Ronald Weinland

Una Mayor Dedicación – 6ª Parte

En este Año de Dedicación, hay unas cuantas áreas en las vidas de aquellos a quienes Dios ha llamado en las que podemos crecer, en lo que se refiere al ejemplo que debemos dar. Nosotros somos embajadores de Cristo; y como tales, siempre debemos ser muy conscientes de lo que reflejamos hacia las personas en el mundo que nos rodea y hacia los demás en la Iglesia de Dios.

En este año tan especial, Dios nos está ofreciendo conocimiento, oportunidad, ayuda y poder para que podamos cambiar más, y para que seamos espiritualmente más purificados. Nosotros somos el Templo de Dios, y lo que Él quiere es habitar más plenamente en Su Iglesia. Sobre todo en estos momentos en los que nos preparamos para la obra que marcará el comienzo de Su Reino y del reinado de Su Hijo, Jesús Cristo.

Y aunque yo ya haya mencionado esto en la última entrada, debo citar aquí nuevamente la instrucción de Pablo a la Iglesia con respecto a nuestra responsabilidad de glorificar y honrar a Dios en nuestra vida. Durante este año, estos versículos tienen que estar mucho más profundamente arraigados en nuestras mentes.

“¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del espíritu santo, el cual está en vosotros, el cual habéis recibido de Dios, y que no sois vuestros? [Para hacer lo que mejor nos parezca, fuera de los caminos y de la voluntad de Dios.] Pues habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.” (1 Corintios 6:19–20)

Estos versículos son verdaderamente impresionantes, y cada uno de nosotros debe esforzarse para llegar a ver más profundamente la importancia de lo que nos está siendo dicho aquí. Es tan importante que entendamos bien estos versículos en este momento, que sería bueno orar a Dios a respeto de ellos. Y al hacer esto, uno debe centrarse de manera sincera y honesta en estas palabras y en lo que ellas significan para su vida.

No es que debemos solamente “no destruir el Templo”, pero también debemos “cultivar y guardar” a nosotros mismos, de una manera que muestra que estamos verdaderamente honrando a Dios con nuestro ejemplo; y esto es algo que también tiene mucho que ver con nuestra apariencia física. Nosotros honramos y glorificamos a Dios cuando vivimos “verdaderamente” con moderación, sensatez y equilibrio. Podemos deshonrar a Dios cuando nuestro ejemplo muestra rasgos de carácter que son opuestos o contrarios a Su carácter.

En la última entrada hemos hablado del principio de juzgar con base en la moderación en lo que se refiere al uso de maquillaje y el consumo de alcohol. Este proceso para juzgar puede también ser aplicado en otras áreas de la vida. Sin embargo, es necesario añadir a este proceso la necesidad de usar de sensatez y de verdadero equilibrio en nuestro juicio. La capacidad de “razonar justamente” no es algo inherente al ser humano, pero es algo que debe venir de Dios, como hemos hablado antes en lo que se refiere a la capacidad de juzgar justamente y con moderación.

Algunas de las áreas en las que uno puede esmerarse más en su esfuerzo para mostrar verdadera moderación, sensatez y equilibrio abarcan asuntos como la ética laboral, la productividad, la manera de vestirse (el estilo, la limpieza y el cuidado), la dieta, el peso, el aseo de uno, y también cualquier otra área en la que la necesidad y la responsabilidad de “cultivar y guardar” a nosotros mismos estén implicadas.

Esforzándose Para Tener Una Buena Salud
En las Escrituras queda claro que uno de los deseos de Dios para Su creación es que esté sana. Desde el principio Dios ha dado a Israel leyes sobre como mantener una buena salud física y sobre la higiene. Dios también reveló a Israel que la maldición de la enfermedad era el resultado de la desobediencia y de la negligencia en vivir de la manera que Él les reveló.

