Ronald Weinland

CAPÍTULO 6: LA IGLESIA DE DIOS EN EL TIEMPO DEL FIN

Desde el año 31 d.C. el viaje de aquellos que han sido llamados a la Iglesia de Dios ha sido arduo y ha estado lleno de persecuciones y peligros. Los miembros de la Iglesia de Dios han sido objeto de burla, menosprecio y mucho odio.

A lo largo de su historia algunos han sido apedreados, maltratados, torturados, encarcelados y asesinados debido a sus creencias. Pero ahora, en el tiempo del fin, la Iglesia de Dios ha experimentado una destrucción mucho mayor que la destrucción causada por todo lo que ella ha pasado desde que fue fundada en el año 31 d.C. Una destrucción de naturaleza espiritual, algo mucho peor que cualquier destrucción a nivel físico.

En la última noche de su vida como ser humano, antes de ser muerto en la tarde de ese mismo día y convertirse en el sacrificio del Pesaj por toda la humanidad, Cristo profetizó sobre esta destrucción. Algunas décadas después de la muerte de Cristo Dios dio a Pablo más entendimiento sobre esa destrucción, que sucedería como resultado de la Apostasía del tiempo del fin.

Y más tarde Dios reveló a Juan muchas otras cosas sobre esto; cosas sobre las que Juan escribió en el libro de Apocalipsis. Esa destrucción, que comenzaría en la Iglesia de Dios, serviría para revelar una cuenta atrás para la segunda venida de Cristo y para el comienzo de los acontecimientos que conducirían a la Tercera Guerra Mundial.

Y Dios permitió que esta destrucción viniera sobre Su Iglesia en el tiempo del fin porque esto es parte de Su plan de salvación para toda la humanidad. La destruición causada en la Iglesia por los acontecimientos anunciados por los primeros cuatro Sellos de Apocalipsis ayudaría a lograr los resultados más importantes jamás logrados en lo que se refiere a la salvación de la humanidad.


La Apostasía y la Abominación Desoladora

Durante muchos años después que la Iglesia fue fundada en el año 31 d.C., el pueblo de Dios y también los apóstoles han esperado por el regreso de Cristo, que vendrá para establecer el Reino de Dios en la tierra. Lo que ellos no sabían es que Cristo solo regresaría más de 1900 años después de esto.

La profecía que Cristo dio a Pablo habla de señales que sucederían en la Iglesia de Dios y que solo Su pueblo podría reconocer. Estas señales, que las demás personas en el mundo no podrían ver o entender, revelan cuándo comenzaría la cuenta atrás para la Tercera Guerra Mundial y para el regreso de Cristo.

Ahora, con respecto a la venida de nuestro Señor Josué, el Cristo, y nuestra reunión con él, les rogamos, hermanos, que no sean movidos fácilmente de su modo de pensar ni sean alarmados ni por espíritu ni por palabra ni por carta como si fuera nuestra, como que ya hubiera llegado el día del Señor. Nadie los engañe de ninguna manera; porque esto no sucederá sin que venga primero la apostasía y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición.” (2 Tesalonicenses 2:1-3).

El contexto de esta profecía de Pablo queda muy claro, ya que él se refiere hasta cuatro veces, y muy específicamente, a cuándo esto se cumpliría. Fíjese en esas frases: 1) …la venida de nuestro Señor Josué el Cristo…; 2) …nuestra reunión con él… [la reunión de la Iglesia – los 144.000 – cuando Cristo regrese] 3) …como que ya hubiera llegado el día del Señor…; y4) …porque esto no sucederá sin que venga primero… En esta profecía Pablo deja muy claro que lo que él les va a decir a continuación tiene que ver con algo que todos quieren saber: ¿Cuándo Cristo regresará?

Pablo aquí explica a la Iglesia que algunos acontecimientos muy específicos debían tener lugar en la Iglesia antes del regreso de Josué, el Cristo, antes de que el Reino de Dios sea establecido. O sea, antes de “nuestra reunión con él”.

Este aviso que Pablo dio a la Iglesia es el mismo aviso que Josué, el Cristo, dio en la profecía del Monte de los Olivos sobre cuándo él regresará y cuando los acontecimientos del tiempo del fin se cumplirían.

Respondió Josué y les dijo: Mirad que nadie os engañe; porque muchos vendrán en mi nombre diciendo: “Yo soy el Cristo”, y engañarán a muchos. (Mateo 24: 4-5).

Y nuevamente, esto se refiere a la Iglesia y no al mundo. Las personas en el mundo siempre han estado engañadas en lo que se refiere a la verdad sobre Dios, porque aún no ha llegado el momento para que Dios les revele Su voluntad y Su propósito. Hasta la época de Cristo Dios había revelado Su propósito a solamente algunos pocos. Y después de esto Dios solo reveló Su propósito a Su Iglesia.

Los únicos que pueden ser engañados son aquellos a quienes Dios les ha revelado Su verdad. Este aviso es para la Iglesia de Dios, para que ella no se deje engañar y pierda la verdad de Dios.

Cristo ha avisado muy claramente que muchos vendrían e intentarían engañar a la Iglesia. Y que esto era parte de la señal de su venida. ¿Quién puede hablar a la Iglesia de Dios en el nombre de Josué, el Cristo? ¡Solo el ministerio de la Iglesia! Josué dijo que muchos vendrían en su nombre e intentarían engañar a muchos en la Iglesia.

Antes de que Josué fuera muerto en un madero muchos de los que lo seguían ya creían que él era el Mesías (el Cristo) enviado por Dios para liberarlos de la opresión del gobierno romano. Y ya antes de su muerte ellos querían saber cuándo él iba a hacer esto. Y mismo después de su muerte y resurrección ellos seguían queriendo saber esto. Ellos no podían entender que él estaba allí para convertirse en el sacrificio del Pesaj por toda la humanidad y que el Reino de Dios solo seria establecido en la tierra unos 2000 años después, en el final de la presente era.

Pablo escribió esta profecía avisando a la Iglesia sobre una Apostasía. Pero entonces surgieron muchas preguntas en la Iglesia. ¿Cómo podría la Iglesia de Dios alejarse de la verdad de Dios y cometer una Apostasía? ¿Cómo podría el pueblo de Dios dejarse engañar de tal manera que algo de tal magnitud como una Apostasía pudiese tener lugar en la Iglesia de Dios? Pablo entonces reveló a la Iglesia los acontecimientos que tendrían lugar para que esto pudiese cumplirse.

Pablo dijo que lo primero que sucedería antes de que Cristo regresara era una Apostasía. La palabra apostasía es una palaba griega que es traducida de diferentes maneras en la Biblia. Como, por ejemplo, alejamiento, una Gran Apostasía, rebelión, revuelta. Todas estas palabras son definiciones correctas de la palabra Apostasía.

La segunda cosa que Pablo dijo que pasaría era que el hombre de pecado, el hijo de perdición debía ser revelado. Solo hay otra persona que es mencionada antes en la Biblia como el hijo de perdición: Judas Iscariote. Él fue uno de los doce primeros discípulos y traicionó a Josué, el Cristo, por treinta monedas de plata.

