Ronald Weinland

UN AYUNO IMPORTANTE

Este es un mensaje especial y muy importante, y también es una cuestión urgente. Hacemos aquí un paréntesis en la actual serie de entradas sobre el tema de la familia, del cual continuaremos tratando en la próxima entrada.

Laura y yo, como los líderes físicos de la Iglesia de Dios hoy, bajo la autoridad de Jesús Cristo, yo como apóstol y Laura como profeta de Dios, estamos convocando un importante ayuno en la Iglesia de Dios para el próximo 24 de agosto. Ese es el día del Sabbat semanal, y les pedimos que hagan una parte del ayuno (o todo el ayuno) durante este día.

Este mensaje es un mensaje específico, tanto para el ministerio como para todos los miembros de la Iglesia de Dios.

Ya hace algún tiempo que creo que necesitamos un ayuno de toda la Iglesia, y Dios nos está guiando para que lo hagamos. Pero aún no tenia claro ni cuándo hacerlo ni el tema del ayuno. Eso es algo interesante, por que en este medio tiempo he recibido algunas cartas e informes de los ministros, en los que ellos mencionan claramente su preocupación sobre algunos de los temas que abordaremos aquí.

No estamos convocando un ayuno de toda la Iglesia como un capricho mío, y el momento oportuno para hacerlo no es una cuestión de convicción personal. Eso es antes una cuestión de la inspiración y la dirección de nuestro Sumo Sacerdote, Jesús Cristo.

Esta entrada va a ser franca y directa, ya que estamos siendo guiados a “examinarnos” espiritualmente a nosotros mismos, como a menudo somos amonestados a hacer antes del Pésaj. Hemos ayunado muchas veces como Iglesia de Dios, y todas las veces lo hemos hecho por un asunto especifico, y siempre hemos seguido las directrices para el ayuno que se encuentran en Isaías 58. Ciertamente esas directrices también serán seguidas en este ayuno, pero el motivo de este ayuno es algo muy serio – el más serio que jamás hemos sido guiados a enfocar.

Una limpieza definitiva en la Iglesia de Dios
Isaías 58 dice que debemos examinarnos a nosotros mismos, en espíritu y en verdad, ante Dios – con humildad, honestidad y el deseo profundo y genuino de ver claramente nuestra verdadera condición espiritual. Enseguida, debemos esforzarnos para cambiar lo que nos es revelado, que no está en completa conformidad y unidad con Dios. Es solamente cuando somos capaces de “ver” claramente que es lo que debemos cambiar en nuestra vida, que podemos buscar el arrepentimiento y la ayuda que necesitamos para tener nuestra mente transformada, y para verdaderamente poder crecer en mayor unidad con Dios.

Sin embargo, lo que pasa a menudo en la Iglesia, sobre todo después de una gran (y larga) batalla, es que uno hace una pausa espiritual, y quiere descansar de la lucha y del constante esfuerzo de la guerra que tenemos ante nosotros. Sin embargo, somos exhortados a llevar “siempre” toda la armadura de Dios, para que podamos estar siempre listos para la lucha. No podemos darnos el lujo de descansar hasta que realmente hayamos entrado en el verdadero descanso de Dios en Su Reino – transformados en ELOHIM. Si retrocedemos y tomamos un descanso, no vamos a encontrar el verdadero descanso espiritual que Dios quiere darnos. Así que, lo que a menudo ocurre en tales casos, es que una persona comienza a “flaquear” y luego puede volver fácilmente a los viejos malos hábitos o incluso adoptar nuevos malos hábitos. Esto es algo que ya está pasando en la vida de unos pocos desde Pentecostés. Con todo, estamos siendo totalmente y completamente purificados como un Cuerpo, y en toda la Iglesia debemos estar en una aún mayor unidad y conformidad con Dios.

Dicho eso, ahora voy a decirles lo que Dios está me revelando claramente, y luego voy a darles algunos ejemplos de las cosas que deben ser examinadas más de cerca, si usted desea de veras seguir en la búsqueda del crecimiento espiritual, para estar cada vez más en armonía con Dios, y seguir adelante, en el Milenio.

Jesús Cristo está trabajando para purificar su Iglesia, preparándola así para la siguiente fase de la obra de Dios, que bien puede ser la fase final (eso es algo que todavía no ha sido revelado). Como abordado en la serie de entradas “4 años y medio extraordinarios”, la Iglesia de Dios ha pasado por un importante período de juicio. Justo antes de que ese específico período de tiempo terminara, unos cuantos ya habían sido juzgados y apartados de la gracia de Dios, de Su Espíritu y de la comunión con Dios. La mayoría de esas personas formaban parte del ministerio de la Iglesia. Ellos no han decidido abandonar todo “de repente” (como insinúan y hasta mismo lo creen ), pero ha sido Dios quien les apartó de la Iglesia. Debido a sus malas actitudes y un espíritu crítico hacia el gobierno de Dios (lo que es rebelión), los celos hacia los demás, y la falta de arrepentimiento de sus pecados, Dios les quitó Su favor espiritual (Su ayuda y gracia). Cuando Dios hace tal juicio, una persona empieza a confiar en su propio razonamiento (su propia manera de pensar sobre Dios y sobre la verdad) porque el Espíritu de Dios ya no está “en” ella, y tampoco la está guiando.

En los últimos meses, Dios ha apartado algunas personas de Su ministerio y de Su Iglesia, pero a algunos, misericordiosamente, les ha sido dado más tiempo, antes de que el juicio de Dios sobre ellos sea establecido y ellos sean completamente apartados. Esto nos trae a este período de ayuno, ya que este es el marcador de tiempo para el juicio de Dios sobre algunos, para ver si van a arrepentirse y cambiar, o no. La Iglesia de Dios está siendo purificada, ahora que nos aproximamos de las Fiestas Sagradas de otoño(*).

Todos y cada uno de nosotros debemos buscar la ayuda de Dios para estar en mayor unidad con Él y con Su Hijo. Ahora, todos debemos examinarnos a fondo a nosotros mismos. Estar en mayor unidad, significa un arrepentimiento continuo, que debe ser seguido de un cambio real. Hay algunos, sin embargo, que están coqueteando con una catástrofe espiritual – la real posibilidad de ser apartado de Dios. Algunos de ustedes forman parte del ministerio de la Iglesia. Hay otros que están en el Cuerpo de Cristo, además de los ministros, que están cada vez más débiles espiritualmente (o nunca se han dado cuenta de la oportunidad que tienen delante de ellos), y están a punto de ser completamente apartados de la presencia de Dios, y empezarán a perder rápidamente todo lo que se les ha sido dado.

Si usted realmente valora el don inestimable que Dios ha puesto delante de usted, ¡luche por ello! La mayor parte de esa lucha es contra uno mismo – contra la egoísta naturaleza humana, que está llena de orgullo, y que debe elegir (y desear profundamente) someterse al gobierno de Dios en (y “sobre”) la vida de uno. ¡La verdad de Dios, Sus caminos, y Sus leyes deben gobernar nuestra vida!

No deseamos ver a nadie más ser apartado de la Iglesia o del ministerio, pero eso es lo que va a pasar pronto a todos los que se rehúsan a arrepentirse sinceramente, “y cambiar”. Por otro lado, si una persona no se arrepiente, cambia y trata de estar en unidad con Dios – trata de estar de acuerdo con Dios, con la verdad de Dios, con el gobierno de Dios – entonces es mejor que esta persona sea apartada de la Iglesia de Dios. No hay lugar en la Iglesia de Dios para divisiones, rebelión y malas actitudes.

Entonces hermanos, vamos a ayunar individualmente y buscar estar limpios, buscar estar más puramente “santificados”, antes de que, como un grupo de personas, nos presentemos ante Dios y Cristo, en esta especial temporada de los Días Sagrados. También debemos estar orando y ayunando para que todos los demás examinen a sí mismos y busquen el arrepentimiento y el cambio. Pero si alguien deliberadamente se niega someterse a dicho proceso, entonces debemos pedir a Dios que esta persona sea rápidamente sacada de la Iglesia, para que el Cuerpo de Cristo pueda estar limpio. Rehusarse a pedir a Dios que haga eso, es negarse a orar conforme la voluntad de Dios para Su Iglesia. Tal petición unificada de la Iglesia de Dios revela hasta qué nivel estamos en unidad y de acuerdo con Dios.

Somos una familia y debemos amarnos, de manera activa, los unos a los otros en la Familia de Dios. En la Familia, en la expresión del amor hacia los demás, no hay lugar para los celos, la envidia, el resentimiento, el buscar las faltas en los otros, el espíritu crítico hacia los demás, el sentirse ofendido, la falta de comunión, etc. ¿Cuánto realmente amamos los unos a los otros y deseamos estar juntos? He recibido una cantidad increíble de cartas, donde las personas dicen que nunca han pasado por un período de tiempo en el que han podido ver tan gran amor en la Iglesia de Dios. Esto es verdad, pero estamos a punto de ser aún más plenamente santificados como una familia ante Dios, antes de que vayamos a observar los próximos Días Sagrados.

Debemos tener en mente, en nuestros pensamientos y oraciones, el siguiente versículo de las Escrituras al entrar en este próximo ayuno.

“Examínense ustedes mismos y vean si permanecen en la fe; pónganse a prueba ustedes mismos. ¿O acaso ustedes mismos no se conocen? ¿Acaso no saben que Jesucristo está en ustedes? ¡A menos que no hayan pasado la prueba!” (2 Corintios 13:5)

¿Qué debemos examinar?
En realidad, cada uno de nosotros debe examinarse a sí mismo delante de Dios, buscando Su ayuda para que podamos ver aquello que está dentro de nosotros y que debemos cambiar – para que nos arrepintamos, y así llegar a estar en mayor unidad, ser uno, con Dios. Por lo tanto, este ayuno es para cada uno de nosotros individualmente, para que seamos plenamente purificados y santificados. Pero ese ayuno es también para todo el Cuerpo de Cristo, para que también pueda ser plenamente purificado y santificado, en unidad con Dios.

Cuando he hablado con Laura sobre una parte del enfoque de este ayuno, como preparación para los próximos Días Sagrados, y sobre mi preocupación (que viene de Dios) por algunos en el ministerio que están débiles y han bajado la guardia espiritualmente (y necesitan ser purificados), ella ha mencionado algo específico acerca del Día de la Expiación. Ella me dijo que no podía dejar de pensar en el Sumo Sacerdote, que primero tenía que hacer la expiación por sí mismo y por su casa, y sólo después podía pasar a hacer la expiación por el pueblo. Laura dijo entonces: “Siempre me ha parecido raro que esto estuviera escrito de esta manera, que la casa del Sumo Sacerdote es distinta del resto de la congregación (del pueblo). Pero si miras la analogía espiritual, el ministerio de la Iglesia es la casa espiritual del Sumo Sacerdote, y Dios está purificando Su ministerio, para que esté listo para ser expiado – eso es, aquellos que se arrepientan y cambien”. Aconsejo que usted lea acerca de esto en Levítico 16:11-16.

Esto realmente revela claramente más sobre las tareas realizadas por el Sumo Sacerdote en la Expiación. Cada uno de nosotros en el ministerio necesitamos examinarnos a nosotros mismos, nos arrepentir de nuestros pecados, y nos esforzar, con más empeño, para estar en completa unidad con Dios.

¿Usted se esfuerza para estar en contacto con otros en el ministerio y se esfuerza para estrechar los lazos entre ustedes? Si no es así, ¿por qué no lo hace? ¿Usted es alguien que actúa como si “gobernase” sobre las personas en una región (tal vez incluso lo vea como “su” región), o usted es alguien que sirve a los otros, les alentando e intentando ser un buen ejemplo, promoviendo una estrecha amistad familiar, etc.?

¿Es alguno de ustedes parcial o crítico en su relacionamiento con los demás en el ministerio? ¿Es usted generoso, amable, gentil, cordial, condescendiente y amoroso hacia los demás en la Iglesia?

Hay aún otra grande preocupación espiritual, tanto para el ministerio como para la congregación, ya que el siguiente ejemplo afectó, y todavía sigue afectando, a algunos. En mis casi 44 años en la Iglesia de Dios, he visto como el tema de las “ordinaciones” tan a menudo ha causado conflicto e incluso la ruina espiritual en la vida de algunas personas.

Cuando una persona es ordinada, siempre hay alguien que tiene problemas (batalla espiritual) con eso. Este es un asunto que en la Iglesia de Dios puede significar una de las más grandes batallas para uno, y que también sirve para probar la profundidad de su conformidad y su convicción de que esta es la Iglesia de “Dios”, y que es Dios el que llama a alguien a Su Iglesia y también a Su ministerio. El momento en que una persona es ordinada, muchas veces es el momento en que los celos, la envidia, y el orgullo en muchos son traídos a la superficie.

Esta cuestión de la actitud equivocada sobre el tema de las ordinaciones de otros, fue puesta de manifiesto en una reciente limpieza en la Iglesia. Un individuo tuvo problemas con el hecho de que una persona no había sido ordinada, mientras que otros sí lo fueron. Finalmente, esta persona ha abandonado la comunión en la Iglesia, porque su conflicto en realidad era con Dios. Otros se indignaron y se han llenado de justicia propia cuando una mujer ha sido “promovida” a senior Elder. A veces las personas que tienen una cierta función en la Iglesia creen que otros no son dignos de tener la misma función que ellas. Las objeciones que uno pueda tener en tales casos es en realidad una objeción “contra” Dios

¿Cree (o espera) usted que debe ser ordinado o ascendido a una posición más alta en el ministerio? Esa es una de las señales más certeras de la debilidad espiritual (y que usted se mueve en un terreno muy peligroso). Es una manera equivocada de pensar, y como tal, puede convertirse en “una mentalidad” en contra de Dios y de Su Iglesia.

Dos puntos en los que debemos examinarnos a nosotros mismos
Aunque cada uno de nosotros debe examinarse a sí mismo y hacer frente a “nuestras” debilidades y pecados individuales, hay dos aspectos en los que debemos poner más atención (además de los aspectos que ya hemos abordado) y que deben ser examinados por todos. Estos dos puntos son los indicadores más fuertes del retroceso y de la negligencia espiritual, y debe servir como un poderoso espejo, que refleja nuestra verdadera condición espiritual. Estos son dos de los aspectos más importantes, donde todos somos puestos a prueba cuando somos llamados a la Iglesia de Dios. Desafortunadamente, algunos nunca se han arrepentido y cambiado realmente, pasando a ser totalmente “fieles” y obedientes a Dios en estas verdades más básicas. Se trata de la observancia del Sabbat (semanal y anual) y del diezmo (primero y segundo, bien como las ofrendas).

¿Cómo observa usted los Sabbats de Dios? ¡Mírese en este espejo! ¿Usted aparta (santifica) totalmente estos días para uso y propósito santos? ¿Está usted aprovechando la oportunidad que Dios le ha dado de poder reunirse con otros? No todo el mundo tiene la oportunidad de viajar a un sitio donde se realizan las reuniones, con el fin de estar con los demás en la Familia de Dios. ¿Cuán grande es su deseo de a veces se reunir con un grupo más grande en lugar de reunirse solamente con unos pocos? Uno puede tener razones de peso, como problemas de salud o la distancia que hay que viajar, para no aprovechar estas oportunidades. Aunque algunos puedan considerar que una o dos horas de viaje sea una gran distancia, ¡eso no es así! ¿Qué le parecen 3 horas de viaje? Algunos pueden pensar que esto sea mucho tiempo viajando o que el viaje sea demasiado caro. ¿Busca usted la ayuda de Dios en estos asuntos, porque está espiritualmente hambriento de los beneficios que esto trae a su vida? ¿Puede usted acudir a las reuniones dos veces al mes, o tal vez por lo menos una vez al mes? Usted debe contestar estas preguntas antes de Dios.

Las respuestas a estas preguntas pueden reflejar mucho del “verdadero estado espiritual”, del letargo y debilidad de uno. O de su entusiasmo, su confianza y hambre de Dios.

Otro punto en el que uno debe auto-examinarse es la fidelidad en entregar el diezmo y dar las ofrendas en los Días Sagrados. Los diezmos y las ofrendas son ordenanzas de Dios, pero como está escrito en Malaquías, hay aquellos que no obedecen a Dios en esto y están en realidad “robando” a Dios. ¿Hasta cuando Dios seguirá dando Su gracia y misericordia, y seguirá siendo paciente con una persona que se atreve a robarle? La pregunta sobre el “¿hasta cuándo?” está a punto de ser contestada, como uno no se arrepienta y cambie rápidamente.

Una fase final de limpieza, purificación, santificación y juicio está ahora teniendo lugar en la Iglesia de Dios. Hemos sido fortalecidos espiritualmente, tanto individualmente como colectivamente, como el Cuerpo de Cristo. Eso es lo que Dios está haciendo. Este proceso no se ha detenido ni se ha retrasado, pero en realidad ha cobrado más impulso.

Un resumen
Justo antes de empezar a escribir esta última sección de la presente entrada (en el Sabbat), titulada “Dos puntos en los que debemos examinarnos a nosotros mismos”, estuve leyendo el sermón que Johnny ha dado en Holanda, titulado “La obra de la fe”. Como siempre, es inspirador “ver” como Dios dirige Su Iglesia, y como todas las cosas (especialmente en los sermones y mensajes) trabajan juntas, reflejando como Su estructurada, unificada y maravillosa creación se desarrolla. En ese sermón Johnny ha citado unos versículos de las Escrituras que también han sido citados en esta entrada. Hay muchos otros aspectos en ese sermón y en esta entrada que se complementan entre si.

Además, Wayne también estaba casi terminando de preparar un sermón que Dios le había dado sobre el tema de la “rebelión”, y que ustedes oirán en el Sabbat de este ayuno. Este es un tema que Dios ha inspirado y que debe ser abordado mientras hacemos este ayuno.

Les pido que no malinterpreten la idea central de este ayuno o la “condición real” de la Iglesia de Dios hoy. Hemos abordado en esta entrada las áreas de nuestra vida que debemos enfocar, como parte de nuestro examen de conciencia. Pero eso no quiere decir que la Iglesia esté débil, o que esté pasando por algún gran problema.

Johnny citó parte de una entrada anterior, “4 años y medio extraordinarios”, en su sermón, y yo lo vuelvo a citar aquí:

“Como resultado de la obra que Dios ha estado haciendo en nosotros durante los 3 años y medio del último testimonio, seguido de la experiencia de pasar por ese día profético, que nos llevó a un período de 5 meses de constantes ataques de Satanás y del mundo demoníaco, vivimos lo que Dios dijo a Daniel en ese juramento (la promesa de Dios), en lo que se refiere a ser “disperso” – dispersión del poder. ¡Qué cosa tan increíble poder entender que era nuestro propio poder egoísta que estaba siendo destrozado, para que Dios pudiera vivir más plenamente en nosotros, mediante Su poder! Fue el poder de Dios, viviendo más plenamente dentro de nosotros, lo que nos capacitó para que pudiéramos resistir a los ataques de Satanás: “Porque mayor es el que está en vosotros, que el (Satanás) que está en el mundo. (1 Juan 4:4).”

Otra parte de esa entrada, en la que se describe cómo Satanás ha creído que podría volver a hacer grandes estragos y causar gran destrucción en la Iglesia de Dios, como lo hizo durante la Apostasía, debe ser citada:

“Pero Satanás no sabía nada de lo que Dios había estado moldeando y formando en Su Iglesia, de una forma muy acelerada, durante los 1.260 días de testimonio, que acababan de terminar. Esos días fueron también una evidencia, en el testimonio, de la increíble sabiduría creadora de Dios, para moldear en Su pueblo un carácter más fuerte, una mayor unidad y una fe espiritualmente madura, del modo más rápido y más poderoso que nunca. La Iglesia no estaba débil como antes de la Apostasía. A medida que el ‘Día del Señor’ se acercaba, el pueblo de Dios crecía cada vez más en fuerza.”

En otra parte del sermón de Johnny, citando un pasaje de las Escrituras en Hebreos 11 sobre la fe, él explica cómo nuestra fe en realidad se fortalece cada vez más a medida que el mundo de Satanás se acerca a su fin y vemos los acontecimientos finales del tiempo del fin desarrollarse. Luego él comenta sobre algo que él puede ver en estos momentos en la Iglesia de Dios:

“Puedo ver nuestra fe, como Ron habla en esa entrada, puedo ver la fuerza de la Iglesia de Dios; algo que yo no era capaz de ver antes. Veo más determinación, como nunca he visto entre los hermanos”.

¡Eso es muy cierto! Los lazos de familia son sólidos y la Iglesia de Dios tiene una fuerza espiritual que yo jamás había visto, a este nivel, en mis casi 44 años en la Iglesia de Dios. Pero lo que debemos entender es que este no es el momento para echarse atrás y descansar un rato (relajarse), o incluso abandonar todo, en este gran y último tramo de la carrera. Sino que es el momento de seguir adelante, con mayor tesón y propósito que nunca. Dios todavía no ha terminado lo que Él está moldeando “en” nosotros, antes de establecer el Milenio.

Este es un momento de reorientarnos, y purificarnos y santificarnos más plenamente, para que podamos tomar impulso y echarnos a correr hasta la reta final – no importando cuando esto sucederá. Esto es algo que viene de nuestro Sumo Sacerdote y Dios Todopoderoso.

Cada uno de nosotros puede se esforzar más en esta parte final de la carrera. La clave está en saber que eso es algo que no depende de nosotros o de lo que podamos hacer, pero es algo que viene de Dios. Y Él nos quiere dar aún más. Pero para que Él pueda darnos más y pueda vivir más plenamente en nosotros, debemos ser más purificados, tanto individual como colectivamente. Algunos serán sacados de la Iglesia, ya que todo el Cuerpo de Cristo tiene que ser fortalecido. Basta con un poquito de levadura para fermentar toda la masa – eso daña la salud espiritual y el vigor del Cuerpo.

Hemos crecido enormemente en los últimos años. Todo eso ha pasado según el plan y el propósito de Dios. Sin embargo, el proceso de crecimiento todavía no ha terminado y necesitamos más, para que podamos estar mejor “preparados” para lo que aún tenemos por delante. Es bueno considerar aquí una declaración hecha por Jesús Cristo: “Porque al que se le da mucho, también se le exigirá mucho; y al que se le confía mucho, se le pedirá más todavía.” (Lucas 12:48). ¡Se nos ha sido dado tanto!, y nosotros podemos hacer mucho más, porque tenemos más del poder y de la fuerza de Dios en nuestras vidas.

Debemos ser purificados y fortalecidos – tener más de la vida de Dios habitando “en” nosotros. No todos se someterán a esto, sin embargo, el Cuerpo debe ser purificado, mediante el arrepentimiento y el cambio o a través de la remoción (del Cuerpo) de algunos. Dios ha puesto esta elección ante nosotros, y debemos elegir. Algunos seránechados fuera.

Un ejemplo de eso (para mostrar la mentalidad equivocada que hay en algunos), es la actitud equivocada hacia Dios en lo tocante a los diezmos (primero y segundo diezmos) y las ofrendas, que Dios nos manda dar en los Días Sagrados. Sabiendo que el tema del sermón de Wayne es la rebelión, Laura quería hacer saber a Wayne de esta actitud específica de algunos, ya que sabía que él iba abordar la cuestión de los informes mensuales, que los miembros del ministerio deben presentar cada mes. Como una de las muchas tareas de Audra en su trabajo para la Iglesia, le hemos pedido que revisase los registros de los diezmos y ofrendas de las personas que han solicitado ayuda financiera de la Iglesia para celebrar la Fiesta de los Tabernáculos. Voy aclarar la razón porque hemos hecho eso citando el mensaje que ella, a pedido de Laura, envió a Wayne, para ponerle al tanto, ya que Laura quería que Wayne supiera lo que estaba pasando. Él probablemente hablará de esto en su sermón, pero aún no lo sé al cierto. Esto es lo que ella le envió:

“Yo estaba hablando con mi madre y ella me dijo que le contara sobre la conversación que tuvimos. Hemos estado buscando en los registros de diezmos para saber sobre los que han solicitado la ayuda financiera para la Fiesta de los Tabernáculos, y he notado que algunos no han dado nada en el último año o el los últimos dos años, y eso incluye también las ofrendas de los Días Sagrados. Cuando mi madre dijo que era necesario abordar ese tema en un sermón, yo le dije: ‘¡Pero yo no entiendo porque hay que hacerlo, ya que eso es algo que ha sido abordado UNA Y OTRA VEZ antes! No solamente el tema del diezmo ha sido abordado una y otra vez, pero también el tema de las ofrendas en los Días Sagrados, y se ha dicho que incluso si uno no tiene un trabajo o tiene pocos ingresos, esta persona puede enviar al menos un dólar, por que eso es algo que Dios nos ha ordenado hacer.’ Yo he dicho a ella que usted menciona esto en su sermón “Rebelión”, y que era lo mismo que pasa con algunos miembros del ministerio, que creen que no es necesario enviar un informe mensualmente. Estas personas creen que pueden “elegir” si van a dar o no una ofrenda en los Días Sagrados, mismo sabiendo que eso es algo que ha sido ordenado por Dios. Incluso después de que eso tenga sido repetido una y otra vez en los sermones. Me desconcierta que las personas se atrevan a pedir ayuda en una situación como esa, ¡cuando ni siquiera han ofrendado 1 dólar por más de un año! Si creen que pueden pedir algo físico como el dinero, (y si tienen el morro de hacerlo), cuando no pueden hacer lo que Dios ordena físicamente (dar una ofrenda), entonces, ¿a quien creen que están engañando al pensar que pueden pedir algo espiritual a Dios, y esperar que Él se les dé? Si no pueden hacer algo tan pequeño en el plano físico, ¿por qué piensan que obtendrían algo en el plano espiritual? “

Eso habla por si sólo, y es algo que tiene que cambiar. Y cambiará muy pronto, de una manera u otra, ya que Dios se encargará de ello. Esto no puede existir en la Iglesia de Dios. Los siguientes versículos lo dicen muy claramente:

“Pero el fundamento de Dios está firme, y tiene este sello: El Señor conoce a los que son suyos; y: Que se aparte de la iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo. En una casa grande hay no sólo utensilios de oro y de plata, sino también de madera y de barro; y unos son para usos honrosos, y otros para usos viles. Así que, quien se limpia de estas cosas será un instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra.” (2 Timoteo 2:19-21).

Hay un otro pasaje en las Escrituras que también refleja mucho de la fase literal en la que estamos entrando, y que tiene mucho que ver con la gloria que ha de magnificar el Mesías en su venida. Estos versículos también han sido citados por Johnny, en el mencionado sermón.

“ … así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla. Él la purificó en el lavamiento del agua por la palabra (de Dios), a fin de presentársela a sí mismo como una iglesia gloriosa, santa e intachable (llena de la vida de Dios), sin mancha ni arruga ni nada semejante.” (Efesios 5:25-27).

Eso habla de aquellos que serán vivirán de cerca el cumplimiento de estas palabras, cuando los 144.000 sean resucitados, pero también se trata de una Iglesia que está muy viva y que seguirá existiendo, como el Cuerpo de Cristo en el Milenio, más pura y con la vida de Dios habitando en ella.

Para concluir
Vamos glorificar a Dios en la venida de Su Hijo, para reinar como Rey y Mesías. Nosotros, que vivimos en este tiempo, hemos recibido el más increíble y maravilloso llamado en toda la historia del mundo. ¡Somos muy bendecidos!

Hay algunas buenas noticias que ahora me gustaría compartir con ustedes. Mientras estaban en Europa, Laura y Johnny impusieron las manos sobre Willem y le ordinaron oficialmente como evangelista en la Iglesia de Dios. Willem no ha perdido tiempo y ha preparado un sermón, que será dado durante las próximas Fiestas de los Tabernáculos, tanto en Holandés como en Inglés.

Además, hemos pedido a ocho de los senior elders que preparasen un corto sermón para la Fiesta de los Tabernáculos, y luego que nos lo enviasen para que pudiéramos escucharlos y decidir si podíamos usar un par de ellos, disminuyendo así la carga de trabajo de los evangelistas. De hecho, he leído cada uno de los sermones, y Laura y los evangelistas los han escuchado. Junto con Audra, que también nos ha ayudado en esta tarea. Y hemos decidido que todos los ocho serán utilizados. Permítanme decirles que estoy muy contento con la forma en que se han sometido a Dios en esto, y han sido bendecidos en poder dar aquello que iremos escuchar en la Fiesta de los Tabernáculos de este año.

Hermanos, estamos más fuertes y más unidos que nunca, pero Dios está revelando que toda esta riqueza todavía puede ser y será muchas veces multiplicada. ¡Servimos a un Padre y a un Hermano mayor que son enormemente misericordiosos y llenos de amor!

[*nota del traductor: otoño en el Hemisferio Norte.]