Hay que reconocer aquí que la actitud de uno en esforzarse para tener una buena salud física revela mucho acerca de cómo uno probablemente se esforzará para tener una buena salud espiritual. Si uno no se esfuerza para cuidar de su dieta y tampoco hace ejercicio físico, entonces esa persona probablemente tampoco se está esforzando (no está siendo vigilante) en el cuidado de su salud espiritual. También se puede decir que si uno es motivado principalmente por la vanidad, por cómo los demás le ven, esa persona probablemente también es motivada por la vanidad en su manera de actuar, en lo que cree que significa ser espiritual, y en lo que refleja, en cómo quiere ser vista por los demás en su vida espiritual. Si la autodisciplina y los valores personales de uno están motivados por el orgullo, entonces la capacidad/autodisciplina de esa persona en el estudio, en la oración, en el ayuno, en escuchar sermones, etcétera, probablemente también estará motivada por el orgullo y no por la verdadera obediencia, por la humildad y por la gratitud a Dios por la salud espiritual y por la fuerza que esa persona tiene la bendición de recibir en la vida; algo que viene solamente de Dios y no de uno mismo.

En esta era moderna de enormes avances en la ciencia y en la tecnología, vemos que el ser humano, debido a su codicia, es más maldecido que en cualquier otra era. Aunque estos grandes avances de la ciencia y de la tecnología han traído muchas cosas buenas, normalmente el ser humano hace mal uso de esos conocimientos, para fines inmorales y egoístas.

Esto es lo que vemos en el mal uso del conocimiento en la agricultura, donde la codicia lleva al uso imprudente de la ciencia y de la tecnología en la cría de animales y en los cultivos, así como en su distribución para el consumo como productos alimenticios. Y como resultado de esto los alimentos que comemos no tienen la calidad con la que Dios originalmente los ha creado para el ser humano. Y los químicos que contienen los alimentos en un supermercado, las personas no tienen realmente ni idea de los serios efectos que estos ingredientes químicos pueden tener para el cuerpo y para la mente humana.

La realidad es que nosotros no podemos siquiera empezar a protegernos totalmente a nosotros mismos o a nuestras familias de los efectos nocivos de los productos químicos y de la degeneración de los alimentos. Para ello sería necesario mucho dinero, años de trabajo, un terreno sano, equipamientos, trabajadores, y muchos otros recursos. En esta era en la que vivimos es imposible obtener productos alimenticios puros, libres de químicos y totalmente sin contaminaciones. Nosotros somos esclavos de un mundo corrupto.

Pero mismo así, nosotros debemos esforzarnos para tener una buena salud. Y cuando se trata de lo que comemos, debemos esforzarnos para mejorar nuestra dieta – lo que comemos. Y llegado a este punto hay que decir que también debemos usar de equilibrio y sensatez en esta cuestión. La motivación para esto debe venir de Dios, y del deseo de uno en agradarle.

Algunas personas se mantienen delgadas simplemente porque están motivadas por la vanidad (por cómo quieren ser vistas por los demás o cómo se ven a sí mismas). Esas personas pueden a veces ser tan desequilibradas en lo que se refiere a su propia apariencia física, que pueden llegar al punto de la desnutrición, de pasar hambre; y esto puede llevar incluso a la bulimia o a la anorexia. Luego están aquellos cuya dieta se rige por el orgullo y la fuerza de su autodisciplina, como resultado de su “creencia” y de su propia “comprensión”, aprendida por si mismos, sobre lo que sería la “dieta adecuada”. La motivación sensata y verdadera sólo puede venir como resultado de una relación personal con Dios y del firme deseo de una persona de honrarle humildemente en su vida.

Un mayor equilibrio y sensatez deben ser ejercidos en esto, porque cuando las personas empiezan a estar más informadas y/o preocupadas por estas cuestiones, la tendencia de muchos es pasarse en estas cosas. La naturaleza humana a menudo reacciona (responde) de una manera extrema y no de una manera equilibrada. Y el extremo para algunos es ignorar totalmente tal información, porque para ellos es más fácil. Ellos simplemente no quieren ser importunados por tal responsabilidad y por el sentimiento de culpa sobre lo que quieren comer.

Y de la misma manera que algunos van al extremo de elegir ignorar toda información útil sobre este asunto, hay otros que van hacia el extremo opuesto, hasta el punto del fanatismo. Esas personas a menudo tienden a hacer un gran esfuerzo para comprar solamente alimentos que son considerados “naturales” o “orgánicos”. Esta mentalidad puede llegar tan lejos que esos individuos a menudo se enorgullecen de lo que hacen y sienten la necesidad de promover y predicar abiertamente, a todo el que quiera escucharles, “su” comprensión y su “experiencia personal” en tales actividades. Y no sólo esto, sino que también tienden a menospreciar a los demás, mostrando abiertamente su desdén, su desacuerdo y/o su juicio en su contra, con palabras y/o acciones de reproche o de censura. Una persona que es tan orgullosa al juzgar tan duramente a los demás, deshonra mucho más a Dios con esta clase de comportamiento; más que todos sus esfuerzos por comer alimentos más puros puedan honrar a Dios (si es que esta es realmente su verdadera motivación).

Sin embargo, en estos asuntos uno debe ejercer el “equilibrio” y la “sensatez”. Mucho de esto tiene que ver con el correcto entendimiento de nuestra relación con Dios y de lo que significa para nosotros esforzarnos para actuar con responsabilidad hacia las cosas que están bajo nuestro control. Claro que uno debe esforzarse para consumir alimentos sanos, pero este es un asunto personal, que cada individuo debe juzgar por sí mismo. Este es un asunto personal debido a que las circunstancias de uno son a menudo diferentes de la de los demás. Uno debe tener en cuenta su propio presupuesto (el equilibrio financiero), sus circunstancias personales en lo que se refiere a su propia salud o la de otros miembros de su familia, en el ser un buen mayordomo de lo que está bajo su control, etc.

Si una persona sabe que algunos alimentos son de mejor calidad y cree que éstos son más saludables y puede darse el lujo, dentro de su presupuesto, de incluir estos alimentos en su dieta, entonces es su elección hacer esto, si puede hacerlo. Si otra persona también sabe que estos alimentos son de mejor calidad pero lo encuentra demasiado caros y tampoco ve una ventaja significativa sobre otros productos que son menos orgánicos o menos naturales, entonces eso es su libre elección. Uno puede también cultivar su propio huerto y obtener de ello alimentos y así controlar más los productos que produce. A otros, sin embargo, puede parecerles menos útil hacer tal cosa. Algunas personas pueden tener más posibles, lo que les permite comprar más alimentos naturales u orgánicos, mientras que otras no. Estas son elecciones personales y nosotros no debemos juzgar o condenar a otros por su elección en tales asuntos.

También hay la necesidad de que cada persona comprenda la importancia de la fe y de la confianza en Dios para su protección, algo que siempre debemos tener en cuenta al esforzarnos para ser un buen mayordomo de las cosas en la familia de uno. Nosotros podemos y siempre debemos buscar la protección de Dios contra las cosas que podrían ser perjudiciales para nosotros, si uno se esfuerza por gestionar bien lo que uno come o lo que uno da de comer a su familia.

Debemos realmente buscar el equilibrio en nuestros esfuerzos para honrar a Dios. Es mucho mejor esforzarse para tener una dieta equilibrada que esforzarse para adquirir alimentos de la mejor calidad posible. Sin embargo, si uno tiene la posibilidad de mejorar la calidad de lo que come, esto seguramente mejorará la calidad y el equilibrio de su dieta.

El tema de la dieta equilibrada nos lleva a otro tema que está estrechamente relacionado a esto, que es el tema del sobrepeso. Durante las últimas décadas, el porcentaje de personas con sobrepeso ha aumentado de manera significativa. Hay dos factores que debemos tener en cuenta en el mantenimiento de una buena salud física, y que si se omiten, a menudo llevan al sobrepeso. Estos factores son: hacer “ejercicio físico” y una combinación de “comer alimentos de mejor calidad y raciones más pequeñas”.

Es cierto que algunas personas simplemente sufren de un mal funcionamiento del metabolismo, como consecuencia de una herencia genética que se ha transmitido de generación en generación. Si ese es el caso, entonces uno no debe conformarse con esto pero debe luchar para mejorar su condición física.

Sin embargo, muy a menudo, el sobrepeso es simplemente una cuestión de falta de esfuerzo y de autodisciplina en la vida de uno. Luchar contra el exceso de peso es a menudo beneficioso para el desarrollo o fortalecimiento de cualidades de carácter, como la autodisciplina, que puede ser ejercida en otras áreas de la vida. Y también para el desarrollo o fortalecimiento de cualidades, como la perseverancia en la batalla, la paciencia, la determinación, la compasión, la ética laboral, la coherencia, etcétera.

Luego están los que nunca han tenido problemas de sobrepeso, o que lo tienen en un grado mucho menor que otros, y que también tienen la necesidad de desarrollar o fortalecer estas cualidades de carácter, pero que tendrán que aprender y desarrollar esto a través de otros medios o pruebas. La razón para esto es que el metabolismo y la disposición genética de esas personas es tal que ellas nunca tendrán esta clase de batallas, o sólo tendrán que hacer un mínimo de esfuerzo para perder peso.

La mayoría de las personas que tienen sobrepeso puede mejorar considerablemente su salud al perder gradualmente algunos kilos sólo con mejorar su dieta y hacer ejercicios físicos regularmente. Para muchos la lucha contra el exceso de peso puede ser una lucha que dura toda la vida; al igual que muchas otras batallas. Hay que entender que el sobrepeso es la causa de muchos y graves problemas de salud en la vida. El problema de sobrepeso está claramente relacionado con lo que hemos hablado sobre la necesidad de esforzarnos para honrar a Dios en nuestros cuerpos físicos.

El sobrepeso no se acumula en una semana o en un mes, y tampoco va simplemente desaparecer en poco tiempo. Uno tiene que centrarse en cambiar los malos hábitos, como comer en exceso, comer demasiadas golosinas, comer alimentos con alto contenido de grasas, la falta de ejercicio físico, etcétera.

En el entorno donde me encuentro ahora, en este sistema penitenciario, he visto una gran variedad de ejemplos que muestran cómo las personas abordan el problema del sobrepeso. Este entorno es único, porque la calidad de la comida es bastante mala en comparación con lo que una persona normalmente puede comprar en una tienda de comestibles. Hay algunos que no se contentan en ponerse una vez en la cola de la cantina a cada comida, pero que a menudo intentan ponerse dos o tres veces. Esas mismas personas son las que también compran golosinas, gaseosas y comida chatarra que a menudo comen entre las comidas. Esos individuos son un reflejo de lo que comen.

He visto a personas que llegan aquí ya gordas y que se ponen aun más gordas. He visto a los que llegan aquí con una postura normal y que luego se convierten en obesos. Sin embargo, también he visto a personas bajar de peso. Estas son las personas se han vuelto más conscientes de lo que comen desde que llegaron aquí. Ellas se han vuelto más selectivos con lo que comen y con lo que no comen, como parte de su dieta. Tales personas pierden peso comiendo menos y siendo más selectivas con lo que comen.

Tan común como lo es para muchos ganar peso aquí, es también común para muchos perder peso. Perder de 10 a 20 kilos es aquí algo bien común. Sin embargo, hay algunos que han trabajado para perder mucho más. Además de controlar más lo que comen, todos estos individuos también practican ejercicio físico. Conozco a uno que ha perdido unos 65 kilos en trece meses. Además de controlar su dieta, él ha estado caminando fielmente cinco kilómetros cada día.

Hay una gran cantidad y variedad de dietas que uno puede seguir para bajar de peso, si así lo decide. Y algunas personas pueden pensar que hay ciertas dietas que son peligrosas, pero en tales decisiones también hay que tener en cuenta que el exceso de peso también puede ser muy peligroso para la propia salud. Todas estas son elecciones personales de uno; y los demás no deben meterse en esto y juzgar lo que uno hace en estos casos. El enfoque de uno en su dieta diaria debe ser esforzarse para comer comidas más equilibradas y raciones más pequeñas. Esto tiene que ir junto con el esfuerzo de uno para eliminar la comida chatarra de sus hábitos alimenticios (si este es el caso) y para tratar de comprar alimentos de la mejor calidad que uno pueda permitirse.

El Hábito De Fumar
Hay otras cuestiones que podemos abordar en lo que se refiere al esfuerzo de uno para tener una buena salud, pero hay un tema que tiene una importante lección, que está claramente asociada a esto y que puede ayudar a uno a crecer en la comprensión. Esto se refiere a la cuestión de dejar el mal hábito de fumar. Este es un tema que ha sido una batalla para muchos que han sido llamados por Dios. Y esto todavía sigue siendo una batalla para unos pocos en la Iglesia de Dios, y sigue siendo otra área que necesita ser purificada en el entorno del Templo de Dios.

Este hábito no es sólo un hábito muy poco saludable, pero es también desagradable y muy molesto para los que no fuman. De hecho, es un hábito asqueroso, que espiritualmente refleja un gran egoísmo, la falta de amor, preocupación y respeto hacia los demás, y también el insensato desprecio por el hecho de que debemos ser un Templo puro en el que Dios pueda habitar. Algunos “parecen” escapar de las repercusiones altamente peligrosas para su salud, como el cáncer, las enfermedades pulmonares y las enfermedades del sistema circulatorio que afectan al corazón y otros órganos, mientras que otros “no escapan de esto” y sufren horriblemente en algún momento de su vida.

Hay muchas lecciones que podemos aprender de un hábito tan asqueroso. Pero es importante entender una de ellas, que vamos a mencionar aquí, para entender cómo los patrones equivocados de pensamiento están en conflicto con lo que de otro modo podría estar en verdadera armonía, en un plano espiritual, con Dios.

La persona que fuma pierde, o nunca ha desarrollado, la capacidad de reconocer el olor desagradable del humo del cigarrillo en sí misma. Alguien que no está acostumbrado al olor del humo de tabaco, cuyos sentidos del olfato y del gusto están acostumbrados a un entorno mucho más limpio, es tan sensible a ese olor que lo puede oler fácilmente en la ropa, en el coche, o en la casa de un fumador. Mientras que el propio fumador no tiene ni idea – es totalmente ajeno – a tal “realidad”.

Este ejemplo también muestra que en otras áreas de la vida también hay un contraste en la manera de “pensar” de las personas acerca de varios asuntos. Nosotros debemos esforzarnos por “cultivar y guardar” nuestro entorno – lo que está dentro de nuestro control – de una manera que está en armonía con Dios y con Sus caminos. Si una persona tiene el asqueroso hábito de fumar, entonces esa persona quedará “embotada” o totalmente incapaz de “pensar correctamente” sobre el “porqué” algo es tan malo, dañoso para la salud y no está en unidad con lo que es correcto delante de Dios. En lugar de esto, esa persona mirará a tal cosa de una manera que tiende a justificar, atenuar, aprobar y/o preferir ignorar la verdad sobre el tabaquismo. Ella simplemente no puede “ver” lo que los demás, que viven en un ambiente limpio, sí “ven”.

Esta misma “realidad” se aplica a casi todas las áreas de la vida, en lo que se refiere a la capacidad de uno para ver las cosas más claramente en un plano espiritual. La mejor manera para comprender esto es empezar a verlo aquí, a partir de este ejemplo sobre el hábito de fumar, y luego empezar a verlo también en otras pequeñas y básicas áreas de la vida.

