Ronald Weinland

Capítulo 3: DESTRUCCIÓN EN EL TIEMPO DEL FIN

A lo largo del tiempo los seres humanos han estado desarrollando continuamente nuevas armas, que le han dado cada vez más poder para destruir, matar y vencer a otros en las guerras.

Esto queda evidente con las armas nucleares. En la Segunda Guerra Mundial, tan solo dos bombas atómicas que fueron lanzadas en Japón fueron suficientes para matar a casi 200.000 personas. Esto fue algo que conmocionó y horrorizó al mundo.

En los años que siguieron las naciones de apresuraron en desarrollar armas aún más potentes y más destructivas. ¡Ese enloquecedor afán ha fomentado el desarrollo de armas nucleares cientos de veces más potentes! Así son los seres humanos. Las armas nucleares de ahora pueden destruir las ciudades más grandes del mundo.

Es inevitable que esas armas nucleares terminen siendo utilizadas en una gran guerra. Esto es lo que Dios ha revelado que sucederá en los dos primeros Ayes, como ha sido profetizado.


La Sexta Trompeta: el segundo “¡Ay!”

Cuando los acontecimientos anunciados por la Quinta Trompeta – el Primer Ay – hayan pasado esto habrá causado una enorme destrucción en todo Estados Unidos. La profecía revela que los acontecimientos anunciados por la Quinta Trompeta destruirán a un tercio de los Estados Unidos. Lo que significa la muerte de más de 100 millones de personas. Y esa destruición será causada por armas nucleares.

El primer ¡ay! ya pasó, pero vienen todavía otros dos. (Apocalipsis 9:12).

Aquí el mundo es avisado que una destrucción aún mayor seguirá.

Tocó el sexto ángel su trompeta, y oí una voz que salía de entre los cuernos del altar de oro que está delante de Dios. A este ángel que tenía la trompeta, la voz le dijo: “Suelta a los cuatro ángeles que están atados a la orilla del gran río Éufrates”. Así que los cuatro ángeles que habían sido preparados precisamente para esa hora, y ese día, mes y año, quedaron sueltos para matar a la tercera parte de la humanidad. Oí que el número de las tropas de caballería llegaba a doscientos millones. (Apocalipsis 9:13-16).

Este Segundo Ay anuncia la destrucción que vendrá como consecuencia de un acontecimiento anunciado por la Sexta Trompeta. Esta Trompeta anuncia una tremenda escalada en el conflicto de la Tercera Guerra Mundial, cuando otras naciones decidan que también deben involucrarse en esa guerra. Los ejércitos de las naciones del mundo serán arrastrados a esta horrible guerra. Y, como dice el versículo mencionado antes, el número de las tropas de caballería llegará a doscientos millones.

Además de las grandes potencias militares que ya existen en el mundo hoy, la mayoría de las naciones están trabajando para ampliar lo más rápidamente posible su poderío militar. Para esas naciones esto una cuestión de supervivencia. El mundo entero será arrastrado a esa ultima guerra. ¡Y las naciones saben que esa será la madre de todas las guerras!

Hay dos poderosas naciones que son identificadas en lo que anuncia este Segundo Ay. Esas naciones causarán la mayor devastación a nivel mundial cuando ellas comiencen a usar sus armas nucleares. Esas naciones son reveladas proféticamente como siendo Rusia y China.

Los acontecimientos anunciados por el Segundo Ay serán mucho más destructivos que los acontecimientos anunciados por el Primer Ay. No hay mucho que decir sobre este acontecimiento anunciado por la Sexta Trompeta ya que esta profecía simplemente revela la magnitud de la destrucción que vendrá como consecuencia de esto. Y esto será exactamente como es dicho aquí. Ese catastrófico Ay resultará en la destrucción de un tercio de toda la humanidad. ¡Esto significa la muerte de más de 2.500 millones de personas! Y, por inconcebible que sea que algo así pueda pasar, esto es lo que pronto sucederá.

Dios ha dicho que como consecuencia de esos acontecimientos gran parte de los seres humanos y del mundo serán destruidos. Pero no será Dios quien hará esto a los seres humanos. Serán los propios seres humanos que se harán esto, como resultado de sus elecciones. Dios simplemente revela en la profecía algo que es inevitable; lo que los seres humanos haríamos con toda la tecnología que tenemos a nuestra disposición ahora.

Además, para que los seres humanos por fin empiecen a escuchar a su Creador, es necesario que haya un cambio en la manera de pensar y en los caminos de los seres humanos, porque las personas están llenas de orgullo y se creen autosuficientes. Y por eso Dios permitirá que los seres humanos causen a sí mismos tanta destruición y muerte, ya que no hay otra manera de lograr ese cambio. Esta gran destrucción será el resultado de las propias decisiones de los seres humanos. Dios revela que cuando los seres humanos hayan llegado a ese punto y la destrucción alcance el nivel que alcanzará, Él entonces intervendrá para poner fin a todo esto e impedir que los seres humanos aniquilen a sí mismos.

Pero en el momento que Dios intervenga todavía habrá enormes arsenales de armas nucleares que podrán ser usadas. La destrucción que habrá sido causada hasta entonces será causada por solamente una fracción del arsenal nuclear que poseen todas las naciones juntas. Dios dice que si Él no interviene justo en ese momento más armas nucleares serán usadas. Y esto terminaría destruyendo todo ser vivo en el planeta Tierra.


El mundo sigue negándose a escuchar

Para cuando Dios intervenga y ponga fin a la Tercera Guerra Mundial, impidiendo así que los seres humanos terminen por aniquilarse totalmente, más 3 mil millones de personas habrán muerto. Y aunque esto sea algo impensable, es lo que sucederá. Las naciones se llenarán de ira, miedo, sed de venganza y todo tipo de emociones que borrarán por completo cualquier resquicio de sensatez que podría llevarlas a poner fin a esa guerra.

Las naciones que poseen armas nucleares van a llegar a la conclusión de que no pueden confiar las unas en las otras y que tampoco pueden esperar que las demás naciones se abstengan de usar las armas nucleares que poseen. Entonces esas naciones decidirán usar sus armas primero. Y será en ese momento que Dios intervendrá.

El orgullo es algo que está profundamente arraigado en la naturaleza humana. Mismo después de todo lo que habrá sucedido la mayoría de las personas seguirá negándose a dar oídos a Dios. Las personas no querrán escuchar, no querrán saber porque todas esas cosas estarán sucediendo y adónde todo esto conducirá: a la total aniquilación de los seres humanos.

Aunque millones de personas en todo el mundo comenzarán a clamar a Dios y a escuchar, la gran mayoría todavía se negará siquiera a considerar cualquier cosa que Dios dice. Esto es lo que dicen los versículos que siguen a la descripción de ese enorme ejército.

El resto de la humanidad, los que no murieron a causa de estas plagas, tampoco se arrepintieron de sus malas acciones ni dejaron de adorar a los demonios y a los ídolos de oro, plata, bronce, piedra y madera, los cuales no pueden ver ni oír ni caminar. Tampoco se arrepintieron de sus asesinatos ni de sus artes mágicas, inmoralidad sexual y robos.” (Apocalipsis 9: 20-21).

Esa expresión usada aquí, “el resto de la humanidad”, no significa que esto incluye a todas las personas, pero muestra la mentalidad y la actitud de la gran mayoría de las personas. Porque algunos millones de personas se arrepentirán y clamarán a Dios por Su intervención y por liberación.

La destrucción que habrá sido causada entonces es realmente inimaginable, ya que más de un tercio de todo habrá sido destruido. Pero la mayoría de las naciones más poderosas, que todavía tendrán mucho poder, seguirán con su obstinado orgullo. Porque esas naciones pensarán que todavía podrán sobrevivir, podrán salir ganando en todo esto y volver a engrandecerse nuevamente. Esas naciones seguirán creyendo que pueden ganar esa guerra y que luego podrán resolver todos los problemas causados ​​por ella. Lo último que se les pasaría por la mente es buscar Dios o arrepentirse “de sus propios caminos”.

Pero si los seres humanos no son humillados ellos jamás escucharán a Dios. Y esto es exactamente lo que Dios va a hacer: Dios va a humillar a esas poderosas naciones que todavía seguirán de pie. Si Dios no hace esto, esas naciones seguirán con su ciego y obstinado afán de destruición y terminarán por destruir todo ser vivo en el planeta Tierra. La altivez y orgullo de los seres humanos son muy profundos. Ese es el mayor obstáculo para la cooperación y para lograr la paz.


La Séptima Trompeta

Dios ya ha juzgado a este mundo. Dios ha dado al mundo tiempo e información más que suficiente para que las personas puedan saber y comprender lo que está a punto de suceder en el mundo cuando estalle esa última guerra. La verdad es que las personas no quieren escuchar lo que Dios dice. Ellas no quieren que nadie, ni siquiera Dios, les diga cómo deben vivir.

Durante los últimos 70 años Dios ha estado estableciendo un testimonio de lo que las personas en el mundo hacen con Sus avisos sobre el tiempo del fin. Y quizá las personas no quieran oír nada sobre esa tercera guerra mundial que se avecina, pero esto da igual, porque dentro de poco ellas estarán experimentando esto.

El segundo ¡Ay! ya pasó, pero el tercero viene pronto. Tocó el séptimo ángel su trompeta, y en el cielo resonaron fuertes voces que decían: “El reino del mundo ha pasado a ser de nuestro SEÑOR y de Su Cristo, y Él reinará por los siglos de los siglos. (Apocalipsis 11:14-15).

Este acontecimiento tendrá lugar en el momento que Dios va a intervenir en los asuntos de los seres humanos para poner fin a esta catastrófica guerra. El Tercer Ay anuncia cómo Dios hará esto. Ese Tercer Ay vendrá de parte de Dios y lo que esto anuncia puede causar mucha más destrucción que los dos Ayes anteriores. Y digo “puede” porque esto no sería así si los seres humanos fuesen a escuchar a Dios y pusiesen fin ellos mismos a esa guerra atroz. Pero, ¿qué probabilidad hay de que eso ocurra? La naturaleza humana es muy previsible, y también sus acciones, y por eso podemos tener la plena certeza de que este Tercer Ay será mucho peor que el anterior.

Lo que es dicho en esos versículos, que ese Tercer Ay “viene pronto”, es algo que ha desconcertado a muchos estudiosos de la Biblia y maestros del cristianismo tradicional. Ellos no pueden siquiera empezar a entender, ni remotamente, lo que significa lo que Dios dice aquí, que el reino de este mundo ha pasado a ser de Cristo.

Y la razón por la cual esas personas no entienden esto es porque ellas tampoco entienden lo que el nombre “Cristo” significa.

Saber y comprender lo que es dicho aquí es algo que tiene mucho que ver con la razón por la cual los seres humanos existen. Pocas personas en el mundo saben o han escuchado alguna vez la verdad sobre el propósito de Dios para crear a los seres humanos. Pocas personas en el mundo saben que Dios tiene un plan para los seres humanos, un plan que Dios está cumpliendo metódicamente, para dar a los seres humanos una existencia mucho más grandiosa.

Dios ha establecido claramente períodos de tiempo cíclicos para los seres humanos. Él nos dio la semana de siete días y nos dijo que el séptimo día debe recordarnos de que Él es nuestro Creador y el Creador de todas las cosas. Dios nos dio la semana de siete días como símbolo profético de Su plan de 7.000 años para lograr Su propósito para la creación de los seres humanos.

Muy pocos han sabido cual era el propósito de Dios al revelar a los profetas, a lo largo del tiempo, sobre el Mesías, a quien Él enviaría para gobernar a los seres humanos. Mesías y Cristo significan exactamente lo mismo: “el ungido”. ¿Pero ungido para qué? Ungido para ser rey. Al igual que tantos individuos fueron ungidos reyes en los tiempos del Antiguo Testamento.

En los tiempos de Cristo los israelitas y la nación de Judá sabían que las escrituras hablan sobre el Mesías, sobre el hecho de que Dios enviaría un rey para reinar en Su Reino, pero ellos no entendían del todo lo que esto realmente significa.

Hasta mismo los discípulos tenían dificultad para entender las cosas que Cristo les dijo sobre sí mismo. Ellos creían que él era el profetizado Mesías, el Cristo, y que Dios lo haría rey para así liberarlos del domino del Imperio Romano en la época. Pero ellos no entendían que él no había venido para ser rey. No en ese entonces.

Cristo dijo a sus discípulos: Mi reino no es de este mundo. Si lo fuera, mis propios siervos pelearían para impedir que los judíos me arrestaran. Pero mi reino no es de este mundo. (Juan 18:36).

La palabra que ha sido traducida aquí como “mundo” es en realidad la palabra griega “kosmos”, que significa “orden, sistema, régimen”. Cristo les estaba diciendo que su reino no pertenece al sistema de los seres humanos, pero que es para otros tiempos, cuando él vendrá por segunda vez para establecer el Reino de Dios. Cristo entonces será Rey en ese sistema ordenado que Dios establecerá después que Él ponga fin a la Tercera Guerra Mundial.


El Reino de Dios gobernará a los seres humanos

En Apocalipsis 11 Dios revela que un importante cambio tendrá lugar en el gobierno de este mundo. Un cambio del sistema del mundo, gobernado por seres humanos, al gobierno de Dios.

Tocó el séptimo ángel su trompeta, y en el cielo resonaron fuertes voces que decían: “El reino del mundo ha pasado a ser de nuestro SEÑOR y de Su Cristo, y Él reinará por los siglos de los siglos. (Apocalipsis 11:15).

Cuando Cristo fue a Jerusalén, en la última semana de su vida como ser humano, miles de personas le aclamaron diciendo que él era el Mesías, el hijo (descendiente) de David, que Dios había enviado para ser su Rey, para reinar en el Reino de Dios en la tierra.

Cristo dijo muchas veces a los discípulos que él no había venido para cumplir el papel del Mesías, pero para ser el sacrificio del Pesaj. Pero los discípulos solo fueron entender el significado espiritual las palabras de Cristo y las cosas que él les explicó después de la muerte de Cristo, después que ellos recibieron el espíritu de Dios. Y esto tuvo lugar en el Día de Pentecostés del año 31 d.C., que fue cuando la Iglesia de Dios fue fundada. Esto ha quedado registrado en el Libro de los Hechos. Fue entonces que ellos entendieron que Cristo en realidad es Rey del Reino de Dios y que él reinará sobre la tierra en el futuro, pero que primero él había venido para ser el sacrificio del Pesaj, para cumplir el significado y el propósito revelados en la observancia anual del Pesaj.

Cristo vino la primera vez para morir como el Cordero de Dios y convertirse en el sacrificio del Pesaj por toda la humanidad. Pero ahora él vendrá como el León de Dios, para reinar sobre todas las naciones de la tierra como Rey de todos los reyes en el Reino de Dios, tal y como sus discípulos esperaban en su época.

El Reino de Dios no está en el cielo como muchos creen. Y tampoco en el corazón de los hombres, como otros creen. El Reino de Dios es un reino que reinará sobre sus súbditos y esos súbditos son aquellos que vivirán en la nueva que comenzará para los seres humanos después de esa última guerra: la Tercera Guerra Mundial.

Así como Dios estableció la semana de siete días, Él también estableció un período de los 7.000 años, que es lo que esto simboliza proféticamente. Dios dio a los seres humanos los primeros seis días de la semana para que los seres humanos se centren en su propio trabajo, pero el séptimo día, el Sabbat semanal, Dios estableció como un tiempo para que los seres humanos se centren en Su obra, Sus instrucciones y Su verdad. Ese simbolismo es proféticamente revelado en los 7.000 años que Dios ha establecido para los seres humanos. Y ahora nos estamos acercando al final de los 6.000 años del autogobierno de los seres humanos.

Durante ese período de tiempo Dios ha permitido que los seres humanos vivan de acuerdo con “sus propios caminos”, y si Dios no interviene esos caminos llevarán a la total aniquilación de la raza humana. Dios ha dado a los seres humanos 6.000 años para gobernar a sí mismos y los seres humanos han hecho esto con todas formas de gobierno imaginables. ¿Y cómo les ha ido?

Pero en los siguientes 1.000 años, en el Milenio, los seres humanos aprenderán a vivir de acuerdo con los caminos de Dios cuando todos estén bajo el gobierno de Dios, que entonces gobernará a todas las naciones del mundo. Será un tiempo de paz y de plenitud para los seres humanos. ¡Ya no habrá más guerras! ¡La Tercera Guerra Mundial será la última guerra causada por los seres humanos!

Una vez que comience ese reinado de 1.000 años, solo habrá un gobierno en toda la tierra. Dios no permitirá que ningún gobierno formado por seres humanos vuelva a existir. No habrá dictadores, ni política, ni partidos políticos, ni votaciones, ni gobierno formado por seres humanos. ¡Nunca más! Y esas son las “buenas nuevas” (el evangelio) sobre la verdad de Dios.

Además, solo habrá una iglesia: la Iglesia de Dios. No habrá otras organizaciones religiosas ni se permitirá la práctica de otras religiones. La total confusión que existe en las diferentes religiones hoy desaparecerá.

Este acontecimiento anunciado por la Séptima Trompeta comienza con la notificación de que el gobierno de los seres humanos, que han gobernado esa tierra en los últimos 6.000 años, finalmente ha llegado al fin y que ahora Dios intervendrá y comenzará Su reinado sobre la tierra, en Su Reino, con Cristo al frente de ese gobierno. Sera entonces cuando Cristo finalmente se convertirá en Rey de reyes sobre toda la tierra.

En esos versículos es dicho que el Tercer Ay vendrá pronto, pero primero es dicho que el reino del mundo ha pasado a ser de nuestro SEÑOR y de Su Cristo y que Cristo comenzará a gobernar. Y en ese pasaje es dicho que será entonces cuando Dios gobernará la tierra.

Los veinticuatro ancianos que estaban sentados en sus tronos delante de Dios se postraron rostro en tierra y adoraron a Dios diciendo: “SEÑOR Dios Todopoderoso, que eres y que eras, Te damos gracias porque has asumido Tu gran poder y has comenzado a reinar.” (Apocalipsis 11:16-17).

Cuando Dios envíe a Su Hijo para reinar en Su Reino sobre las naciones del mundo, Él estará tomando de vuelta para Sí mismo un poder que Él no ha ejercido en los últimos 6.000 años. Porque Dios ha permitido que los seres humanos gobiernen a sí mismos para que ellos aprendan la lección más importante de todos: que los seres humanos no pueden gobernar a sí mismos.

Y será entonces cuando Dios tomará de vuelta para Sí lo que es Suyo y enviará a Su propio Hijo para gobernar en Su Reino. Sólo así podrá comenzar una nueva era para los seres humanos. Esa es la única manera de asegurar la paz durante el Milenio, durante los 1.000 años del reinado de Cristo. Solo así los seres humanos podrán tener la oportunidad de madurar. Solo así podrá haber prosperidad para todos. Y la tecnología altamente avanzada que estará disponible entonces, mucho más avanzada de lo que tenemos hoy, podrá ser usada de la manera correcta.

En los últimos capítulos del libro de Apocalipsis Dios revela lo que pasará cuando el Mesías venga la segunda vez. Esta vez para convertirse en Rey de reyes. Él es el Cristo y es el sacrificio del Pesaj por toda la humanidad. Él es el Hijo de Dios. Su Padre es el Único Dios Eterno y Todopoderoso y su existencia solo comenzó cuando él nació de su madre María.


Cristo y su ejército

Esta vez Cristo no vendrá como un Cordero, como la primera vez, cuando él se humilló y no resistió cuando fue aporreado y muerto para convertirse en el sacrificio del Pesaj por toda la humanidad.

Esta vez él vendrá cómo un poderoso Rey y comenzará su reinado luchando y venciendo a todos aquellos que no paren inmediatamente con la destrucción que ellos están causando a los seres humanos y a todo ser vivo que Dios creó y puso en el planeta Tierra.

Y él no regresará solo. Durante los últimos 6.000 años, Dios ha estado preparando a individuos que han vivido y han muerto, pero que serán resucitados cuando Cristo regrese para reinar con él. Un número muy concreto de individuos volverá con él como parte de su ejército.

Y miré, y he aquí el Cordero [Cristo] de pie sobre el Monte Sion, y con él estaban los ciento cuarenta y cuatro mil que tenían su nombre y el nombre de su Padre escrito en sus frentes. [No literalmente. Esto solo significa que ellos entonces se habrán convertido en parte de ELOHIM]. (Apocalipsis 14:1).

Esos individuos también son mencionados en la Biblia como las primicias del plan de salvación de Dios, y Cristo es mencionado como el primero de las primicias. Ellos forman parte de la primera fase del plan de Dios, cuando Su gobierno será establecido. Ellos serán los primeros en formar parte de lo que en el Antiguo Testamento es descrito como ELOHIM, la Familia Dios.

Los 144.000 vendrán con Cristo para gobernar juntamente con él sobre todos los seres humanos en el Reino de Dios. Pero antes de poder establecer el Reino de Dios en la tierra primero ellos lucharán junto a Cristo como un poderoso ejército. Ellos traerán el Tercer Ay sobre los seres humanos y pondrán fin a la Tercera Guerra Mundial. Los acontecimientos anunciados por los dos primeros Ayes serán causados por los seres humanos, pero lo que anuncia ese Tercer Ay será algo que Cristo y los 144.000 harán. Será así que Dios pondrá fin a la catastrófica destrucción causada por los seres humanos, que de no ser por la intervención de Dios terminarían aniquilando totalmente a sí mismos.

Vi el cielo abierto, y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llama FIEL Y VERDADERO. Y con justicia él juzga y hace guerra. Sus ojos son como llama de fuego. En su cabeza tiene muchas coronas [Esto significa que ahora él reina sobre las naciones], y tiene un nombre escrito que nadie conoce sino él mismo. Está vestido de una vestidura teñida en sangre, y su nombre es llamado EL VERBO DE DIOS. [Cristo es el Verbo de Dios. Su sangre fue derramada como el sacrificio del Pesaj por nosotros] Los ejércitos [los 144.000] en el cielo [En la atmósfera de la tierra] le seguían en caballos blancos, vestidos de lino fino, blanco y limpio. De su boca sale una espada aguda para herir con ella a las naciones, y él las gobernará con cetro de hierro. Él pisa el lagar del vino del furor y de la ira de Dios Todopoderoso. En su vestidura y sobre su muslo tiene escrito el nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES. (Apocalipsis 19:11-16).

La ira de Dios de la que se habla aquí no es lo que la mayoría de las personas cree. Se trata de la “ejecución de la sentencia del juicio” de Dios. Se trata de lo que Dios considera que es justo y correcto. Esos individuos vienen para ejecutar la sentencia del juicio de Dios en justicia, luchando contra los que estarán en guerra en la tierra. Si Cristo y su ejército no intervienen para poner fin a esto el planeta Tierra será completamente destruido. Esta justa sentencia del juicio de Dios, que Cristo y los 144.000 van a ejecutar, será la guerra que pondrá fin a todas las guerras para siempre.

Y, como mencionado antes, cuando ese primer acontecimiento anunciado por la Séptima Trompeta tenga lugar, esos veinticuatro ancianos dirán a Dios: “Has asumido Tu gran poder y has comenzado a reinar.” Y en el siguiente versículo ellos dicen que las naciones se enfurecieron, pero que había llegado el momento para la ira de Dios [para ejecutar la sentencia del juicio de Dios] y para destruir a los que están destruyendo la tierra.

Sí, las naciones se enfurecerán y comenzarán una guerra nuclear. Y entonces habrá llegado el momento de poner fin a esto, porque si Dios no pone fin a esto todo será destruido y no quedará ningún ser vivo en el planeta Tierra. Será entonces que se cumplirá el siguiente acontecimiento anunciado por la Séptima Trompeta. Y esto tiene que ver con este gran ejército que regresará con Cristo. Ellos van a “destruir a los que están destruyendo la tierra”. Este será el Tercer Ay que vendrá sobre los seres humanos. A cada Ay los acontecimientos se vuelven más destructivos. Lo que significa más perdidas de vidas humanas. Y los acontecimientos anunciados por el Tercer Ay causarán más destrucción que los acontecimientos anunciados por el Segundo Ay, que habrán resultado en la muerte de un tercio de toda la humanidad.

Aunque Dios no revela el número exacto de personas que morirán, debemos entender que “probablemente” otro tercio de los seres humanos será destruido por este gran ejército. Los que no dejen de luchar y sigan sin dar oídos a Dios serán destruidos. Cristo y su ejército usarán un poder que los seres humanos jamás han visto para destruir a aquellos que se nieguen a dejar de luchar. ¡Ellos serán destruidos!

Cuando Cristo y los 144.000 hayan puesto fin a esa guerra la primera fase de la destrucción anunciada por el Tercer Ay habrá llegado al fin. Y queda todavía la segunda fase, para que se cumplan todos los acontecimientos anunciados por el Tercer Ay. Pero esto es algo que solo ocurría al final de los 1.100 años.


Satanás ya no estará entre los seres humanos

El siguiente importante acontecimiento anunciado por la Séptima Trompeta tiene que ver con Satanás y los demonios.

Vi a un ángel que descendía del cielo y que tenía en su mano la llave del abismo y una gran cadena. Él prendió al dragón, aquella serpiente antigua quien es el diablo y Satanás, y le ató por mil años. Lo arrojó al abismo y lo cerró, y puso un sello sobre él para que no engañase más a las naciones, hasta que se cumpliesen los mil años. Después de esto, es necesario que sea desatado por un corto tiempo. (Apocalipsis 20:1-3).

Aquí es dicho que Satanás será enviado de vuelta a ese “abismo”, que proféticamente se refiere a una condición de confinamiento, algo de naturaleza espiritual. Satanás ha estado en esa condición varias veces antes, como he dicho anteriormente cuando he hablado sobre los resurgimientos del Imperio Europeo. Sin embargo, algo nuevo es agregado aquí. Aquí dice claramente que él no solo será enviado de vuelta a ese estado de confinamiento, pero que esta vez un sello será puesto sobre él para que él ya no pueda engañar a las naciones mientras esté confinado.

Antes de esto el poder de Satanás solo estaba restringido para que él no pudiese incitar a las naciones a la guerra, pero él aún podía ejercer su influencia sobre los seres humanos, podía engañar a las personas. Pero cuando ese acontecimiento tenga lugar él ya no tendrá ningún poder. Él ya no podrá estar entre los seres humanos.

Este último confinamiento se extenderá un poco más allá del Milenio y tendrá una duración de 1.100 años. Durante todo ese tiempo Satanás no podrá interferir en lo que Dios hará para lograr lo que debe ser logrado mientras Su Reino esté gobernando a los seres humanos. El Milenio será un período de tiempo mucho mejor para los seres humanos. El solo hecho de que Satanás y los demonios ya no podrán engañar a los seres humanos, ya no podrán influenciar a los seres humanos a pecar – que es lo que ellos han estado haciendo en los últimos 6.000 años – hará una enorme diferencia.


El reinado de 1.000 años del Reino de Dios será establecido

Una vez que Cristo y su ejercito hayan puesto fin a la Tercera Guerra Mundial y Satanás y los demonios hayan sido enviados a su confinamiento comenzará el reinado de 1.000 años del Reino de Dios en la tierra.

Finalmente, después de 6.000 años de constantes fracasos de los sistemas y gobiernos de los seres humanos, un nuevo orden mundial podrá ser establecido, un orden que no puede fracasar. Habrá solamente un gobierno – el gobierno de Dios – que gobernará sin ninguna interferencia de los seres humanos.

Habrá solamente una religión, que será impartida a través de una sola iglesia, de la verdadera iglesia: la Iglesia de Dios. Algunos de los 144.000 formarán parte del liderazgo de la Iglesia y ellos van a ministrar todo lo que es correcto y verdadero, de parte de Dios. Piense en la paz que habrá cuando solo exista una iglesia en toda la tierra: la verdadera Iglesia. Ya no habrá división, disputas, odio y celos entre grupos religiosos. Los maestros religiosos que tienen una actitud de justicia propia y que enseñan esto otros, la actitud crítica, la falsa piedad, las falsas doctrinas y enseñanzas, y muchas otras cosas equivocadas ya no prevalecerán.

En el Milenio no habrá terrorismo ni guerras de pandillas y cárteles. No habrá necesidad de ejércitos y tampoco de armamentos. Cosas como cuerpos policiales, despachos de abogados, compañías de seguros, complejos sistemas bancarios se reducirán drásticamente al principio y terminarán por volverse obsoletas con el tiempo. Esto será solo el comienzo de los muchos cambios que tendrán lugar.

No habrá organismos gubernamentales que lleven a cabo investigaciones federales o que recopilen datos para investigaciones nacionales y extranjeras. Tampoco habrá organismos gubernamentales que recolectan impuestos con políticas opresivas o las altas tasas de impuestos que son aplicadas a todo hoy.

La justicia será impartida de forma rápida, imparcial, sin influencia política, sin prejuicios y sin la necesidad de jurados. Nunca más las personas serán acusadas falsamente y enviadas a la prisión. Tampoco habrá condenas a cadena perpetua o penas de cárcel larguísimas. El sistema judicial cambiará completamente. Esto es algo que los seres humanos no pueden lograr. Esto pondrá fin a 6.000 años de prácticas arcaicas, crueles, deshumanas e inmorales de la “justicia” de los hombres.

La escasez de viviendas, las epidemias, la trata de personas, la adicción a las drogas, las drogas ilícitas, la delincuencia desenfrenada se convertirán en cosas del pasado. Estas y muchas otras cosas más se convertirán en solamente parte de la historia de una era de corrupción, de egoísmo, de desenfreno; todo esto es producto del fallido autogobierno de los seres humanos.

¿Puede usted empezar a entender lo diferentes que serán las cosas cuando el gobierno de Dios gobierne a los seres humanos? ¿No suena esto como algo demasiado bueno para ser verdad? ¡Ese es el problema! Durante 6.000 años ese ha sido el mensaje que Dios ha estado enviando a los seres humanos: Que los seres humanos necesitan Su gobierno en sus vidas, porque sin el gobierno de Dios solo hay sufrimiento innecesario, injusticia, frustración, confusión, maldad, drama, asesinatos y guerras en la existencia humana.

La nueva era que está a punto de empezar será un tiempo de sanación para los seres humanos y también para el planeta Tierra. Porque entonces el planeta Tierra comenzará a ser renovado y limpiado de toda la contaminación y destrucción causadas por los seres humanos. Dios dice que entonces hasta mismo los desiertos comenzarán a ser productivos. Los seres humanos comenzarán a revertir ese proceso de destrucción que fue puesto en marcha miles de años atrás y que ha provocado la creación y expansión de tantos desiertos y áreas inhabitables en el planeta Tierra.

Durante miles de años Dios ha estado hablando a los seres humanos sobre un mundo mejor que vendrá, un mundo gobernado por Su Reino. Ese mensaje que Dios ha enviado a los seres humanos a lo largo de los siglos de llama las “buenas nuevas”. Esas son las buenas nuevas del gobierno de Dios que está a punto de ser establecido en la tierra, bajo el reinado de Cristo.

Esas “buenas nuevas” son lo que ha sido traducido en el Nuevo Testamento como el “evangelio”. Cristo ha hablado mucho sobre esas “buenas nuevas”, pero las personas no han podido entender lo que él dijo, porque aún no era el momento de revelar esas cosas y tampoco había llegado el momento para cumplirlas.

Y así podemos ver un poco cómo serán las cosas en el Milenio. Pero esa nueva era para los seres humanos no puede comenzar si Dios no interviene enviando el Tercer Ay. Porque esto es lo que pondrá fin a la Tercera Guerra Mundial y así el Reino de Dios podrá ser establecido, bajo la autoridad de Cristo.


¿Por qué tanta ignorancia sobre el Reino de Dios?

¿Por qué las personas no saben nada sobre este gobierno que Dios va a establecer? ¿Por qué los maestros religiosos no hablan sobre el reinado de Cristo como Rey de reyes durante 1.000 años? Esto está escrito en sus Biblias, pero ellos se niegan a enseñar sobre esto. ¿Por qué? ¡Esto es algo que necesita una respuesta!

La respuesta a esa pregunta es compleja y abarca muchas más cosas. Pero resumiendo un poco, la razón por la que ellos no enseñan sobre esto es porque lo que está escrito en la Biblia no concuerda con sus doctrinas, no encaja con sus enseñanzas. ¿Pero por qué no?

Antes en ese mismo capítulo he citado los versículos que dicen que Cristo vendrá montado en un caballo blanco y que un ejército viene con él. ¿Qué ministro del cristianismo tradicional enseñan que Cristo regresará con un ejército? ¿Por qué ellos no enseñan lo que está escrito tan claramente en la Biblia sobre los 144.000? ¿Por qué ellos nunca hablan de ese reinado de 1.000 años, del que también se habla claramente en Apocalipsis? ¿Alguno de ellos enseña sobre el hecho de que Cristo vendrá para herir a las naciones y gobernarlas con cetro de hierro?

De su boca sale una espada aguda para herir con ella a las naciones, y él las gobernará con cetro de hierro. Él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. En su vestidura y sobre su muslo tiene escrito el nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES. (Apocalipsis 19:15-16).

¿A quien más sino a Cristo pueden referirse los versículos anteriores, que describen a este Rey vestido con vestes teñidas en sangre y que dicen que su nombre es “EL VERBO DE DIOS? La Biblia dice claramente en Juan 1 que Cristo es “el Verbo de Dios hecho carne”. Cristo nació como ser humano de su madre, María, pero su padre era Dios.

Ya he citado antes los primeros tres versículos del capítulo 20 de Apocalipsis, donde nos es dicho que Satanás será enviado nuevamente a un lugar de confinamiento espiritual (a un abismo). Y los versículos que siguen a estos hablan sobre los que vienen con Cristo, su ejército, y dicen que ellos se sentarán en tronos porque ellos serán hechos reyes y reinarán juntamente con Cristo en el gobierno de Dios que entonces será establecido sobre los seres humanos. Ellos serán parte del Reino de Dios, del gobierno que reinará durante el Milenio.

Entonces vi tronos donde se sentaron los que recibieron autoridad para juzgar. [Los 144.000 que entonces reinarán con Cristo]. Vi también las vidas de los que [los mismos] habían sido separados [del mundo] por causa del testimonio de Josué el Cristo y por la palabra de Dios. Ellos no habían adorado a la bestia ni a su imagen, ni se habían dejado poner su marca en la frente ni en la mano. Volvieron a vivir y reinaron con Cristo mil años. Esta es la primera resurrección. Los demás muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron los mil años. (Apocalipsis 20:4-5).

De este punto en adelante, no hay manera de explicar todo lo que es VERDADERO y que procede de Dios sin explicar claramente la verdad sobre todo lo que es falso en el cristianismo tradicional. La mejor manera de hacer esto es centrarnos en lo que está escrito en estos versículos. Entonces comenzará a quedar claro por qué los maestros del cristianismo tradicional no enseñan sobre lo que está escrito en ellos.

Es mucho más fácil para las personas entender lo que Juan escribió en Apocalipsis cuando ellas conocen el contexto de esas cosas. Los primeros capítulos del Libro de Apocalipsis son un resumen de las instrucciones para la Iglesia de Dios. En los siguientes capítulos de Apocalipsis Juan pasa rápidamente a la descripción de acontecimientos que se cumplirán en el tiempo del fin. Luego, ya hacia el final del libro, Juan escribe sobre los acontecimientos que tendrán lugar una vez que Dios haya establecido Su Reino.

Los versículos que acabo de citar describen un grupo de individuos muy singular. Ese grupo es mencionado por primera vez en Apocalipsis 5. Ellos son mencionados como aquellos que han sido redimidos por la sangre de Cristo a lo largo del tiempo. Y también nos es dicho que Cristo ha estado trabajando con ellos para convertirlos en reyes y sacerdotes para Dios.

Luego, en el capítulo 7, Dios revela cuantos ellos son y dice que ellos “lavaron sus vestes y las blanquearon en la sangre del Cordero”. Esas vestes blancas simbolizan la transformación que viene por el arrepentimiento, a través de la sangre de Cristo. Esto significa que ellos ahora están vestidos de justicia. Y en este mismo capítulo también es revelado cuantos ellos son, que ese grupo está formado por 144.000 individuos, que han sido redimidos a lo largo de 6.000 años y que llevan esas vestes blancas. En ese versículo también es revelado que ellos se convertirán en parte de la Familia de Dios, porque aquí ellos son descritos como seres espirituales.

Ya he citado los versículos de Apocalipsis 14 que dicen que Cristo, el Cordero de Dios, estará de pie en el Monte Sion y que los 144.000 estarán con él.

Como se puede ver en el contexto, en estos capítulos de Apocalipsis, los 144.000 que vendrán con Cristo como su ejército son los mismos que han sido redimidos a lo largo del tiempo. Luego, en Apocalipsis 20, está escrito que ellos reinarán con Cristo durante 1.000 años. También está escrito que esto será la primera resurrección. Pero, ¿quién en el cristianismo tradicional enseña sobre esa primera resurrección?


La Primera Resurrección

Aquí dice que Dios ha redimido a esos individuos a lo largo del tiempo y también dice que esto es la primera resurrección. Entonces, ¿por qué el cristianismo tradicional enseña que todas las personas que son redimidas por la sangre de Cristo van inmediatamente al cielo después que ellas mueren? ¿Qué necesidad habría de resucitarlas si ellas ya han ido al cielo? Los maestros del cristianismo tradicional no pueden responder a esto porque la respuesta contradice su doctrina.

De acuerdo con el plan de salvación de Dios, después de la muerte las personas serán resucitadas en diferentes resurrecciones para vivir nuevamente. Porque la verdad es que después de la muerte nadie va al cielo y tampoco al infierno.

La enseñanza de que cuando una persona muere ella va a un lugar llamado infierno es falsa. Muchos versículos de la Biblia han sido mal traducidos y por eso las personas piensan que la palabra que ha sido traducida como “infierno” significa “un lugar de castigo eterno”.

La palabra “sheol” en hebraico y la palabra “hades” en el idioma griega, que significan lo mismo, han sido en muchos casos mal traducidas como “infierno”. La traducción correcta y el significado correcto de ambas palabras es “tumba” o simplemente “un hoyo en el suelo”. O sea, el lugar en el que terminan los cadáveres de la mayoría de las personas después de la muerte: la tumba. La persona muere y su vida termina. Esa persona no volverá a vivir hasta que Dios la resucite de entre los muertos.

Hay otras palabras en el idioma griego que también son traducidas como “infierno”, pero que no se refieren a un lugar de tormento o castigo eterno al que son enviados los que viven una mala vida. Una de esas palabras es usada simplemente para referirse a lugar de aislamiento.

Otra palabra que ha sido mal traducida es la palabra griega “gehena”, que se refiere a un valle cerca de la ciudad de Jerusalén. En la Biblia esa palabra generalmente es usada junto con la palabra griega para “fuego”. Algunos creen que el infierno es un lugar donde hace mucho calor, donde el fuego nunca se apaga. Y el fuego es asociado con el tormento y el castigo eterno que los condenados supuestamente reciben después de morir. Cuando estas dos palabras son usadas juntas esto en realidad se refiere a un castigo que pondrá fin a la existencia de una persona. La persona que recibe ese castigo nunca podrá volver a tener vida, nunca podrá ser resucitada. Y ese castigo es para siempre porque esa persona nunca podrá volver a vivir. Pero esto no significa que esa persona será castigada por toda la eternidad.

La verdad es que después de la muerte nadie va al infierno y tampoco al cielo.

En el Día de Pentecostés del año 31 d.C., que fue cuando Dios fundó Su Iglesia, Pedro explicó ciertas cosas muy claramente a los judíos. Pero citó las profecías que David escribió sobre el Mesías y les explicó que esas cosas se habían cumplido en Cristo. Y también les explicó que esas profecías no se referían a David, como algunos pensaban.

Los judíos de la época se habían alejado mucho de las enseñanzas que Dios les había dado a través de Moisés. Muchos de ellos no entendían lo que David escribió porque ellos pensaban que ciertos versículos de los Salmos se refieren al propio David. Pero esto no es cierto. Una de las cosas que Pedro dijo entonces es muy reveladora para los que se aferran a la idea de que cuando las personas que son fieles a Dios mueren ellas van al cielo. Si esto fuera verdad, entonces David estaría en el cielo ahora, ya que en la Biblia está escrito que David era un profeta y que Dios dijo que David era “un hombre conforme a Su propio corazón”.

Hermanos, permitidme hablaros con franqueza acerca del patriarca David, que murió y fue sepultado, y cuyo sepulcro está entre nosotros hasta el día de hoy. David era profeta y sabía que Dios le había prometido bajo juramento poner en el trono a uno de sus descendientes. Fue así como previó lo que iba a suceder. Refiriéndose a la resurrección del Mesías, [David] afirmó que Dios no dejaría que su vida [la vida de Josué el Cristo] terminara en el hades, [hades es una palabra del idioma griego que significa sepulcro] ni que su cuerpo viera corrupción. A este Josué, Dios lo resucitó, y de ello todos nosotros somos testigos. (Hechos 2:29-32).

Aquí es dicho que el cuerpo de Cristo no vería corrupción (no iba a descomponerse). Y esto en realidad fue lo que pasó, porque el cuerpo de Josué el Cristo estuvo en la tumba solamente durante tres días y tres noches. Queda claro que lo que Pedro cita de los Salmos habla sobre Cristo, que él resucitaría antes de que su cuerpo empezara a descomponerse. Pedro también dejó claro que lo que David escribió no se refiere al propio David, ya que el cuerpo de David sí vio corrupción (se descompuso). Pedro dijo que el cuerpo de David fue enterrado en una tumba que estaba entre ellos, entre los judíos, hasta ese día, siglos después de la muerte de David. Cuando David murió él no fue al cielo, sino que él es uno de los que serán resucitados cuando Cristo venga y que reinará juntamente con Cristo.

Durante los últimos 6.000 años solamente un individuo ha sido resucitado a la vida eterna. Él es el único que ha ido al cielo para estar con Dios su Padre. Y ese individuo es Cristo.

Pero, como el cristianismo tradicional no cree en las resurrecciones futuras, ellos ni siquiera mencionan estos versículos de Apocalipsis 20. Porque, ¿cómo podrían ellos hacer con que lo que es dicho en estos versículos encaje en sus creencias? ¿Cómo podrían ellos encontrar sentido a lo que es dicho aquí si esto contradice sus propias creencias?

Estos versículos también hablan sobre otro tema impresionante, del que ellos nunca hablan tampoco; un tema que es muy alentador en lo que respecta al plan y al propósito de Dios para todos los que han muerto y que todavía permanecen muertos. Esto es parte del verdadero evangelio: ¡las buenas novas de Dios!

Los versículos de Apocalipsis 20 hablan sobre el Milenio (los 1.000 años) cuando los 144.000 reinarán con Cristo sobre todas las naciones de esta tierra. Pero después de mencionar a los que serán resucitados para reinar durante esos 1.000 años, está escrito: “Pero los demás muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron los 1.000 años”.

Pero, ¿quiénes son “el resto de los muertos”? Esto debería explicarse por sí mismo. “El resto de los muertos” se refiere a todas las personas que han nacido y han muerto durante los últimos 6.000 años, pero que no serán resucitadas en la primera resurrección. O sea, todos los que no son parte de los 144.000 son “el resto de los muertos”.

Todos los que han nacido, vivido y han muerto han regresado al polvo de la tierra, tal como Dios dijo que sucedería (Eclesiastés 3:20). Pero, de acuerdo con el plan de Dios, esas personas tendrán la oportunidad de ser resucitadas para vivir una segunda vez en una existencia física. Y en ese versículo [Apocalipsis 20:5] nos es dicho que ellos “no volverán a vivir hasta que se cumplan los 1.000 años.” Y fíjense en qué más es dicho en esos versículos de Apocalipsis 20.

Pero los demás muertos no volvieron a vivir, sino hasta que se cumplieran los mil años. Esta es la primera resurrección. Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección. [Esto se refiere a los 144.000]. Sobre estos la segunda muerte no tiene ningún poder; sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él por los mil años. (Apocalipsis 20:5- 6).

Después de decir que el resto de los muertos no volverán a vivir hasta después del Milenio, esos versículos vuelven a hablar de los 144.000, que serán resucitados para venir con Cristo. Aquí dice que los que tienen parte en la primera resurrección son bienaventurados “porque la segunda muerte no tiene poder sobre ellos”. Y la segunda muerte no tiene poder sobre ellos porque Dios no va a resucitarlos para vivir una vida física por segunda vez, pero va a resucitarlos como seres espirituales en la Familia Dios. Al igual que Dios ha resucitado a Cristo, nuestro hermano mayor. Y esto significa que ellos nunca podrán morir.


El cumplimiento de los acontecimientos anunciados por la Séptima Trompeta

Hay otro elemento muy importante del plan de Dios que se cumplirá durante el período del reinado de Cristo, durante los siguientes 1.100 años.

Ese último versículo se refiere a los 144.000 que vendrán con Cristo y que reinarán con él por 1.000 años y también dice que ellos son parte de la primera resurrección. Dios ha revelado que después de esto habrá otras resurrecciones, en diferentes momentos, hasta que Su plan de salvación esté concluido.

Como he dicho antes, después de la muerte nadie va al cielo o al infierno. Los que mueren permanecen muertos hasta que Dios los resucite. Esta es una importante verdad que forma parte de algo que es mencionado como “el misterio de Dios” y que será revelado durante los siguientes 1.100 años. Esto es un “misterio” para las personas porque ellas nunca han entendido esto. Y esto sigue siendo un misterio hasta que Dios lo revela a una persona.

El cristianismo tradicional quiere que las personas crean que después de la muerte ellas irán inmediatamente al cielo o al infierno, ya que ellos creen que los seres humanos poseen un alma inmortal, una forma de vida inmortal en ellos. Pero esto no es verdad. Solo Dios Todopoderoso tiene la inmortalidad inherente a Sí mismo. El propio Cristo estuvo muerto en la tumba durante tres días y tres noches y Dios tuvo que resucitarlo de entre los muertos y dar a él un cuerpo nuevo, un cuerpo compuesto de espíritu. Y Cristo pudo manifestarse físicamente a sus discípulos durante 40 días después de haber sido resucitado.

Cristo no tenía un alma inmortal. Cuando él murió él permaneció muerto hasta que Dios lo resucitó. Y después de esos 40 días Cristo ascendió al cielo, que es donde él está ahora. Y Cristo seguirá allí hasta el momento en que él debe regresar para ser Rey de reyes en el Reino de Dios y reinar en la tierra.


Los últimos 100 años

Antes de que el resto de los muertos sean resucitados para vivir una segunda vida física un grandioso acontecimiento tendrá lugar. Antes de que aquellos que han vivido y han muerto durante los primeros 6.000 años sean resucitados a una segunda vida física, otra resurrección a la vida espiritual, en la Familia de Dios, tendrá lugar.

Justo antes de que los últimos 100 años comiencen habrá una resurrección similar a la primera resurrección, la de los 144.000. Pero esta vez muchísimos más serán resucitados. Esa resurrección será para aquellos que han vivido y han muerto durante el Milenio. Porque durante el Milenio todos tendrán la oportunidad de aprender sobre el camino de vida de Dios y aquellos que hayan tomado la decisión de vivir fielmente de acuerdo con ese camino de vida serán resucitados a la vida espiritual, serán resucitados en la Familia de Dios como seres espirituales, al igual que los 144.000.

Dios tiene un importante propósito para que esta resurrección tenga lugar entonces y no al final de los 100 años. Este propósito tiene que ver con la enorme cantidad de trabajo que supondrá para el gobierno de Dios enseñar y ayudar a los miles de millones de personas que luego después de esto serán resucitadas para vivir una segunda vida física.

Después de esta segunda gran resurrección, cuando todas estas personas serán resucitadas para formar parte de la Familia de Dios, comenzarán los últimos 100 años. Estos serán los últimos 100 años de la existencia de los seres humanos. Dios se refiere a este período de tiempo como el Último Gran Día. Será entonces cuando miles de millones de personas serán resucitadas para vivir una segunda vida física. Este período de tiempo también es llamado el Juicio del Gran Trono Blanco, una expresión que describe muy bien este tiempo de juicio, el juicio final para la humanidad.

Vi un gran trono blanco y al que estaba sentado sobre él, de cuya presencia huyeron [La palabra usada aquí en griego significa escapar, huir de algo] la tierra y el cielo, y ningún lugar fue hallado para ellos. Vi también a los muertos, grandes y pequeños, que estaban de pie delante del trono, y los libros fueron abiertos. Y otro libro fue abierto, que es el libro de la vida. Y los muertos fueron juzgados conforme a las cosas escritas en los libros, conforme a sus obras. (Apocalipsis 20:11-12).

Esto se refiere a la resurrección de miles de millones de personas que serán resucitadas para vivir una segunda vida física. Esas personas son mencionadas en Apocalipsis 20:5 como “el resto de los muertos”. Para estos miles de millones de personas empezará un período de juicio para ver cómo ellas eligen vivir en su segunda vida física. Porque cuando ellas vivieron su primera vida ellas no conocían las verdades de Dios, ya que no era el propósito de Dios revelarles Su verdad entonces. Durante todo este tiempo Dios solo reveló Su verdad a aquellos que Él estaba preparando para formar parte de Su gobierno, de los 144.000.

Todas estas personas serán resucitadas para vivir una vida física nuevamente y aprender la verdad de Dios. Será entonces cuando ellas tendrán que elegir cómo quieren vivir; si quieren vivir de acuerdo con los caminos de Dios o de acuerdo con sus propios caminos, como habían vivido antes. Los que murieron siendo aun bebés y niños serán resucitados en cuerpos perfectos y sanos, sin discapacidades de ningún tipo. Los que murieron ya siendo mayores serán resucitados en cuerpos perfectos y sanos también; no en un cuerpo de una persona mayor, pero de una persona de mediana edad.

En lo que se refiere a esta resurrección es importante entender que durante 7.000 años Dios ha dado a los seres humanos la capacidad de reproducirse y de crecer, pero después de estos 7.000 años, cuando el Milenio llegue al fin, los seres humanos ya no podrán reproducirse. Cuando empiecen estos últimos 100 años una gran cantidad de personas serán resucitadas para vivir una segunda vida física y entonces Dios ya no permitirá que los seres humanos sigan reproduciéndose. Las mujeres ya no podrán quedarse embarazadas y durante este periodo de tiempo ya no nacerán seres humanos.

Dios deja muy claro que cuando Él llama a una persona y da a esa persona la capacidad de ver Su verdad, a partir de ese momento esa persona está “bajo juicio”. Entonces empieza para esa persona un período de tiempo durante el cual ella debe elegir si quiere vivir de acuerdo con sus propios caminos (los caminos del mundo y/o de otros, los caminos de Satanás) o de acuerdo con los caminos de Dios. Cuando todos sean resucitados para vivir una segunda vida física ellos entonces podrán conocer la verdad de Dios. Y entonces ellos tendrán que comenzar a elegir si quieren vivir de acuerdo con los caminos de Dios o de acuerdo con sus propios caminos.

La descripción que Juan da de un gran trono blanco simboliza un tiempo de juicio de parte de Dios. Está escrito que el cielo y la tierra huyeron o escaparon. Esto demuestra que hasta este momento esta gran multitud de personas no había estado bajo el juicio de Dios, sino que, de alguna manera, ellos habían escapado a ese juicio durante su primera vida. Pero ellos serán resucitados en un mundo mucho mejor, y entonces será mucho más fácil elegir el camino de vida de Dios. Ellos vivirán en un mundo donde Satanás y los demonios ya no estarán alrededor, en un mundo donde el engaño, las mentiras y las falsas religiones ya no existirán.

Será durante esta última era para la humanidad que las personas comenzarán a vivir bajo un gobierno justo, con justicia. Porque durante los 1.000 años anteriores el Reino de Dios habrá reinado sobre la tierra y el mundo habrá cambiado de una manera que para nosotros es difícil imaginar ahora. Habrá grandes avanzos en la ciencia y en la tecnología. Todas estas cosas trabajarán juntas para fomentar la productividad y la prosperidad en la vida de los seres humanos, mucho más allá de lo que podemos imaginar.

Cuando todas esas personas sean resucitadas para vivir una vida física nuevamente el juicio de Dios finalmente vendrá para el resto de la humanidad. Todos los que serán resucitados vivirán en un mundo nuevo y serán enseñados y gobernados por el Hijo de Dios y por todos los que entonces serán parte de la Familia de Dios. En estos versículos está escrito que todos los individuos que han existido a lo largo del tiempo, grandes y pequeños, serán resucitados delante de Dios, para recibir Su verdad a través de Su palabra, porque la mente de todos será abierta a esa comprensión. [Los libros serán abiertos.]

Estos versículos también hablan sobre otro libro que será abierto, el Libro de la Vida. Esto significa que ahora todas esas personas tendrán la oportunidad de tener sus nombres (su vida) añadidos a los nombres de los que ya serán parte de la Familia de Dios y tendrán la vida eterna. Todas esas personas también tendrán que pasar por un proceso, tendrán que elegir si quieren vivir de acuerdo con la Palabra de Dios. ¿Se esforzarán esas personas por vivir de acuerdo con el camino de vida de Dios o no?

En los siguientes versículos podemos leer un resumen de los últimos 100 años para la humanidad. Comenzando con la gran resurrección de todos los que han vivido y han muerto. Fíjese en lo que es dicho sobre el juicio que tendrá lugar cuando estos 100 años terminen.

Y el mar entregó los muertos que estaban en él, y la muerte y el sepulcro [algunas traducciones usan la palabra griega Hades, otras usan la palabra infierno] entregaron los muertos que estaban en ellos; y fueron juzgados, cada uno según sus obras. Y la muerte y el sepulcro fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la segunda muerte, el lago de fuego. Y el que no fue hallado inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego. (Apocalipsis 20:13-15).

Después que a las personas les sea dada la oportunidad de vivir una segunda vez y de conocer la verdad de Dios, ellas serán juzgadas de acuerdo con las elecciones que han hecho libremente y por las “obras” que harán en su vida, que reflejan esas elecciones.

Y entonces, finalmente, el fin de todo esto llegará, cuando aquellos que hayan elegido vivir de acuerdo con el camino de vida de Dios serán juzgados y serán recibidos en Su Familia para vivir por toda la eternidad. Pero los que hayan preferido vivir de una manera diferente al camino de vida de Dios serán juzgados y morirán una segunda vez, la segunda muerte, y quedarán muertos por toda la eternidad.


La Segunda Muerte

¿Enseña el cristianismo tradicional sobre la segunda muerte? ¡No! Esto es algo que es claramente mencionado en la Biblia. Pero sus sacerdotes y maestros evitan hablar sobre el tema ya que esto es contrario a lo que ellos creen. Ellos no pueden siquiera comenzar a comprender cómo alguien podría morir dos veces, ya que para eso una persona tendría que vivir dos veces.

Aunque durante esos 100 años muchas personas elegirán vivir de acuerdo con el camino de vida de Dios, también habrá muchos que simplemente no desearán vivir de esa manera y preferirán vivir de la manera que quieran, como han hecho en su primera vida. Ellos preferirán vivir de una manera egoísta, preferirán vivir de acuerdo con los caminos del mundo. Dios ha establecido un período de 100 años durante el cual las personas tendrán que elegir cómo desean vivir.

Las personas serán libres para elegir vivir de acuerdo con sus propios caminos, como en su vida anterior. Pero si esa es su elección, Dios no les permitirá seguir existiendo después de ese período de 100 años, después del Juicio del Gran Trono Blanco. La sentencia para ellos será la muerte eterna y no un “castigo eterno”, estar castigado por toda la eternidad.

Dios no va a torturar o castigar a las personas por toda la eternidad porque ellas no eligen vivir de acuerdo con Su camino de vida. Dios no es un ser vengativo o cruel como muchos lo pintan. Él no quiere que las personas que no quieren obedecerle sean torturadas y atormentada por toda la eternidad. Solo una mente enferma puede imponer un castigo así a cualquiera. ¡Afortunadamente, Dios no es así! Dios no es como los seguidores del cristianismo tradicional dicen que Él es, con todas sus enseñanzas perversas sobre el infierno, y que las personas son torturadas en el fuego del infierno.


Elija la vida

El período del Último Gran Día tiene que ver con las elecciones que las personas harán durante esos últimos 100 años. Ese será un momento para elegir la vida, o no. Y a lo mejor esta elección puede parecer sencilla, pero no lo será.

Durante esos últimos 100 años las cosas serán muy diferentes para las personas. Dios les dará la oportunidad de vivir una segunda vez en un mundo muy diferente al mundo en que ellos vivieron la primera vez. Sin embargo, lo que seguirá siendo lo mismo es la naturaleza humana que hizo de ellos quienes ellos eran en su primera vida.

Y por supuesto que los bebés y los niños que serán resucitados para vivir una segunda vez no habrán pasado por las mismas experiencias que los adolescentes y los adultos, no habrán elegido el pecado. Pero para los que murieron siendo ya más mayores, ellos murieron con su manera de vivir incrustada en su mente; y muchas cosas en esa manera de vivir están en contra del camino de vida de Dios. