Ronald Weinland

Dos nuevos temas

Debido a algunas preguntas recientes sobre salir a comer en el día del Sabbat y sobre el uso de maquillaje, he escrito dos nuevos temas para la sección de “Temas” del sitio web de la Iglesia.

Y los estoy incluyendo en la presente entraba porque es bueno que todos ustedes sepan de los nuevos temas que han sido añadidos. Espero poder reanudar pronto la serie de entradas La Verdadera Comunión, con la 14ª parte.

Salir a comer en el día del Sabbat
Dios apartó el día del Sabbat y santificó este día. Y a nosotros se nos manda que lo santifiquemos, que lo apartemos como un día sagrado, separado de los otros días de la semana. Si Dios dice que algo es sagrado, entonces esto es sagrado. El Sabbat es para uso y propósito sagrados; y uno debe esforzarse por honrar a Dios en ese día.

El séptimo día de la semana (sábado) es el Sabbat semanal. En las últimas décadas, en muchas regiones del mundo, las personas han cambiado los calendarios de modo que el domingo pasó a ser para ellas el séptimo día de la semana, y no el primer día de la semana. Este no es el verdadero ciclo de la semana que Dios creó, y el que la mayoría de las naciones han reconocido desde hace siglos. El séptimo día de la semana, el sábado, es el día correcto a ser observado; desde la puesta del sol del viernes (el sexto día de la semana) hasta la puesta del sol del sábado (el séptimo día de la semana).

Debemos tratar al Sabbat de Dios de una manera diferente a los otros días de la semana. No debemos hacer ningún tipo de trabajo para nuestro patrón, ni para nosotros mismos, si tenemos nuestro propio negocio (no obtenemos ingresos de nuestro trabajo). Tampoco hacemos aquellas tareas del hogar que consumen mucho tiempo, como hacer la compra, limpiar la casa, o hacer reparaciones en el hogar; cosas que podríamos hacer en los otros 6 días de la semana.

Hay ciertas cosas que uno tiene que hacer, como la higiene personal, preparar la comida, fregar los platos después de comer, hacer la cama, etc. Pero no debemos hacer la colada (lavar la ropa), limpiar la casa, trabajar en el jardín, (cortar el césped o hacer reparaciones en el hogar – a menos que sea una emergencia), o cosas de este tipo en el día del Sabbat. Además, el Sabbat de Dios no es un día para la diversión y la recreación; cosas como ver películas, asistir (ver) o participar de actividades deportivas, jugar al golf, etc.

Hay ciertas rutinas de trabajo leve que Dios considera como algo distinto de las actividades relacionadas al trabajo; cosas que son apropiadas, adecuadas, y que está bien hacer en el día de Su Sabbat. Algunos de ellas ya han sido mencionadas. Estas actividades son perfectamente permitidas, e incluyen cosas tales como la higiene personal y el cuidar de la apariencia, mantener la casa limpia y ordenada (hacer las camas, recoger la ropa, lavar los platos, etc.), viajar para acudir a los servicios del Sabbat y a actividades relacionadas con la comunión con los hermanos. Esto también incluye preparar las comidas o comprar comida en un restaurante, consumir estas comidas, y cualquier actividad de limpieza relacionada a esto.

Algunas personas han preguntado si está o no permitido comer en un restaurante en el día del Sabbat. Estar juntos, con la familia en comunión, sobre todo cuando se tratar de comer juntos en el día del Sabbat, acrecienta algo a la intención espiritual del propósito de Dios en santificar el día del Sabbat. Esto también incluye comer fuera en el Sabbat, en un restaurante. Cualquier trabajo relacionado con tales ocasiones, no está relacionado con el trabajo que nos está prohibido hacer en ese día de Dios. Esto tiene más bien que ver con el hecho de que el Sabbat era a menudo uno de los días más ajetreados para un levita, al igual que hoy día puede ser uno de los días más ajetreados para alguien que sirve en el ministerio de Dios. Este trabajo, que implica servir el propósito de Dios y Su intención espiritual, es algo separado y distinto de las otras actividades personales que no están relacionadas con (que no sirven al, o participan del) propósito de Dios para la santificación.

El propósito principal Dios al darnos da el día del Sabbat es que nosotros podamos reunirnos en comunión, presentarnos delante de Él (en una santa convocación), y aprender lo que Él quiere que nosotros aprendamos en ese momento. Dios inspira a sus ministros, a través del poder de Su espíritu, para predicar lo que es apropiado y necesario para nuestra edificación, formación, orientación, corrección, y nuestro crecimiento espiritual. Además, el Sabbat nos brinda la oportunidad de fortalecer a la familia y estrechar los lazos de comunión con los demás.

