada Sabbat acudía a los servicios en una congregación de la Iglesia de Dios Universal, que contaba con más de 500 personas. Eso en si, ha sido una experiencia increíble para mí, ya que había ido a la escuela secundaria en un pueblo de sólo 100 habitantes. Fue allí, en Wichita, que fui invitado a participar de un club de oratoria exclusivo, que el Sr. Herbert W. Armstrong había fundado para ofrecer a los hombres de la Iglesia la oportunidad de desarrollar el arte de hablar en público. El club había sido fundado según el modelo de otros clubes, como clubes de auto-perfeccionamiento y los clubes rotarios, pero fue adaptado a las necesidades especificas de la Iglesia de Dios en aquella época. Para conseguir el diploma del curso había que dar 12 intervenciones específicos. También habían muchas otras oportunidades de hablar, incluyendo la “Presentación Temática” sobre asuntos relacionados con actualidades en el mundo, la vida familiar, las Escrituras y la doctrina.

Este club de oratoria era algo muy intimidante para un joven lleno de orgullo en aquel entonces, sobre todo cuando estaba delante de otros 29 hombres, (30 era el máximo de un club) de todas las partes, a quien aún no conocía, y sabiendo que algunos de ellos tendrían la responsabilidad de criticar mis habilidades oratorias. La primera intervención era llamada de “romper el hielo”, y uno tenia que ponerse de pie en frente del grupo y contarles su vida en una intervención de siete minutos. Cuando llegó mi turno, yo estaba muy nervioso, petrificado, y asustado por la experiencia. Tenía la boca tan seca que a veces mi lengua se pegaba al paladar. Me las arreglé como pude. Sin embargo, una cosa que quedó gravada en mi mente era lo que sentía en ese momento acerca de lo que podría decir sobre mí mismo. No pensé que hubiese algo interesante, excepcional, o importante en mi vida, que mereciese la pena compartir con ellos. Todo lo contrario. Pensé que mi intervención les parecería bastante mediocre y aburrida.

Ahora, cuando miro hacia atrás y me recuerdo de esta experiencia, pienso que podría haberles contado mucho más y con más entusiasmo. Al vivir nuestra vida, nos parece que la mayor parte de lo que vivimos es muy normal y que no hay nada excepcional que pudiésemos compartir con otros, si tuviésemos la oportunidad de hacerlo. Sin embargo, a menudo no pensamos así al escuchar a otros y muchas veces hemos sido inspirados al oírles contar acerca de su llamado.

A medida que crecemos espiritualmente, llegamos a ver más plenamente la vidaextraordinaria que Dios nos ha bendecido en poder vivir, mediante Su llamado. Hemos llegado a comprender lo poco común que este tipo de experiencia ha sido en los últimos 6.000 años de la humanidad. Nos volvemos más entusiasmados al darnos cuenta de lo bendecidos que hemos sido en poder experimentar cómo Dios nos ha traído hasta donde estamos, en la transformación de nuestra mente, desde que fuimos llamados. A menudo nos maravillamos con toda la riqueza de conocimientos acerca de Dios y de Su plan, que Él nos ha dado, junto con el conocimiento y la sabiduría que hemos sido bendecidos en poder recibir. Podemos entonces ver, cada vez más, la miseria de este mundo, y la esclavitud en que se encuentra, en la ignorancia y en la confusión acerca de Dios.

El proceso de cómo cambiamos y crecemos en la fe, en el carácter, en la convicción, en la verdad, en más amor y cuidado para con los demás, juntamente con el conocimiento y la sabiduría que desarrollamos con el tiempo, no puede ser considerado como algo común y corriente, pero es algo que implica la extraordinaria experiencia de tener la propia vida del Dios Eterno Auto-Existente y de Su Hijo viviendo en nosotros. A veces podemos empezar a dar eso por sentado y ver eso como algo común, pero esa es una forma de pensar muy peligrosa. Eso ocurre cuando uno comienza a olvidar la grandeza de su llamado y de cómo Dios le ha mostrado Su verdad.