Sin embargo, la primera Apostasía tuvo lugar mucho antes de la creación de los seres humanos. Esa apostasía ocurrió entre los ángeles, cuando el arcángel Lucifer traicionó a Dios y convenció a un tercio de los ángeles a rebelarse juntamente con él. Después de esto el nombre de ese arcángel fue cambiado a Satanás. Y la verdad es que él fue el primer hijo de perdición, ya que los ángeles son llamados hijos de Dios, porque fue Dios quien los creó. Satanás también fue el primer hijo de pecado, porque él fue el primer ser en toda la creación de Dios a cometer pecado. Él es el autor e incitador del pecado.

En esa profecía Pablo describe un acto increíblemente atroz que sería perpetrado por una única persona y en la propia Iglesia de Dios. Y Pablo explica con más detalles lo que este hombre de pecado haría.

No os dejéis engañar de ninguna manera, porque primero tiene que llegar la rebelión contra Dios [la Apostasía] y manifestarse el hombre de pecado, el hijo de perdición. Este se opone y se levanta contra todo lo que lleva el nombre de Dios o es objeto de adoración, hasta el punto de sentarse en el templo de Dios y pretender [pasarse por, mostrarse, exhibirse] ser Dios. (2 Tesalonicenses 2:3-4).

Si usted sabe que esta profecía se refiere a la Iglesia de Dios, entonces es evidente que esto se refiere a una persona muy destacada y que estaría en posición de ejercer una enorme influencia sobre otros en la Iglesia de Dios. Ese aviso fue dado para que las personas pudiesen estar en guardia contra cualquiera que intentase engañar a la Iglesia alejando a la Iglesia de la verdad que Dios había revelado a ella.

En esos versículos está escrito que este hombre de pecado enaltecería a sí mismo por encima de Dios. Exactamente como Satanás hizo entre los ángeles. Él quería tener poder e influencia sobre los demás ángeles. Él pensaba que sus ideas y su manera de hacer las cosas eran mejores que los caminos de Dios. Y por eso él se rebeló contra Dios. Entonces él empezó a trabajar en contra de los caminos de Dios y a establecer sus propios caminos.

El nombre Satanás significa “adversario”. Y esto significa que él está en contra de Dios y trabaja en contra del plan y del propósito de Dios. De una manera similar, el hombre de pecado, el hijo de perdición, se levantaría en la Iglesia de Dios y traicionaría a Dios y a Cristo. Él se convertiría en un adversario de Dios. Él se opondría y actuaría contra Dios y contra Cristo.

La Iglesia primitiva conocía muy bien una parte de esta profecía de Pablo. Ellos creían que alguien entre ellos se levantaría e intentaría engañar a muchos. Ellos creían que una apostasía ocurriría en la Iglesia antes de que Cristo regresara.

Unos 1900 años después de esto, cuando Dios ungió a Herbert Armstrong como Su apóstol, la Iglesia empezó a creer nuevamente que una apostasía tendría lugar en la Iglesia de Dios antes de que Cristo regresara. Pero nadie podía imaginar que lo que sucedería sería tan fuerte y destructivo como lo que pasó.

Las personas tampoco entendieron que este hombre de pecado sería un líder de la Iglesia de Dios. Ellas creían que una gran Apostasía tendría lugar antes de del regreso de Cristo, pero con tiempo muchos empezaron a creer que este gran engaño vendría de fuera de la Iglesia, de parte del cristianismo tradicional.

El apóstol Juan menciona a este hombre de pecado en sus cartas como el Anticristo. Y aunque Juan también dijo a la Iglesia que ya había muchos anticristos actuando en la Iglesia de Dios, la Iglesia entendía que el Anticristo al que Juan se refería no había venido todavía.

Y Juan escribió esto varias décadas después de que Pablo había avisado a la Iglesia de Dios sobre el Anticristo. Y ya entonces había personas y ministros en la Iglesia que se habían rebelado, que se habían vuelto en contra de Cristo convirtiéndose así en anticristo. Pero ninguna de esas personas era el Anticristo al que Pablo se refería.

Esta descripción, “hombre de pecado” e “hijo de perdición”, indica claramente que este individuo traicionaría a Dios y a Su Hijo Josué, el Cristo. Su pecado y traición serían tan atroces que Pablo dice que él iba a pretender ser Dios, que él se haría pasar por el mismo Dios. Esto significa que ese individuo sería alguien que estuviese en posición de ejercer una gran influencia sobre las personas en la Iglesia de Dios y así poder anteponer sus propios caminos y enseñanzas (como en la idolatría) a las cosas que Dios había revelado a la Iglesia.

Y esto fue lo que finalmente sucedió durante la última era de la Iglesia: la Era de Laodicea. Entonces esta profecía sobre la Apostasía se cumplió en la Iglesia de Dios. y esto fue el comienzo de la cuenta atrás para la venida de Cristo. Esa era la señal de que ahora Cristo estaba a punto de regresar.

En esa última era de la Iglesia, la traición del hijo de perdición, de ese individuo que se volvió contra Dios y contra Cristo, desencadenó “la Apostasía” que tuvo lugar en la Iglesia de Dios. Sus acciones fueron el cumplimiento espiritual de la “Abominación Desoladora” de la que Cristo habla en la profecía del Monte de los Olivos. La primera vez esa abominación fue algo a nivel físico y consistió en un acto de destrucción y profanación del templo de Dios perpetrado por Antíoco IV Epífanes en el año 168 a. C. La segunda abominación consistió en una enorme destrucción y en la profanación del Templo espiritual de Dios, la Iglesia de Dios, cuando la Apostasía tuvo lugar.


La manifestación del hombre de pecado

Dios ungió a Herbert Armstrong como Su apóstol durante la sexta era de la Iglesia de Dios, la Era de Filadelfia. Su comisión era cumplir lo que Cristo dijo que ocurriría justo antes del tiempo del fin. Herbert Armstrong tenía que proclamar las buenas nuevas sobre la venida del Reino de Dios a todo el mundo. Y él cumplió con esa comisión.

Cuando Herbert Armstrong cumplió 80 años su salud empezó a debilitarse y la naturaleza humana comenzó a abrirse paso en la vida de algunos miembros del ministerio que trabajaban en la sede de la Iglesia de Dios. Algunos ministros se creían más importantes que los demás porque estaban al frente de varios proyectos y de las congregaciones de la Iglesia. Esos ministros podían ver que la salud de Herbert Armstrong era cada vez más débil. Ellos entonces empezaron a mirar quien iba a reemplazar a Herbert Armstrong. Entre los posibles candidatos estaban varios evangelistas que ocupaban cargos más importantes en el ministerio de la Iglesia, y también el propio hijo de Herbert Armstrong, Garner Ted Armstrong.

Entre mediados y finales de la década de 1970, muchos ministros comenzaron a mostrar una actitud hostil. Entonces empezaron los tejemanejes y las disputas por el poder, por los cargos importantes, por reconocimiento de los demás y por cambios en las doctrinas en la Iglesia. Esto marcó el comienzo de algo sobre el que Cristo había avisado enfáticamente en sus profecías sobre lo que pasaría con el ministerio de la Iglesia en el tiempo del fin. Cristo dijo: “Muchos vendrán en mi nombre y engañarán a muchos”. Esto es algo que solo podría suceder en la Iglesia de Dios, por parte del ministerio, porque los ministros de la Iglesia de Dios son los únicos que pueden venir en la autoridad del nombre de Cristo. No se trataba de un engaño que sucedería a las personas del mundo porque ellas ya estaban engañadas.

Algunos de estos ministros, incluyendo los evangelistas, tuvieron que ser destituidos de sus cargos y expulsados de la Iglesia ya que ellos se estaban volviendo en contra de las verdades que Dios y Cristo habían revelado a Herbert Armstrong. Entonces surgieron muchos anticristos, pero aún no era el Anticristo. Fueron tiempos muy complicados y llenos de inquietudes en la Iglesia de Dios. Y miles de personas se marcharon de la Iglesia siguiendo a algunos de estos ministros.

En la última década de su vida, Herbert Armstrong tuvo que lidiar con muchos conflictos que empezaron a surgir en la Iglesia. Y la mayoría de esos conflictos comenzaban en el ministerio. Y no solo esto, sino que los conflictos más graves eran ocasionados por ministros que trabajaban directamente bajo la autoridad de Herbert Armstrong. Individuos que a lo largo de los años habían sido ordenados para servir como evangelistas. La mayoría de ellos habían sido alumnos de Herbert Armstrong en los comienzos del Ambassador College, la universidad de la Iglesia de Dios Universal.

Entre bambalinas una disputa por el poder comenzó a tener lugar en la Iglesia de Dios, mientras quedaba cada vez más evidente que Herbert Armstrong probablemente iba a morir antes de que Cristo regresara y por lo tanto alguien tenía que tomarle el relevo como líder de la Iglesia de Dios. Y era casi inimaginable que algo así pudiese suceder en la Iglesia de Dios. Esto reveló la condición espiritual en la que muchos se encontraban en la Iglesia. Esto reveló el espíritu de Laodicea, un espíritu tibio, un espíritu que no es caliente ni frío en lo que se refiere al camino de vida de Dios.

La cosa llegó a tal punto que Herbert Armstrong sentía que ya no podía confiar ciertos asuntos de la Iglesia a ninguno de lo evangelistas. Aunque se trataba de individuos que habían estado sirviendo en el ministerio de la Iglesia durante mucho tiempo. Herbert Armstrong tampoco podía confiarles los cargos más importantes en la administración de la Iglesia. Él entonces llamó a un cierto hombre para trabajar en la sede de la Iglesia de Dios Universal en Pasadena, California. Este hombre, Leroy Neff, era ministro de la congregación de Iglesia en Houston, Texas, y había demostrado ser un hombre fiel, alguien en quien se podía confiar. Y por eso Herbert Armstrong lo nombró tesorero de la Iglesia de Dios, un cargo que él no podía confiar a ninguno de los evangelistas.

Ni mismo cuando Herbert Armstrong entendió que su muerte se acercaba él no sentía que podía traspasar sus responsabilidades a ninguno de los evangelistas que ocupaban los más alto cargos en la administración de la Iglesia, bajo su autoridad. Él entonces comenzó a delegar más responsabilidades a un hombre que había estado sirviendo durante mucho tiempo como ministro en la congregación local.

A finales de la década de 1970, a Herbert Armstrong le llamó la atención la trayectoria de este hombre, que poco después de esto fue ordenado como evangelista y empezó a trabajar en la administración de la Iglesia. Ese evangelista era Joseph Tkach sénior, y Herbert Armstrong le puso al frente de todo el ministerio de la Iglesia y de todas las congregaciones de la Iglesia de Dios alrededor del mundo. Una responsabilidad que Herbert Armstrong ya no podía confiar a ninguno de los evangelistas más antiguos.

Dios estaba permitiendo que Satanás empezara a sembrar desconfianza, recelos, envidia, afán de poder y hasta mismo división doctrinal en la sede de Su Iglesia. Dios no intervino para atajar esto. Él simplemente permitió que las personas siguiesen eligiendo el camino que ellas querían seguir, mismo que fuera el camino equivocado. La Iglesia estaba cada vez más débil espiritualmente y caminaba a pasos gigantescos en dirección a lo que ella se convertiría en la Era de Laodicea. Y mientras tanto las personas se ensoberbecían y confiaban más en sí mismas que en Dios. La Iglesia estaba lista para una apostasía. Nada semejante había sucedido en los casi 1.950 años de la historia de la Iglesia de Dios.

Hacia el final de su vida Herbert Armstrong discutía los asuntos de la Iglesia casi únicamente con Joseph Tkach sénior, porque él estaba confinado en su casa debido a problemas de salud. Cuanto más la salud de Herbert Armstrong empeoraba más responsabilidades él delegaba a Joseph Tkach en la administración de la Iglesia. A la Iglesia fue dicho que, dado que Herbert Armstrong creía que iba a morir muy pronto, él había pasado el relevo a Joseph Tkach sénior, quien ahora era responsable del liderazgo de la Iglesia.

La transición de una era de la Iglesia a otra tuvo finalmente lugar en 1986, cuando Herbert Armstrong murió. Entonces terminó la Era de Filadelfia y comenzó la Era de Laodicea, la séptima y última era profética de la Iglesia de Dios, antes del regreso de Cristo.

Joseph Tkach sénior estaba ahora al frente del liderazgo de la Iglesia de Dios. Al principio, parecía que él permanecía fiel a la manera de liderar y a las enseñanzas de Herbert Armstrong. Él parecía estar obrando de manera fiel defendiendo las verdades que Dios había dado a la Iglesia a través de Herbert Armstrong. Pero a finales de la década de 1980 y principios de la década de 1990 esto comenzó a cambiar. Entonces él empezó a hacer algunos cambios administrativos que parecían buenos en un principio, pero que en realidad no eran nada buenos.

Durante los primeros años de su liderazgo Joseph Tkach sénior empezó poco a poco a enaltecerse y a conferir más importancia a su cargo en la organización de la Iglesia rodeándose de personas más jóvenes en el ministerio. Al mismo tiempo que trataba de quitar importancia al papel de algunos ministros que habían ocupado cargos de mayor responsabilidad durante el ministerio de Herbert Armstrong como apóstol de Dios.

Una actitud de altanería se adueñó de la Iglesia. Esa actitud era estimulada por los individuos que Joseph Tkach sénior había colocado en posiciones de liderazgo, incluyendo a su propio hijo. Las personas se daban aires de importancia, estaban llenas de arrogancia y orgullo porque se creían espiritualmente “ricas”, creían que “se habían enriquecido”. Esto sumado a la condición ya debilitada de la Iglesia, una condición de tibieza y complacencia espiritual. Cristo ya había avisado mucho antes que esto sucedería en la última era de la Iglesia de Dios. Y la mezcla de todo esto resultó ser desastrosa para la Iglesia.

En su profecía sobre la Apostasía Pablo afirmó que el hombre de pecado, el hijo de perdición, “se sentaría en el templo de Dios, pretendiendo ser Dios”. Esta parte de la profecía de Pablo es muy reveladora. El templo de Dios al que Pablo de refiere no es el antiguo templo físico en Jerusalén, que fue destruido. Muchos que intentan explicar estos versículos se equivocan enormemente porque piensan que Pablo aquí se refiere al templo físico. Pero en otros pasajes de la Biblia Pablo deja muy claro que cuando él habla sobre el templo él se refiere al templo espiritual de Dios: la Iglesia.

La palabra “sentarse” revela más detalles sobre esa persona que estaría en el templo de Dios, en la Iglesia. Esto no se refiere a alguien que se sienta en un algún lugar en un edificio. Esto no se refiere a algo de naturaleza física. Esto se refiere a algo de naturaleza espiritual y que tiene que ver con el templo espiritual, con la Iglesia de Dios.

Nadie puede estar en este templo de Dios si no es parte de la Iglesia de Dios. Sin embargo, esta descripción abarca mucho más. En ese contexto se trata de alguien que tiene autoridad, que se sienta en una posición de autoridad en la Iglesia. La palabra griega usada aquí, y en este contexto, significa “instituir, nombrar o otorgar el reinado a una persona”.

Voy a citar un par de ejemplos en los que esa palabra es usada con ese significado en la Biblia:

Al que salga vencedor le daré el derecho de sentarse conmigo en mi trono, como también yo vencí y me senté con mi Padre en Su trono. (Apocalipsis 3:21).

Josué les dijo: “Os aseguro que, en la renovación de todas las cosas, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono glorioso, vosotros que me habéis seguido os sentaréis también en doce tronos para gobernar a las doce tribus de Israel.” (Mateo 19:28).

Ya al final de su vida, Herbert Armstrong dijo que Dios todavía no le había dejado claro quién debía asumir el liderazgo de la Iglesia cuando él muriera. Pero, como he dicho antes, a la Iglesia le fue dicho que Herbert Armstrong había delegado toda la responsabilidad del liderazgo de la Iglesia a Joseph Tkach sénior justo antes de su muerte. En el tiempo del fin, solamente un hombre se ha sentado (establecido) en una posición de autoridad en la Iglesia de Dios, pero ese individuo no era y nunca fue un apóstol de Dios. Y no se sabe al cierto si Herbert Armstrong le ha sentado en esa posición de autoridad o si él mismo ha usurpado esa autoridad. Algún día lo sabremos.

La traición del hijo de perdición resultó en la Apostasía en la Iglesia de Dios. Sus acciones fueron el cumplimiento espiritual de la Abominación Desoladora de la que Cristo habla en la profecía del Monte de los Olivos.


El acontecimiento de hecho: la Apostasía

Joseph Tkach sénior comenzó a colocar a hombres jóvenes e inexpertos en importantes cargos en la administración y al frente de los proyectos de la Iglesia. La mayoría de ellos eran nuevos en el ministerio. Así se formó un grupo muy grande de nuevos ministros que estaban muy unidos entre ellos y tenían una mentalidad que se oponía a las cosas del pasado.

Este grupo de individuos se convirtió en una especie de hermandad secreta cuyo objetivo era hacer de la Iglesia de Dios una organización más “abierta”, como las iglesias del cristianismo tradicional. Estos hombres sentían una gran aversión hacia todo lo que tenía que ver con Herbert Armstrong y con sus enseñanzas. Ellos por eso ellos comenzaron a hacer todo lo posible para llevar a toda la Iglesia en una dirección diferente. Sus actividades, que en su mayoría tenían lugar “entre bastidores”, no salieron del todo a la luz hasta el año 1995.

Pero en 1992 muchos de los líderes más antiguos de la Iglesia empezaron a darse cuenta de los planes del liderazgo para implementar importantes cambios doctrinales. Cambios que serían presentados a la Iglesia como un hecho. Pero ninguno de ellos hizo nada para avisar a la Iglesia o al ministerio de lo que el liderazgo estaba tramando en la sede de la Iglesia. Ellos tampoco se opusieron a lo que estaba sucediendo. Ellos no defendieron a Dios, a Josué, el Cristo y tampoco a la Iglesia de Dios, al pueblo de Dios.

Entre ese grupo de ministros más jóvenes había algunos que tramaban alejar a la Iglesia de la verdad que Dios había dado a Su Iglesia a través de Herbert Armstrong. En su intento de borrar la memoria de Herbert Armstrong ellos empezaron a destruir los libros y panfletos que Herbert Armstrong había escrito, de los cuales quedaban muchísimos ejemplares en la sede de la Iglesia. Esos ministros tenían planeado sustituir los panfletos de la Iglesia por publicaciones más afines a los importantes cambios doctrinales que ellos querían implementar en la Iglesia de Dios. El objetivo de esos cambios era que la Iglesia de Dios estuviese más cerca de las iglesias del cristianismo tradicional en lo que se refiere a la doctrina.

Joseph Tkach sénior y su hijo, Joseph Tkach júnior, eran los cabecillas de esta trama para cambiar las doctrinas de la verdadera Iglesia de Dios y llevar a la Iglesia a un falso cristianismo.

Esos ministros estaban conspirando en secreto para destruir a la Iglesia de Dios y ya lo tenían todo preparado para presentar esos cambios a la Iglesia. Pero ellos fueron tomados por sorpresa cuando Joseph Tkach sénior desveló esos planes antes de lo previsto en un sermón que él dio en la congregación de Atlanta, Georgia. Debido a que había muchos rumores circulando entre los miembros de la Iglesia sobre estos cambios él decidió presentarlos a la Iglesia ese mismo día, durante su visita a la congregación de Atlanta.

Y más tarde se supo que él había preparado un sermón totalmente diferente al sermón que él terminó dando en Atlanta ese día. Las cosas estaban pasando más rápido de lo planeado y Joseph Tkach no tuvo más remedio que hablar sobre esos cambios. Y por eso él cambió su sermón y dio un sermón completamente diferente ese día, el 17 de diciembre de 1994.

En ese sermón, que ha sido escuchado en todas las congregaciones de la Iglesia de Dios alrededor del mundo en las semanas siguientes, Joseph Tkach sénior comenzó a informar a la Iglesia de Dios sobre cambios en las doctrinas más importantes de la Iglesia de Dios. Además del sermón que él dio ese día en la congregación de Atlanta, él dio dos otros sermones más sobre el mismo tema en otras dos congregaciones en los siguientes Sabbats semanales. Tres sermones con el mismo mensaje: los importantes cambios en la doctrina.

En el sermón que él dio en la congregación de Atlanta él dijo a la Iglesia que a partir de entonces guardar el Sabbat en el séptimo día de la semana era una elección personal de cada uno. Las personas podían seguir guardando el Sabbat en el séptimo día de la semana, el sábado, como todos estaban acostumbrados, o podían hacer esto el día siguiente, en el primer día de la semana, el domingo, como los seguidores del cristianismo tradicional. Él dijo que guardar el Sabbat ya no debía ser visto como un mandamiento de Dios.

Él también dijo que lo mismo se aplicaba a los Días Sagrados anuales de Dios. Según él la Iglesia ya no estaba obligada a guardar esos Días Sagrados. Aunque gran parte de la Iglesia continuaría haciéndolo, pero más como una tradición y no como un mandamiento de Dios. Además, ya no estaba prohibido para los miembros de la Iglesia de Dios celebrar las navidades o la pascua. Él mencionó muchos otros cambios. Él incluso dijo que las leyes de Dios con respecto a los alimentos puros e impuros para los seres humanos ya no estaban vigentes.

No hace falta decir que ese sermón fue el comienzo de una gran Apostasía. Aquí estaba un hombre que se había sentado con autoridad en la Iglesia de Dios en la tierra, que se había puesto en el lugar de Dios cuando se propuso cambiar las leyes de Dios.

Lo que Pablo dijo sobre el hombre de pecado, el hijo de perdición, se había cumplido:

Este se opone y se levanta contra todo lo que lleva el nombre de Dios o es objeto de adoración, hasta el punto de sentarse en el templo de Dios y pretender [hacerse pasar por, mostrarse, exhibirse] ser Dios. (2 Tesalonicenses 2:4).

Dios no cambia Su camino de vida y Su verdad, pero Joseph Tkach sénior creía que podía hacer esto.