Al igual que con el ejemplo del uso de maquillaje, los que han aplicado más plenamente el equilibrio y la sensatez en su uso son sobradamente capaces de “ver” cuando esto es usado de manera abusiva y/o excesiva. Los que no ven tal cosa, es que simplemente no las pueden “ver”; al igual que una persona que fuma “no puede ver” lo que otros, que no fuman, ven. Uno no es capaz de ver realmente cuan feo, asqueroso y odioso es el hábito de fumar hasta después de algún tiempo de haber sido liberado de él. Y solamente entonces uno puede comenzar a crecer en la capacidad de realmente “ver”.

Estas son dos cosas físicas, muy pequeñas y básicas, pero que revelan una realidad que es innegable en todas las áreas de la vida. No es hasta que uno haya sido liberado de un entorno o de un hábito equivocado en la vida, y luego comienza a practicar, a vivir lo que es correcto, que uno realmente puede empezar a “ver” la fealdad de las cosas que no están en unidad y en armonía con Dios. Y aquellos que han vivido, ejercido, experimentado y probado (al vivir y poner en práctica) cosas en la vida que están en perfecta armonía con Dios, son capaces de “ver” lo que otros simplemente no pueden ver hasta que también comiencen a vivir bien y en armonía con Dios en esas áreas de la vida.

Y aunque algunos puedan considerar algo como la largura del pelo para un hombre y una mujer una cosa muy pequeña y física, Dios revela que esto es algo importante, si uno desea honrar verdaderamente a Él y a Su Hijo, Jesús Cristo. Cosas como la largura del pelo, la higiene, la largura del vestido o de la falda, la apariencia física, lo que uno lleva puesto en el día del Sabbat, y muchas otras cosas físicas, tienen mucho que ver con la forma en que pensamos. Estas cosas revelan si nuestra mente está llena de egoísmo, de orgullo y/o de vanidad, o si estamos realmente tratando de asumir nuestra responsabilidad de “cultivar y guardar” nuestras vidas, de una manera centrada en el verdadero deseo de honrar a Dios.

Ética Laboral
Otra área que debemos considerar en este momento tan especial, cuando buscamos una mayor dedicación en nuestra relación con Dios, tiene que ver con el valor que damos en conducirnos de acuerdo con una correcta, equilibrada y juiciosa ética laboral en nuestras vidas. Tal cosa es vital no sólo para el propio bienestar, estabilidad financiera, tranquilidad mental, fuerza de carácter de uno, para su aporto al bien estar de la familia y para el ejemplo que uno da, pero también es muy importante para el aporto y apoyo de uno a la obra de Dios.

Algunas personas han tenido que ser suspendidas e incluso excluidas de la Iglesia de Dios, porque no “trabajaban” como deberían. Pablo nos reveló la voluntad de Dios en este asunto relativo al trabajo cuando afirmó que aquel que no provee para los suyos, y principalmente para los de su familia, es peor que un incrédulo. Y no hay lugar para incrédulos en la Iglesia de Dios (en el Cuerpo de Cristo). Esta instrucción sobre el cuidado de la “familia” de la que se habla aquí, incluye la necesidad de que una madre, un padre, un marido y una esposa, si es necesario, trabajen para proveer adecuadamente en las necesidades de su familia. Esta “familia” también puede estar formada de una sola persona, una persona que está sola, y que por lo tanto es responsable de proveer adecuadamente para sí misma. Cuidar de la familia es un principio que debe ser aplicado a cualquier unidad familiar, ya sea una familia numerosa o una familia formada por una sola persona.

Hay muchas razones para el dramático y rápido deterioro de la “ética laboral” que es enseñada a (o que es aprendida por) los jóvenes en el último par de décadas. Como resultado de esto, los trabajadores más jóvenes de hoy se conducen generalmente por una muy mala ética laboral, y también carecen de la habilidad (capacidad) para planificar sus vidas financieramente.

Muchos patrones hoy en día tienen que lidiar con empleados que llegan regularmente tarde al trabajo, que carecen de motivación y de empuje, y que con frecuencia se llenan de orgullo, creyendo que saben una manera mejor de hacer su trabajo que la que les ha sido ordenada. Ellos no son capaces de comprender la importancia de la camaradería, del apoyo, de la cooperación, del orden, de la coherencia, etcétera, que deben existir dentro de una empresa. Muchos trabajadores de hoy no muestran iniciativa más allá de sus funciones específicas. Y no sólo esto, pero incluso tienen que ser supervisados de cerca para que cumplan con sus tareas. Algunos creen que una jornada semanal de 30 horas es una jornada completa y no se esfuerzan por trabajar 40 horas a la semana; y ni siquiera piensan en hacer horas extras para recibir algún pago adicional. A menudo, si uno consigue un trabajo por 20 horas a la semana, uno ni siquiera se plantean la posibilidad de esforzarse para conseguir otro trabajo de 20 horas más, para completar la semana laboral y así poder aportar más. Hay muchísimas personas que trabajan sólo lo suficiente para llegar a fin de mes, mismo que vivan endeudadas si tienen tarjetas de crédito.

Y la actitud de muchos después que salen de la casa de sus padres y empiezan a vivir por su propia cuenta, es que tienen que seguir disfrutando de las mismas comodidades que tenían mientras vivían con sus padres. Tales personas parecen no tener un concepto serio de empezar de lo poco y luego trabajar duro para obtener sus propios bienes y alcanzar estabilidad financiera en su vida.

Con toda franqueza, la pereza, la falta de motivación, la falta de empuje, la falta de planificación, la negligencia en asumir la responsabilidad personal en el trabajo, y otros rasgos como estos son contrarios a los caminos de Dios. Hay muchos versículos en las Escrituras que hablan acerca de las bendiciones, de la sabiduría y de la paz que provienen del hecho de que uno sea productivo y aprenda lo beneficioso y gratificante que es la buena ética laboral.

Sin embargo, también en el tema del “trabajo”, una persona siempre debe ejercer el equilibrio y la sensatez, para evitar que uno vaya al extremo opuesto de trabajar demasiado. Uno debe también disfrutar del “fruto de su trabajo” y también es bueno que uno aprenda la importancia de pasar tiempo, tiempo de calidad, con la familia – tanto la familia física como la espiritual – siempre que sea posible.

Conclusión
Hay muchas más cosas que podrían ser escritas sobre tantas otras áreas de nuestra vida, incluso sobre cosas de las que ya hemos hablado. Pero a nosotros ya nos ha sido dado mucho más de lo que somos capaces de digerir, y en lo que somos capaces de centrarnos. Debemos simplemente centrar todos nuestros esfuerzos en aderezar lo que podamos aderezar, especialmente en aquellas áreas más importantes de nuestra vida personal, que necesitan de mayor atención y enfoque, que necesitan ser cambiadas y transformadas ahora.

En esta serie de entradas, Una Mayor Dedicación, nos han sido dados muchos principios, herramientas y lecciones que podemos utilizar, y sobre los cuales podemos edificar, mientras nos esforzamos para fortalecer nuestra vida espiritual. A nosotros nos está siendo dada una gran oportunidad de dedicar más plenamente nuestras vidas a Dios; sobre todo en los próximos ocho meses de este increíble Año de Dedicación.

Dios nuestro Padre y Jesús Cristo están con nosotros, más que en cualquier otro momento, para darnos mucho más de lo que podemos comprender o ver. Nosotros somos el enfoque de la obra y de la continua creación de Dios en este tiempo del fin. Somos el fundamento de todo lo que seguirá existiendo en el Milenio que pronto vendrá. ¡Nosotros somos el Templo de Dios!