He mencionado todas estas cosas porque aún no comprendemos del todo la magnitud de lo que la Iglesia de Dios ha experimentado en los últimos 4 años y medio. Pero eso es exactamente lo que Dios ahora está revelando a nosotros. Ha sido difícil y a veces ha sido una gran lucha, especialmente en el último año y medio. No ha sido el propósito de Dios que eses 4 años y medio fueran fáciles, principalmente en tan corto período de tiempo, con el nivel de dificultad aumentando cada vez más, a medida que nos adentrábamos en este período. A través de un proceso muy acelerado, que ha sido condensado en un corto período de tiempo, y a través probaciones, refinación y cambios, la Iglesia de Dios ha alcanzado un nivel de aprendizaje, que ha tardado toda una vida para muchos otros en el pasado.

Todo por lo que pasamos en la Iglesia de Dios, una vez que somos llamados, o bien noshace fuertes, o bien nos destruye. Y esto depende de nuestras propias decisiones, que debemos tomar en respuesta al ofrecimiento de Dios para moldar algo verdaderamente grande dentro de nosotros. Hemos pasado por todo tipo de pruebas y intensos sufrimientos a lo largo de ese periodo de tiempo, pero esto es lo bonito y único en la Iglesia de Dios en este fin de los tiempos.

NUNCA ha habido un tiempo como éste para el pueblo de Dios. Sabemos muy bien que todo el pueblo de Dios ha tenido que pasar por gran tribulación para poder entrar en el Reino de Dios, pero estos últimos 4 años y medio han sido planeados con el propósito de servir como un testimonio único del gran poder de Dios para crear ELOHIM. Dios ha estado haciendo esto (la creación de ELOHIM) por 6.000 años con los 144.000, pero este período es un “testimonio único” de este proceso progresivo hasta ahora, de Su poder creador en Su pleito por Sión – en Su obra por la causa de Sión.

Así que, en los últimos 4 años y medio ¿ha pasado usted por experiencias que le han traído dudas, preguntas o miedo, con respecto a la forma en que Dios ha guiado su vida, a través de Su Iglesia?, y ¿que ha aprendido usted de todo esto? Estas son las cosas que, o bien han hecho las personas mucho más maduras espiritualmente o bien han traído la destrucción espiritual sobre ellas. Y todo esto es una cuestión de opciones individuales, personales.

La obra de Dios:
Al principio, cuando somos llamados por Dios, simplemente no comprendemos la magnitud y la importancia de ese singular llamado. A medida que nos desarrollamos espiritualmente, comenzamos a ver la importancia y la grandeza de ser llamado por el propio Eterno Dios. Entonces, podemos empezar a crecer cada vez más en gratitud y reconocimiento, a medida que vemos lo increíblemente bendecidos que en realidad somos. De la misma manera, llegaremos a comprender más profundamente lo que hemos experimentado en los últimos 4 años y medio, y la extraordinaria obra que Dios ha estado realizando en Su iglesia durante ese tiempo. En la presente entrada, sólo iremos empezar a ver un poco de este gran proceso, y mientras seguimos madurando, vamos a poder ver mucho más claramente lo grande y asombrosamente única que ha sido esta experiencia. Esto sucederá precisamente de la manera en que hemos podido llegar a comprender más profundamente la magnitud de nuestro llamado.

Entonces, ¿cómo podemos llegar a comprender más profundamente esta experiencia y su importancia en el plan de Dios, ahora, tan cerca del momento en que Su Hijo será ungido como Rey de reyes? ¡Dios nos lo dice! Él está compartiendo con nosotros lo que Él ha hecho, y esto aumenta nuestra capacidad de entender la emocionante experiencia que hemos vivido, en una fase muy significativa de la gran controversia de Dios sobre Sión.

Ocho meses antes:
Antes de comenzar a centrarnos en nuestra experiencia en los últimos 4 años y medio, y en las cosas que Dios quiere que veamos con mayor claridad acerca de Su obra en la Iglesia, vamos a retroceder un poco en el tiempo, hasta principios del mes de febrero del 2008. Fue entonces que el escenario hacia donde Dios nos estaba guiando empezó a ser montado. En aquel momento, habían cosas importantes que Dios estaba revelando que teníamos que aprender, pero estas cosas no nos han sido reveladas todas de golpe. ¿Por qué? Dios podría haberlo hecho, pero hay un propósito importante en el por qué Él no lo hizo. La manera en que Dios nos guía pone a prueba nuestra obediencia y fidelidad hacia Él.