¿Cuándo en la historia moderna una institución religiosa ha pasado por algo así? ¿Que alguien de sus propias filas empiece a cambiar las enseñanzas y doctrinas más importantes de la organización? Pero esto fue exactamente lo que pasó en la Iglesia de Dios, tal como Dios dijo que sucedería en el tiempo del fin.


Los Sellos de Apocalipsis empezaron a ser abiertos

Hay personas en el mundo que todavía están esperando a que el Primer Sello del Apocalipsis sea abierto para así poder saber cuándo Cristo va a volver. Algunos creen que cuando el Primer Sello sea abierto empezará una gran tribulación y que tres años y medio después Cristo va a regresar. Pero esas personas serán pilladas completamente desprevenidas, porque los acontecimientos anunciados por los cuatro primeros Sellos de Apocalipsis no tienen nada que ver con una tribulación física en el mundo, sino con una tribulación espiritual y una destrucción que ya han tenido lugar en la Iglesia de Dios.

El Primer Sello de Apocalipsis fue abierto el día 17 de diciembre de 1994, cuando Joseph Tkach sénior pronunció ese sermón en la congregación de Atlanta, Georgia. Esto marcó el comienzo de la Apostasía. Esto marcó el comienzo de una gran tribulación en la Iglesia de Dios. Esto marcó el comienzo de una profética cuenta atrás para la segunda venida de Josué el Cristo.

Vi cuando el Cordero abrió el primero de los siete sellos, y oí a uno de los cuatro seres vivientes, que gritaba con voz de trueno: “¡Ven!” Miré, ¡y apareció un caballo blanco! El jinete llevaba un arco; se le dio una corona, y salió venciendo y para vencer. (Apocalipsis 6:1-2).

Y esto se refiere al individuo que fue puesto en una posición de autoridad (le fue dada una corona para gobernar) en el templo de Dios. Este simbolismo profético describe a alguien que usa su poder para hacer la guerra, para conquistar y devastar a la Iglesia de Dios, para profanar y destruir la Iglesia de Dios, para cometer la “Abominación Desoladora” en el templo de Dios.

Y los acontecimientos anunciados por los siguientes tres Sellos fueron simplemente el resultado, el efecto, de los acontecimientos anunciados por el Primer Sello.

Entonces salió otro caballo, de color rojo. Al jinete se le entregó una gran espada; se le permitió quitar la paz de la tierra y hacer que sus habitantes se matasen unos a otros. (Apocalipsis 6:4).

Cuando Joseph Tkach sénior pronunció su sermón profanador en la congregación de Atlanta, se abrieron las compuertas a la perversión doctrinal, que ahora fluía tranquilamente en la Iglesia de Dios, y a la generalizada libre interpretación de la Palabra de Dios usando el razonamiento humano y bajo influencia demoníaca. Y en todos los lugares del mundo donde la Iglesia de Dios estaba presente la paz fue quitada de la tierra.

Casi de la noche a la mañana la creciente inquietud, que se había ido acumulando en los años anteriores debido a las disputas sobre doctrinas y los conflictos entre hermanos y ministros que se entregaban cada vez más a la distorsión de la doctrina, ahora se había desatado en la Iglesia, que estaba siendo atacada por todos los flancos. Los ministros y los hermanos comenzaron a elegir bandos y a contender sobre las diferencias doctrinales.

El Segundo Sello fue abierto inmediatamente después del primero. Casi 3/4 del ministerio cedió a este cambio en las doctrinas. Ellos eligieron seguir el mismo camino falso que el liderazgo de la Iglesia de Dios recién había abrazado. Ellos se apartaron de la verdad. Muchos ministros aceptaron sin rechistar todas las nuevas enseñanzas de Joseph Tkach, mientras que otros aceptaron solo algunas de ellas. Llegado a ese punto casi toda la Iglesia estaba yendo cada vez más rápido en dirección a las falsas doctrinas del falso cristianismo.

La aparición de tantos falsos ministros fomentó la propagación, cada vez más rápida, de esas falsas doctrinas y enseñanzas. Esos ministros ya no manejaban la espada de la Palabra de Dios en espíritu y en verdad, pero ellos ahora manejaban una espada falsa para alejar a los hermanos de la verdad y destruir vidas espiritualmente.

La paz de Dios había sido quitada de la Iglesia y los hermanos se vieron involucrados en la mayor y más importante guerra espiritual que la Iglesia jamás había experimentado desde que ella fue fundada en el Día de Pentecostés del año 31 d.C. Miles de hermanos comenzaron a perder su vida espiritual ya que unos empezaron a matar a otros espiritualmente. La espada de esos falsos ministros era la falsa doctrina, y el resultado de esto fue una enorme devastación y muchas muertes a nivel espiritual.

Cuando el Cordero abrió el Tercer Sello, oí al tercero de los seres vivientes, que gritaba: “¡Ven!” Miré, ¡y apareció un caballo negro! El jinete tenía una balanza en la mano. Y oí como una voz en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: “Un kilo de trigo, o tres kilos de cebada, por el salario de un día; pero no hagas ningún daño al aceite y al vino”. (Apocalipsis 6:5-6).

La mayoría de las personas que leen esto entiende enseguida que estos dos versículos hablan sobre una hambruna. La Iglesia siempre ha entendido que esto se refiere a una hambruna que vendría sobre el mundo en el tiempo del fin, pero la Iglesia de Dios solo veía esto como una hambruna a nivel físico. Y por supuesto que esto va a pasar en el mundo a nivel físico, pero estos versículos se refieren a la hambruna espiritual que sobrevino a la Iglesia de Dios como consecuencia de la Apostasía.

La verdad es que esto fue el cumplimiento de una profecía del Antiguo Testamento para el tiempo del fin.

He aquí que vienen días, dice el SEÑOR Dios, en los cuales enviaré hambre a la tierra; no hambre de pan ni sed de agua, sino de oír las palabras del SEÑOR. (Amós 8:11).

A medida que los falsos ministros y la falsa doctrina ganaban cada vez más poder, los hermanos se debilitaban y estaban sufriendo de una creciente hambre espiritual. La verdad de Dios, la Palabra de Dios con la que los hermanos necesitaban ser alimentados espiritualmente era cada vez más escasa. Fueron verdaderamente días de gran hambruna espiritual para el pueblo de Dios.

La Apostasía causó una gran destrucción y resultó en una extendida profanación en el templo de Dios. Esa destrucción también es mencionada en una profecía en Ezequiel 5 que describe esa devastación en tres fases muy específicas.

Luego después de la Apostasía 1/3 de la Iglesia dio la espalda a toda la verdad que Dios había dado a la Iglesia. Esas personas volvieron al falso cristianismo del que Dios las había liberado cuando Él abrió su mente para que ellas pudiesen ver y comprender Su verdad.

Durante los meses que se siguieron otro tercio de la Iglesia simplemente cedió a la desesperanza y perdió por completo la fe. Esas personas lo abandonaron todo. Ellas no podían entender cómo o por qué esas cosas estaban sucediendo en la Iglesia de Dios. Ellas no tenían respuestas y tampoco esperanzas. Ya no les quedaba nada por lo que luchar.

El último tercio intentó mantenerse fiel a lo que ellos habían creído cuando Dios abrió su mente para comprender la verdad. Cuando vino la Apostasía, la Iglesia estaba muy debilitada espiritualmente, tal como Cristo había avisado que pasaría en la última era de la Iglesia de Dios, la Era de Laodicea. De acuerdo con la profecía la Iglesia se volvería espiritualmente tibia y comenzaría a dormir espiritualmente en lugar de estar espiritualmente alerta y vigilante como Cristo dijo que ella debería estar.