Maquillaje y estilo de vestirse
La Iglesia de Dios enseña la necesidad del equilibrio y de la moderación en la vida. Esto a menudo se convierte en un problema cuando se trata de temas como la vestimenta o el uso de maquillaje.

Algunos grupos religiosos enseñan que el uso de maquillaje es un pecado, y luego malinterpretan algunos pasajes de las Escrituras para afirmar “su” creencia. Esto es cómo el hecho de que algunas religiones afirman que Dios prohíbe el consumo de cualquier tipo de bebida alcohólica.

Sin referir a todos los pasajes en los que el tema del alcohol es mencionado en las Escrituras, esto solamente será resumido aquí. Las Escrituras sólo prohíben el uso excesivo del alcohol, que lleva a la embriaguez. La Iglesia de Dios simplemente enseña que el alcohol puede ser consumido, pero con moderación y nunca en exceso. No es para ser consumido hasta que uno ya no pueda hablar, o pierda la coordinación motora y ya no pueda reaccionar normalmente. Y esto debería ser obvio cuando se considera la importancia de poder reaccionar normalmente cuando uno conduce.

El principio de la moderación y del equilibrio debe ser aplicado al uso de maquillaje, que no debe ser utilizado en exceso, pero más como un toque final para realzar la apariencia física de una persona. En la sociedad de hoy las personas llevan maquillaje con una intención sensual o provocativa, aunque la mayoría de las personas que usan maquillaje no sean conscientes del espíritu que hay por detrás de la promoción de su uso excesivo. Esto llega a tal punto que muchas mujeres se sienten como que desnudas si no llevan maquillaje. Y esto revela la necesidad de un mayor equilibrio en la manera de pensar de uno, con respecto a su “visión” del tema.

La ropa que uno lleva es un tema que también debe ser visto a la luz de la moderación. La moderación bíblica no es una cuestión de prudencia, algo entre una mentalidad conservadora y liberal. La verdadera moderación tiene que ver con evitar los extremos; pero más aún, es una cuestión de la intención y del uso de la misma. Discernir tal moderación se basa más en distanciarse de muchas de las normas de este mundo, de las modas y las tendencias, y también en el deseo de aproximarse más a las cualidades que son el reflejo de una buena representación del pueblo de Dios. Como Pablo dijo: “Nosotros somos embajadores de Cristo.” (2 Corintios 5:20).

Una buena manera de encontrar la moderación dentro de uno mismo es preguntarnos si estamos más preocupados con cómo Dios nos ve, o con cómo nos ve el mundo que nos rodea.

Puede haber dificultades con los estilos de ropa que el mundo promueve y “vende” a las mujeres. Se trata más de un problema que afecta a las mujeres, ya que ellas tienden a ser explotadas, de una manera distorsionada, en lo que se refiere al sexo. Esto es algo que se ha hecho más intenso en esta era moderna, donde la tecnología facilita el uso incorrecto de las formas masivas de publicidad, entretenimiento, videos musicales, el uso indebido de Internet, etc.

Hay un constante estímulo en destacar la sensualidad de la ropa, en el largo cada vez más corto, y en las hendiduras cada vez más altas de las faldas y vestidos, en los escotes más bajos y que dejan cada vez más al desnudo, y en llevar cada vez menos ropa. Como las mujeres tienden a pensar de forma diferente que los hombres, debido al efecto de las diferentes hormonas que actúan sobre la mente, ellas no siempre comprenden que la mente de los hombres es por naturaleza lujuriosa. Sin embargo, este conocimiento puede empezar a ser mal utilizado, de una manera seductora, por parte de las mujeres hacia los hombres. La mujer puede entonces pasar a vestirse de manera provocante, para explotar la naturaleza carnal del hombre.

La explotación de las mujeres a través de los estilos de ropa se desplaza entonces a la explotación del hombre. Es un ciclo de vida depravado, que tiende a alimentarse a sí mismo con el combustible de un estilo de vida moralmente degenerado en el mundo de hoy.

Y la tecnología moderna fomenta esta tendencia, que ya no puede ser detenida, y se torna cada vez peor en este mundo. Sólo la pronta venida del Reino milenario de Dios puede cambiar la degenerada trayectoria de la humanidad y su mala influencia que está agrediendo y alterando la mente de niños inocentes, a edades cada vez más tempranas.