Cuando nos acercábamos a febrero del 2008, la distribución del libro 2008- El Testigo Final de Dios estaba realmente empezando a aumentar. En aquel entonces, creíamos que Jesús Cristo iba a regresar en el otoño de 2011, en la Fiesta de las Trompetas. Sin embargo, en algunos sermones antes y después de esto, he dicho que todavía había un período de seis a nueve meses relacionados con el orden de los acontecimientos que aún no estaba del todo claro – todavía había algo que faltaba. Aunque esto ya me había sido dado a conocer, yo seguía sin entender lo que significaba.

Entonces, a partir del día de Pentecostés del 2008, Dios comenzó a revelar más. Todo el orden de los acontecimientos estaba a punto de cambiar porque Dios comenzó a revelar que el momento para la ofrenda de los dos panes mecidos tenia la misma importancia que el momento para la ofrenda de la Gavilla Mecida, que Jesús Cristo cumplió a la perfección, de acuerdo con el tiempo de Dios.

Quedó claro para mi que la importancia de este conocimiento y el cambio que eso traería en nuestra comprensión del orden de los acontecimientos deberían ser abordados en el sermón que se daría en la Fiesta de las Trompetas de aquel año. Esto fue algo muy emocionante, ya que todo lo que antes no se encajaba en el orden de los acontecimientos y en importantes fechas específicas, ahora se encajaba perfectamente. Abordaremos eso con más detalles al centrarnos en los 1.335 días de Daniel.

Incluso mucho antes de que entrásemos en los 3 años y medio de testimonio, este cambio de fechas estaba causando un gran revuelo, cuestionamiento y gran duda en la mente de muchos en la Iglesia de Dios. Así que Dios ha sido misericordioso para con nosotros y nos reveló importantes lecciones que necesitábamos aprender en aquel momento, antes de que entrásemos en el periodo del “último testimonio”. En Su misericordia, Dios me reveló que era de suma importancia que el sermón que había sido preparado para la Fiesta de las Trompetas fuese dado a principios de junio. Ese sermón fue dado antes, juntamente con la reprensión de Dios con respecto a tales actitudes de duda y resistencia acerca de cómo Él estaba guiando Su Iglesia. Dios reveló que si aquel sermón no hubiese sido dado antes, muchos no hubieron sobrevivido espiritualmente hasta la Fiesta de las Trompetas. Pero Dios estaba preparando a la Iglesia para el importante período de tiempo, en el que ella estaba a punto de entrar.

Por lo tanto, en aquel sermón Dios reveló que Cristo no iba a regresar en una Fiesta de las Trompetas, pero en un Día de Pentecostés. Eso fue un momento crucial para el plan de Dios en lo que se refiere al cumplimiento de la ofrenda de los panes mecidos, que son ofrecidos ante Dios, representando Su aceptación de los 144.000. Esto tiene la misma importancia que la aceptación de la ofrenda de la Gavilla Mecida durante los Días de los Panes sin Levadura, cumplida por Jesús Cristo. Entonces cambiamos las fechas en nuestra comprensión anterior del orden de los acontecimientos tan pronto como Dios nos reveló la verdad sobre el regreso de Cristo en un día de Pentecostés. Como resultado de este entendimiento el comienzo de los 3 años y medio de testimonio fue retrasado por casi 8 meses, hacia finales del 2008 en lugar de a comienzos de 2008.

Desde el 2 de febrero del 2008, creíamos que los 1.335 días de la profecía de Daniel habían empezado. A medida que seguimos adelante, puede que algunos de ustedes se queden un poco perdidos con todas las fechas que estoy mencionando, pero las fechas no son tan importantes si comparadas con el “panorama general” (el imagen completo), mostrado por toda esta historia y con lo que podemos y vamos aprender de ella.

Dos maneras que Dios ha usado para guiar Su Iglesia:
Mientras sigo explicando nuestra historia reciente, hay algo verdaderamente importante que tengo que compartir con ustedes, algo sobre este proceso que sólo en los últimos días he llegado a comprender más profundamente. Se trata de las dos maneras en que Dios ha estado trabajando a través de mí. Cuanto más usted puedaentender cómo Dios ha estado trabajando para revelar la profecía y cómo Dios ha estado enseñando a Su Iglesia, más apreciará la manera en que Dios nos ha estado guiando.

Cuando pasábamos por los 3 años y medio de testimonio, las cosas no estaban sucediendo como esperábamos para este periodo de tiempo. En un determinado momento durante este tiempo, yo compartí mi convicción personal sobre el asunto. Hice esto debido a que esta predicción no se materializaba y debido al hecho de que no podíamos ver todavía la manifestación física de los acontecimientos de la Segunda Trompeta. Habían muchas personas ajenas a la Iglesia que estaban tratando de encontrar fallos y errores en lo que la Iglesia de Dios estaba enseñando. Estas personas también ridiculizaban el hecho de que los acontecimientos de las trompetas no estaban teniendo lugar. Entonces, yo dije que si todo no sucediera tal y cómo estaba escrito en el libro, que yo reconocería que no era un profeta y que me humillaría ante el trono de misericordia de Dios, en arrepentimiento, suplicando por Su ayuda y orientación. No obstante, yo creía que lo que estaba escrito en el libro ha sido dado por Dios. Y yo no consideraba el “si” como una opción realista.

Algún tiempo después, llegué a una convicción más profunda con respecto a mi relación con Dios y con Cristo, y compartí esto con la Iglesia. Mismo si yo no fuera un profeta, lo que yo todavía plenamente creía que era, yo, sin duda, era un apóstol. La evidencia de esto se encuentra en todas las verdades que Dios había dado a la Iglesia a través de mí. Dios me estaba confirmando en mi papel y reafirmando la comisión que Él me había dado. Dios me reveló y me convenció aún más profundamente que yo no era solamente un profeta, pero más importante que eso, yo era un apóstol para Su Iglesia del tiempo del fin.

Como resultado de lo sucedido y del poder convincente de Dios, Él me ha llevado a comprender con mayor claridad cómo Él ha estado trabajando en mi vida y a través de mí. La manera en que Dios obra por medio de un profeta y por medio de un apóstol es diferente. Sus tareas y función no son las mismas. El único con quien me puedo comparar es el apóstol Juan. Juan ha sido primeramente un apóstol. Más tarde en su vida, Dios lo usó como un profeta, por medio del cual Él inspiró el libro del Apocalipsis. Juan vio claramente la diferencia entre estas dos funciones a través de lo que él experimentó. Él sabía desde el principio que había sido llamado para ser un apóstol.

Esto no se parece en nada con mi experiencia. Antes de que todo eso sucediera, yo nunca había considerado a mí mismo, ni remotamente, como un apóstol. Eso es algo que nunca pasó por mi mente. Consideraría algo así una horrible presunción. Incluso cuando llegó el momento de escribir el primer libro, cuando Dios me estaba revelando que debía declarar que era Su profeta para el tiempo del fin, yo me resistí todo lo que pude y no han sido pocos mis argumentos con Dios sobre eso.

Sin embargo, desde el momento en que Dios ha restablecido Su Iglesia remanente, en el Día de Pentecostés de 1998, Él me ha estado usando como Su apóstol para la Iglesia. No obstante, Él mantuvo mis ojos cerrados para este hecho casi hasta el fin del periodo de 3 años y medio de testimonio. Fue entonces que yo lo dije a la Iglesia, porque esto se puso de manifiesto por medio de todas las verdades que Dios ya había dado a través de mí. Yo empecé viendo primero que yo era un profeta, cuando en realidad yo ya era un apóstol mucho antes de eso.

La razón por la que menciono todo esto es porque yo actúo de maneras diferentes, dependiendo del papel que Dios me ha dado para desempeñar en un determinado momento. La función y el trabajo de cada uno, profeta y apóstol, son diferentes. Esto es algo que yo solamente ahora he llegado a ver y entender claramente. Es algo que Dios tiene que dar para que uno lo pueda entender, y Él lo está haciendo ahora.

Aunque yo tenga escrito el libro 2008 – El Testigo Final de Dios, no he comprendido todo lo que está escrito. Dios me inspiró a escribir sobre los eventos proféticos. Pero al igual que muchos de los profetas, yo no he entendido todo lo que Él me ha dado. En el tiempo de Dios y de acuerdo con el propósito que Él está llevando a cabo, se revelará cada vez más acerca de los eventos proféticos sobres los cuales Él me ha inspirado a escribir.

Es por esta razón que yo ni siempre sé o entiendo todo lo que Dios me da, que es profético. Entonces, como apóstol y ministro, he enseñado sobre estas cosas que Dios ha revelado a través de mí como profeta. El trabajo de un profeta (su función) no es como el de un apóstol. Un profeta simplemente escribe o habla lo que Dios le ha dado, y él no explica o entra en detalles sobre eso. Pero un apóstol enseña y explica la verdad, la doctrina y la profecía para la Iglesia.

El Sr. Herbert W. Armstrong ensenó sobre la verdad concerniente a la profecía acerca de las naciones modernas de Israel, cuando Dios le dio el conocimiento de quiénes eran estas naciones. Dios le dio la “Llave de David” (Apocalipsis 3:7), que tenia que ver con la identidad de estas naciones y la identidad de la monarquía, que desciende del Rey David y sigue existiendo hasta los días de hoy, y que ejerce alguna autoridad sobre la tribu de Efraín (Reino Unido). Muchas de las enseñanzas que han sido dadas durante la Era de Filadelfia, sobre los eventos proféticos del tiempo del fin, se centran en el conocimiento de la identidad de las naciones modernas de Israel. Esas enseñanzas se basan en lo que se conocía hasta aquel momento en el tiempo, en la “presente verdad” que el Sr. Armstrong tenía.

Pablo, el apóstol de Dios, conocía las profecías y la promesa del regreso de Jesús Cristo como el Mesías y habló en el contexto como si eso fuese ocurrir en la época que él vivía. Sin embargo, más tarde, Dios le reveló que eso sólo tendría lugar más adelante en el futuro.

Esto nos ayuda a comprender mejor cómo Dios ha estado trabajando en Su Iglesia. Hay personas que se han puesto muy contentas con lo que ellas creen que es la prueba de que yo no soy un profeta (con base en algunas cosas que he mencionado en los sermones). Sin embargo, estas personas no entienden el trabajo y la función de un profeta o de un apóstol. Francamente, estas mismas personas me rechazarían de cualquier modo como ambos, mismo sin la supuesta “prueba”. Obviamente, no importa lo que los otros piensan o creen en todo eso. Lo que de verdad importa es que el pueblo de Dios sepa y entienda las diferencias. Esta comprensión conduce a un mejor entendimiento y apreciación de la manera en que Dios está obrando en Su Iglesia.

Volviendo a febrero del 2008:
En el primer Sabbat del mes de febrero del 2008, he dado un sermón intitulado “Los 144.000 están sellados“. Este sermón ha sido dado con base en lo que Dios me había revelado sobre el orden de los acontecimientos en la profecía de Daniel, sobre los 1.335 días. Incluso ahora, Dios está revelando más cosas que aún no sabíamos sobre eso. Las cosas que me fueron dadas a conocer en aquel entonces, y las cosas que ahora me están siendo reveladas con más detalles, me han sido reveladas en calidad de profeta de Dios.

Sin embargo, el sermón que di en ese día, lo he dado en calidad de apóstol. Estoy señalando estas diferencias para que usted pueda llegar a ver más claramente cómoDios ha estado guiando Su Iglesia y por qué Él ha permitido que sacásemos conclusiones que no eran del todo correctas – principalmente en lo que se refiere al orden de los acontecimientos. Ha sido el propósito de Dios que el apóstol Pablo creyese que Jesús Cristo regresaría mientras él aún viviera. Por cierto, ¿qué cree usted que ha sido el propósito de Dios en todo eso?

El tema del sermón que he dado ha sido el sellamiento de los 144.000. Este sermón ha sido basado en lo que Dios había revelado entonces sobre el significado de los 1.335 días en la profecía de Daniel. Esta revelación me ha sido dada en calidad de profeta. ¡Es así de sencillo! Fue esta revelación sobre el significado de los 1.335 días que reveló el sellamiento de los 144.000 en el libro de Apocalipsis.

Sin embargo, lo que yo he dicho (mi predicación) y la enseñanza que he dado en el sermón, lo he hecho en calidad de apóstol. Como apóstol, he dado el sermón con base en lo que me fue dado proféticamente, acerca del significado de la profecía de los 1.335 días y con base en la “presente verdad” que teníamos en aquel momento. Y esta presente verdad era que Jesús Cristo volvería en una Fiesta de las Trompetas. Otra presente verdad que Dios había revelado era que Su último testimonio iba a comenzar en el 2008, algo que me ha sido revelado como un simple hecho, en mi función de profeta.

Hay algunas afirmaciones directas que hice en ese sermón, en calidad de apóstol, que no son correctas – no para el 2 febrero de 2008. He dicho: “Esto se da únicamente por la revelación y por ningún otro medio. Permítanme decir esto de otra manera. Esto se da por revelación profética y por ningún otro medio”.

De hecho, lo que me fue revelado en relación a los 1.335 días de Daniel sobre el sellamiento de los 144.000 fue una revelación profética dada a un profeta. Ha sido un simple hecho. Sin embargo, como apóstol, mi responsabilidad era la de predicar sobre esto, y lo hice con base en el conocimiento que teníamos en la Iglesia en aquel momento en el tiempo – la presente verdad. La revelación de que los 1.335 días de Daniel tenia que ver con el sellamiento de los 144.000 me había sido dada en el viernes por la noche, poco antes de dar el sermón el día siguiente. Mi conclusión se basó en la creencia de que Cristo regresaría en la Fiesta de las Trompetas del 2011 y en el hecho (proféticamente revelado) que 2008 era el año en que el último testimonio de Dios comenzaría. Pero mi conclusión era equivocada.

Este ejemplo está siendo dado para demostrar el propósito que hay en el proceso que Dios usa para guiar a Su pueblo y que también hay diferentes medios por los cuales Él lo hace.

Fe y Juicio Justo:
Dios no nos da toda la verdad de golpe, y de todos modos nosotros tampoco tendríamos la capacidad de recibirla de una vez. Nosotros siempre estaremos creciendo en eso. Por 6.000 años, Dios ha estado revelando la verdad a la humanidad, de forma progresiva, A MEDIDA que Su plan se desarrolla. Esto es algo que hemos visto a menudo en los últimos años y que debería estar profundamente arraigado en nosotros. Esto, en sí mismo, es una verdad importante, que ayuda a aguzar un justo juicio en nosotros y trabaja para generar una fe más fuerte.

Siempre somos juzgados por lo que vemos – por lo que sabemos y por lo que entendemos- en ese momento. Abraham y Sara fueron juzgados por lo que Dios les había dado a conocer hasta aquel momento en el tiempo, en el desarrollo del plan de Dios. No tenían las enseñanzas que Cristo dio a sus discípulos y tampoco tenían lo que ha sido añadido más tarde, cuando Dios reveló aún más, a través de los primeros apóstoles y que fue registrado en el Nuevo Testamento. No tenían lo que está escrito en los libros de los Reyes, ni en los Salmos y Proverbios y tampoco lo que los profetas escribieron.

Abraham y Sara fueron juzgados en primer lugar por el deseo y la voluntad de vivir de acuerdo con un “modo de vida básico”, que está fundamentado en dos formas de relacionamientos básicos en la vida: el amor hacia Dios y el amor al prójimo. Ellos buscaban vivir por las leyes que Dios les había dado sobre cómo amar a ambos. Esta es la parte más importante de la vida espiritual. Si las leyes de Dios acerca de cómo tener una buena relación con los demás y con Él no son lo que regula nuestro comportamiento, entonces todo el conocimiento, la comprensión y la revelación profética que Dios pueda darnos no tienen sentido ni propósito. (1 Corintios 13) .

Aunque Abraham y Sara no tenían ni la más mínima fracción de toda la vastedad del conocimiento y la comprensión del gran plan y propósito de Dios para la humanidad que tenemos a nuestra disposición hoy en día, ellos van a ser muy grandes en el Reino de Dios. El simple conocimiento de este hecho debería llevarnos a examinar cómo vivimos y cómo tratamos a nuestros semejantes.