Dios dijo que la Iglesia se volvería espiritualmente tibia, debido a su negligente y falta de celo, y que por eso Él la vomitaría de Su boca. Y esto significa que la Iglesia de Dios quedaría completamente separada de Dios, de Su favor y de Su espíritu santo. Y esto es exactamente lo que le sucedió a la Iglesia, que estaba muy debilitada espiritualmente. Dios también dijo que en el tiempo del fin solo quedaría un pequeño remanente de Su pueblo, del tercio de la Iglesia que Él iba a permitir que se esparciera, de los que de alguna manera todavía permanecían fieles a lo que habían creído en el pasado.

Ese último tercio de la Iglesia se dispersó debido a la gran confusión causada por la Apostasía. Muchas de esas personas deseaban mantenerse fieles a las doctrinas y verdades que Dios les había mostrado cuando ellas fueron llamadas a la Iglesia de Dios. Entre los que habían sido dispersados comenzaron a surgir varias organizaciones que deseaban reconstruir lo que la Iglesia tenía en el pasado. La confusión solo iba aumentando ya que esas personas, que habían sido dispersadas y estaban muy debilitadas espiritualmente, ahora tenían que decidir a qué grupo unirse. Había mucho desacuerdo entre los diversos grupos sobre asuntos concernientes a la organización, al liderazgo y a la doctrina de la iglesia.

Ninguno de esos grupos se destacaba claramente como la continuación definitiva de la Iglesia de Dios, como el grupo en el que Dios estaba trabajando. En tan solo unos meses se formaron más de 600 organizaciones. Y todas esas organizaciones creían que eran la continuación de la verdadera Iglesia de Dios.

La profecía dice que en la última era de la Iglesia las personas tendrían un espíritu de tibiez, que serían altaneras y estarían llenas de autosuficiencia y justicia propia, creyendo “tener razón”, más que todos los demás. Y la mayoría de los miembros de esas organizaciones mantenían esa actitud, ya que todos ellos creían que tenían razón.

Dios deja claro que Su Iglesia es un solo cuerpo, una sola Iglesia, que está unida en sus creencias, en espíritu y en verdad. Solo Dios puede revelar la verdad. Y a través de la verdad Dios revela dónde Él ha continuado Su Iglesia, ese pequeño remanente de la organización llamada Iglesia de Dios Universal.


Satanás sería el primero a dar a conocer quién era el hombre de pecado

Esa enorme destrucción en la Iglesia de Dios, la Apostasía, comenzó a ocurrir en diciembre de 1994, en el mismo día que Joseph Tkach dio ese sermón en la congregación de Atlanta. Pero entonces la Iglesia no comprendió que este acontecimiento fue el comienzo de la Apostasía. Nadie sabía que muy pronto Dios iba a revelar a Su pueblo quien era el hombre de pecado. Dios iba a revelar esto a todos los que estaban verdaderamente dispuestos a arrepentirse de haberse vuelto negligentes y tibios espiritualmente, de haberse convertido en laodiceanos.

En diciembre de 1989, cinco años antes de que este profético acontecimiento tuviera lugar, un individuo que era ministro de la Iglesia de Dios Universal fue destituido de su cargo y expulsado de la Iglesia de Dios. Entonces este individuo, que se llama Gerald Flurry, formó su propio grupo religioso. Él no estaba de acuerdo con algunos cambios de menor importancia que Joseph Tkach sénior estaba implementando en la Iglesia de Dios Universal y por eso él había sido expulsado de la Iglesia.

Unos años antes de la Apostasía algunas personas en la Iglesia de Dios empezaron a expresar abiertamente su deseo de cambios que llevasen a la Iglesia de Dios en la dirección del protestantismo, aunque la administración de la Iglesia de Dios aún no había anunciado esos cambios oficialmente. Mucho antes de esto Gerald Flurry se había enfrentado a Joseph Tkach sénior porque él no estaba de acuerdo con los cambios que se estaban haciendo en la Iglesia. Gerald Flurry expresó abiertamente su descontento con el que en ese entonces todavía era el legítimo liderazgo de la Iglesia de Dios.

Las doctrinas y verdades aún no habían sido cambiadas. Esos cambios solo comenzaron varios años después, cuando Joseph Tkach sénior los anunció oficialmente en la congregación de Atlanta. Y ese anuncio de un cambio completo de las doctrinas desencadenó los acontecimientos que llevaron a la Apostasía y que a su vez revelarían quién era el hombre de pecado. Pero esto fue solo más tarde.

La verdad es que lo que hizo Gerald Flurry fue un motivo fundado para su despido como ministro. Él estaba provocando división en la Iglesia, algo que va en contra de la instrucción de Dios con respecto al espíritu de unidad, apoyo y cooperación que debe existir entre los miembros del ministerio de Su Iglesia.

Después de haber sido expulsado del ministerio, Flurry fundó una nueva iglesia cuyo propósito era, supuestamente, dar continuidad a la obra y enseñanzas de Herbert Armstrong. Lo que este hombre no sabía era que la obra, la comisión que Dios le había encargado a Herbert Armstrong, ya estaba concluida. Esa obra quedó concluida cuando Herbert Armstrong murió.

Flurry comenzó a difundir la idea de que la iglesia que él había fundado era la continuación de la Era de Filadelfia y que todos los que no se uniesen a él pertenecían a la Era de Laodicea. Cuando él se dispuso a fundar su iglesia, él empezó a difundir la idea que él había sido elegido para tomar el relevo a Herbert Armstrong y continuar con la misma obra.

Él entonces usó explícitamente el nombre de Herbert Armstrong para fundar su iglesia. Y a algunos, principalmente a los que también estaban descontentos con la gestión de Joseph Tkach sénior, esto les dio la impresión de que Gerard Flurry era realmente la persona a través de quien Dios estaba trabajando ahora. Aunque él usó el nombre de Herbert Armstrong tan explícitamente, su iglesia estaba muy lejos de reflejar las enseñanzas y la actitud de Herbert Armstrong.

Lo más raro de todo esto es que luego en los comienzos de su nuevo ministerio, Gerald Flurry afirmó que Joseph Tkach sénior era el profético hombre de pecado. Y esto fue mucho antes de que la Apostasía tuviera lugar. Pero más tarde, cuando Joseph Tkach sénior murió, Gerard Flurry cambió su parecer sobre la identidad del hombre de pecado, ya que la muerte de Joseph Tkach no encajaba en sus ideas y tampoco en su creencia de que el hombre de pecado solo se manifestaría mucho más tarde.

Y estoy mencionando esto porque este individuo, aunque él estaba en lo cierto sobre Joseph Tkach sénior, fue extremadamente presuntuoso al hacer afirmar tal cosa. Lo que él hizo estuvo mal, fue equivocado. Porque el propósito de Dios era revelar quién era el hombre de pecado solo más tarde. Dios haría esto mediante la inconfundible sentencia de Su juicio, que Dios ejecutaría en la vida de Joseph Tkach sénior después que él causara la Apostasía.

No obstante, hay un ser que ya sabía quién se convertiría en el hombre de pecado mucho antes de que esto sucediera. Ese ser es Satanás, que ya estaba trabajando a través de Joseph Tkach sénior para causar la Apostasía. Dios iba a permitir que esto sucediera, pero en Su tiempo. La Biblia dice claramente cómo el hombre de pecado, el hijo de perdición, iba poder ejercer el poder que él ejerció para influir a otros en la Iglesia de una manera tan negativa. Él pudo hacer esto porque el poder del propio Satanás estaba obrando a través de él.

En esa profecía sobre la Apostasía, en 2 Tesalonicenses 2, Pablo escribió lo siguiente sobre el hombre de pecado: …cuya venida es por obra de Satanás, con toda clase de milagros, señales y prodigios falsos… (versículo 9).

Mucho antes de la Apostasía Satanás ya estaba trabajando a través de Joseph Tkach sénior dándole el poder y la influencia que él deseaba y que él necesitaría para cumplir el papel de hombre de pecado. Y debido a que Satanás ya sabía quién era este hombre, fue fácil para Satanás llevar a otro hombre, Gerald Flurry, a creer que Joseph Tkach sénior era el hombre de pecado mucho antes de que Joseph Tkach sénior provocara la Apostasía.

Satanás pudo fácilmente llevar a Gerald Flurry a creer esto sobre Joseph Tkach sénior porque Gerard Flurry no estaba de acuerdo con Joseph Tkach sénior y le tenía una gran antipatía. Después de todo, fue debido a que él expresara abiertamente su desacuerdo que el propio Joseph Tkach sénior terminó expulsándolo del ministerio y de la Iglesia.

El hecho de que Gerald Flurry afirmara que Joseph Tkach sénior era el hombre de pecado antes de que Dios lo revelara fue en sí mismo un acto espiritualmente engañoso y pervertido. Y esto no debería sorprendernos, ya que esa revelación en realidad vino del propio Satanás, un ser sumamente engañoso y pervertido.


Dios reveló quien era el hombre de pecado

Durante varios meses después de la Apostasía, el tercio de la Iglesia que estaba dispersado permaneció en estado de shock y no podía comprender qué estaba pasando al pueblo de Dios y porqué todo esto estaba sucediendo.

Y hay más cosas que Pablo escribió proféticamente sobre la Apostasía que se vuelven más relevantes en este punto de la historia.

Bien sabéis que hay algo que detiene (y la palabra griega aquí usada significa refrenar, contener, impedir] a este hombre, a fin de que él [el hombre de pecado] sea revelado [exponer, dar a conocer lo que no se sabía antes], a su debido tiempo. Es cierto que el misterio de la maldad ya está ejerciendo su poder, solo que hay alguien que lo detiene. [La misma palabra griega, que significa refrenar, contener, impedir], hasta que él [el hombre de pecado] sea quitado de en medio. Entonces el inicuo será revelado [será expuesto, será dado a conocer], a quien el Señor consumirá con el soplo de su boca y destruirá con el esplendor de su venida. (2 Tesalonicenses 2:6-8)

Esta profecía se refiere al hombre de pecado, el inicuo, que sería revelado y a quien el Señor consumiría con el soplo de su boca (por orden de Dios), y destruiría con el resplandor de su venida (revelando así cuándo Cristo regresará). La mayoría de las personas que se dispersaron después de la Apostasía no pueden entender ese versículo porque ellas piensan que esto es algo que se cumplirá solo a nivel físico. Esas personas creen que esta profecía solo puede cumplirse en el exacto momento en que Josué, el Cristo, regrese, en el día en que termine el tiempo del fin.

Pero en este mismo versículo queda claro que Dios es quien iba a revelar (mostrar, dar a conocer) la identidad del hombre de pecado y lo que esto significaría para la Iglesia. El regreso de Cristo y los acontecimientos que precederían a su venida estaban siendo “retenidos” (no podían ser comprendidos) hasta que la Apostasía tuviese lugar y la identidad del hombre de pecado fuese revelada.

Aunque la mayoría de esas personas no tenía “oídos para oír ni ojos para ver”, Dios dejó muy claro que Él era quien revelaría la identidad del hombre de pecado. Después de que Joseph Tkach sénior traicionó a Dios y a Cristo al dar ese desafiante sermón, el Templo espiritual de Dios, la Iglesia, fue profanado. Una abominación de proporciones sin precedentes tuvo lugar.

Exactamente 40 Sabbats después de haber dado su infame sermón en la congregación de Atlanta (en el día y la hora exactos, en la zona horaria en que él se encontraba) Joseph Tkach sénior murió. El propio Dios estaba revelando quien era el hombre de pecado. Dios ejecutó la sentencia de Su juicio contra el hombre de pecado quitándole la vida. De esa manera Dios estaba revelando que Joseph Tkach sénior era de hecho el “hijo de perdición”, “el hombre de pecado”. Y a través de esto Dios también reveló que para el mundo había empezado una cuenta atrás para el tiempo del fin. Finalmente, después de casi 6.000 años, las profecías del tiempo del fin comenzaran a cumplirse. Y lo primero que pasó fue que el Primer Sello de Apocalipsis fue abierto. La verdad es que todo esto comenzó el mismo día que Joseph Tkach sénior dio su sermón apóstata, pero Dios tenía que revelar esto todavía. Y Dios lo reveló más tarde.

Proféticamente, el hecho de que Dios destruyera al hombre de pecado fue también la señal que reveló al pueblo de Dios cuándo Josué el Cristo va a volver. Había llegado el momento para que Cristo regresara y ahora ya no había nada que impidiese a la Iglesia ver esto. El momento había llegado. ¡La cuenta atrás para la venida de Cristo había empezado!

En la Biblia Dios usa el número 40 para anunciar Su juicio. La sentencia del juicio de Dios por la rebelión de las personas en los días de Noé fue un diluvio que duró 40 días y 40 noches. Otro ejemplo de esto es lo que sucedió al pueblo de Israel después de que Dios los liberó de la esclavitud en Egipto. Justo después de que Dios les liberase de la esclavitud en Egipto ellos se rebelaron contra Dios. Y debido a esto Dios les dejó vagar por el desierto durante 40 años antes de que ellos pudiesen entrar en la tierra prometida.

Joseph Tkach sénior, quien era visto como alguien que tenía autoridad en la Iglesia de Dios, directamente bajo la autoridad de Cristo, dijo que guardar el Sabbat en el séptimo día ya no era un mandamiento para el pueblo de Dios. ¿Y es de extrañar que debido a su rebelión Dios ejecutase la sentencia de Su juicio sobre él exactamente 40 Sabbats – a la hora exacta – después de que él dijera que el Sabbat de Dios ya no debía ser considerado como algo importante?

Lo primero que Dios reveló a Su Iglesia con respecto a esa cuenta atrás fue la importancia de ese período de 280 días (40 x 7) que reveló la sentencia de Su juicio. Aquí el número 40 representa proféticamente el juicio de Dios y el número 7 representa el hecho de que el propósito de Dios se había cumplido, había sido concluido.

Cuando Joseph Tkach sénior dio ese sermón profanando el templo de Dios, la Iglesia de Dios, se cumplió la profetizada “Abominación Desoladora” en el Templo espiritual de Dios. La profecía de Pablo sobre la Apostasía había comenzado a cumplirse. Dios reveló un juicio muy específico cuya sentencia Él había ejecutado personalmente sobre el hombre de pecado, el hijo de perdición. Exactamente 280 días después Dios le quitó la vida.


Dios reveló donde está Su iglesia remanente

Al revelar la identidad del hombre de pecado a Su pueblo y también que una Apostasía había ocurrido en la Iglesia, Dios estaba comenzando a revelar a Su pueblo la identidad de Su Iglesia remanente, la organización a través de la cual Él iba a seguir trabajando hasta que Cristo regresara. Esa organización sería la continuación de Su Iglesia, la Iglesia de Dios.

Como ya he explicado, cuando la Apostasía tuvo lugar la Iglesia de Dios se dispersó y se dividió en más de 600 organizaciones. En los primeros 3 años y medio después de la Apostasía había mucha confusión entre el pueblo de Dios que se había dispersado. No estaba claro dónde Dios estaba trabajando o a través de quién Dios estaba trabajando. Si es que Dios estaba trabajando con alguna de esas organizaciones.

Durante la Era de Filadelfia Dios reveló muchas verdades a Su Iglesia a través de Herbert Armstrong. Y esas verdades revelaron que Dios había elegido a Herbert Armstrong como apóstol en Su Iglesia. Dios siempre revela la verdad a Su pueblo a través de Sus apóstoles y profetas.

La verdad solo puede venir de Dios y tiene que ser dada por Dios. Los seres humanos no pueden descubrir la verdad de Dios por sí mismos. Dios deja claro que Él está construyendo un Templo espiritual, cuyo fundamento está formado por Sus apóstoles y profetas y del cual Josué, el Cristo, es la principal piedra de ángulo. El hecho de que Dios haya revelado tantas verdades a Su Iglesia a través de Herbert Armstrong, justo en el final de la era de los seres humanos, cuando la verdad de Dios en la tierra casi había desaparecido, es la prueba de que Herbert Armstrong era el apóstol de Dios durante la Era de Filadelfia.

Después de la Apostasía Dios comenzó a revelar más verdades a Su Iglesia nuevamente. Verdades que la Iglesia no sabia antes de que Dios las revelara. Y a través de la revelación de todas esas nuevas verdades Dios comenzó a revelar dónde Su Iglesia iba a continuar y a través de quién Él estaba trabajando, de entre todos los grupos dispersados. A través de todas las verdades que Dios ha revelado desde la Apostasía Él ha dejado claro quién es el apóstol a través del cual Él está trabajando y seguirá trabajando hasta que Cristo regrese.

Cuando Herbert Armstrong estaba cumpliendo la comisión que Dios le había dado de llevar a todo el mundo las buenas nuevas de que el Reino de Dios pronto vendría la Iglesia de Dios como organización tenía un nombre único: Iglesia de Dios Universal. Pero después de la Apostasía esa organización ya no era la Iglesia de Dios.

De entre los cientos de organizaciones que surgieron después de la Apostasía, Dios levantó una única organización que continuaría sirviendo a Su Iglesia hasta el regreso de Cristo. Esta Iglesia fue fundada por Dios en el Día de Pentecostés del año 1998, exactamente 3 años y medio (1260 días proféticos) después de la Apostasía. El nombre de esa organización es Iglesia de Dios – Preparando para el Reino de Dios (PKG). Ese nombre representa la comisión que Dios ha dado a esa Iglesia.

Y al igual que pasó con Herbert Armstrong durante la Era de Filadelfia, Dios comenzó a revelar nuevas verdades a Su Iglesia. Y ningún otro grupo formado por personas que se dispersaron después de la Apostasía conoce o enseña estas verdades.

Estos grupos ni siquiera pueden aceptar una verdad que debería ser obvia para todos ellos: que la Iglesia pasó por la Apostasía profetizada por Pablo en 2 Tesalonicenses 2. Ellos tampoco creen que Joseph Tkach sénior era el hombre de pecado, el hijo de perdición. Ellos no creen que Dios rechazó a toda Su Iglesia en la Era de Laodicea porque todos se habían vuelto espiritualmente tibios, tal como Cristo reveló a Juan para que él lo profetizara. Ellos no creen que la Apostasía revela la verdad sobre lo que Cristo dijo que sucedería a la Iglesia, que todas las piedras del templo – la Iglesia de Dios – serían derribadas antes de su venida.

Dios dijo que en el tiempo del fin Él levantaría a un remanente de Su Iglesia que sería esparcida y que ese remanente seguiría adelante hasta la venida de Cristo como Rey de reyes. Y para levantar a este remanente Dios comenzó a revelarles muchas nuevas verdades. En el comienzo esas verdades eran la revelación de quién era el hombre de pecado, que la Iglesia había pasado por una Apostasía y que Dios había vomitado a toda la Iglesia, la había rechazado. Dios también reveló que lo que Cristo había dicho sobre la Abominación Desoladora que tendría lugar en el templo de Dios, en Su Iglesia, sucedió exactamente de la manera que Cristo dijo que sucedería.

Y como resultado de la revelación de estas verdades Dios pudo seguir dando a Su Iglesia más comprensión sobre esos acontecimientos, pudo seguir revelando más verdades a Su Iglesia. Dios reveló que lo que anuncian los primeros cuatro Sellos de Apocalipsis es paralelo a las profecías del tiempo del fin descritas en Mateo 24 sobre una gran destrucción que tuvo lugar en la Iglesia de Dios debido a la Apostasía.

Y mientras Dios trabajaba para restaurar y reavivar Su Iglesia espiritualmente Él ha seguid revelando más y más verdades. Porque Su Iglesia debe estar preparada para la venida de Cristo. Dios reveló que durante los últimos 6.000 años Él ha estado eligiendo a exactamente 144.000 individuos que regresarán con Cristo y que solamente ellos regresarán con Cristo, y no una innumerable multitud, como algunos creen.

Hay muchas ideas entre los seguidores del cristianismo tradicional sobre qué y quién es el Anticristo que Juan menciona en sus cartas. Juan no se refiere a un gobernante o a algún líder religioso de este mundo. Dios reveló a Su Iglesia remanente que esto es algo profético que se refiere al hombre de pecado, el hijo de perdición.

Dios también reveló que solo Él es YAHWEH ELOHIM, que solo Él siempre ha existido, y que Cristo no existía antes de nacer como ser humano de su madre María. Y solo la Iglesia de Dios remanente conoce esta verdad sobre Dios Padre y Josué, el Cristo.

Hay muchas otras verdades que Dios ha seguido revelando a Su Iglesia remanente. Verdades que son un testimonio de parte de Dios de quién es Su única y verdadera Iglesia en este tiempo del fin. En la página web de la Iglesia de Dios, en el artículo Las 57 Verdades de Dios (https://www.cog-pkg.org/spanish/publicaciones/verdades.html) usted puede encontrar una lista con todas las verdades que Dios ha revelado a Su Iglesia desde la Apostasía.

Las primeras tres verdades de esa lista era todo lo que quedada en el final de la Era de Sardis. Fue entonces cuando Dios llamó a Herbert Armstrong y le ungió como Su apóstol en Su Iglesia. Y durante esa nueva era de la Iglesia de Dios, la Era de Filadelfia, Dios ha revelado, ha restaurado 18 verdades en Su Iglesia.

Las verdades que Dios ha revelado a través de Herbert Armstrong eran un testimonio, eran la evidencia y la prueba de que él era el apóstol de Dios. Del mismo modo que las verdades que Dios ha revelado desde entonces son la evidencia de que la Iglesia de Dios – PKG es verdaderamente la Iglesia de Dios y que Dios ahora está trabajando a través de un apóstol para preparar a Su pueblo para el regreso de Su Hijo, Josué el Cristo, que pronto vendrá como Rey para reinar sobre todas las naciones de este mundo.