El deseo de Dios en nosotros es transformar nuestras mentes para que podamos llegar a ser ELOHIM. Él desea moldear un justo juicio en nuestro pensamiento – nuestra mente, nos capacitando cada vez más formular conclusiones correctas y tomar decisiones justas. Decisiones correctas provienen de fundamentar nuestro juicio, sobre lo que sea en la vida, en la verdad revelada por Dios en ese momento en el tiempo. Así, Dios nos pone a prueba a través de la manera en que Él nos guía y a través de lo que Él nos ha revelado hasta un determinado momento en el tiempo.

Hay diversos ejemplos de esto en la Iglesia primitiva. Un ejemplo importante de entonces, que para algunos ha sido difícil de tragar, fue la revelación de Dios de que el evangelio debería ser predicado a los gentiles. Esto era algo nuevo y requirió un gran cambio en la forma de pensar de la mayoría de las personas en la Iglesia. Esto puso a la Iglesia a prueba, para ver si todos seguirán por el camino que Dios les estaba guiando. La respuesta de cada persona determinaría si tenía la capacidad de juzgar las diversas situaciones de una manera justa en lo que se refiere a los gentiles – de acuerdo con esa nueva verdad que Dios les había revelado.

Hoy día, este ejemplo se puede comparar a lo que Dios ha revelado a Su Iglesia sobre la verdadera libertad que está siendo restaurada en lo tocante a las mujeres, liberándolas de la clase de esclavitud, bajo la cual han estado en el mundo, durante los últimos 6.000 años. En la Iglesia, ahora y en el Milenio que viene, las mujeres no son ciudadanos de segunda clase, que pueden ser tratadas como inferiores por los hombres o vistas como sus subordinadas. Tal sometimiento sólo ocurriría si se tratara de un plano espiritual, cuando surja la necesidad de ejercer la jerarquía del gobierno de Dios. De la misma manera, habrán mujeres que a lo mejor puedan necesitar ejercer la jerarquía del gobierno de Dios hacia el hombre, que a su vez debe estar en sujeción a Dios, en tal caso. En la Iglesia, ahora y en el futuro, Dios está eliminando esta “maldición”, que vino como consecuencia de los pecados de Adán y Eva.

Algunos en la Iglesia todavía siguen luchando contra esto y todavía están siendo probados a través de esto, a pesar de que ya hace más de dos años que esta verdad fue revelada a la Iglesia. Esto tiene mucho que ver con cómo los esposos a veces “piensan” que pueden tratar a una mujer, de manera autoritaria, como si estuvieran sujetas a tales exigencias. O hablarles en tono de comando, cuando no tienen ningún derecho a hacerlo. No es que sólo no tienen ningún derecho a hacerlo, pero es que eso también es pecado. Incluso unos pocos (muy pocos) hombres en el ministerio de Dios están siendo probados en esta nueva y “presente verdad”, en la forma en que están respondiendo a una mujer, que está por encima de ellos en la jerarquía del gobierno de Dios en la Iglesia. En algunos casos, hay más de una mujer por encima de ellos, como una cuestión de jerarquía del gobierno espiritual de Dios. La mujer con quien algunos están teniendo dificultades es un profeta ordenado por Dios, como Deborah también era un profeta. Estas personas tienen que luchar esta batalla (si esto es una batalla para ellas), al igual que algunos en la Iglesia primitiva tuvieron que luchar contra su mentalidad erróneo acerca de los gentiles. Una persona debe cambiar su forma de pensar a medida que Dios revela más verdad a ella, para llegar a una mayor unidad y conformidad con Él. Estos cambios de la nueva revelación de la verdad a menudo ponen a prueba nuestra fidelidad a Dios y nuestro deseo de seguirle adondequiera, como Él lo quiera y cuando Él lo quiera.

Así, a medida que Dios revela más a nosotros, tenemos que cambiar nuestra forma de pensar, si queremos juzgar los asuntos que realmente importan en la vida de una forma justa, de acuerdo con las formas, las normas, las verdades y la justicia de la Palabra de Dios. No podemos servir a Dios si nos basamos en nuestra propia capacidad para discernir el bien y el mal, la justicia y la injusticia, la verdad y el error. Después de todo, ese ha sido el problema de la humanidad desde el principio.

[La segunda parte de “4 años y medio extraordinarios” será publicada la semana que viene.]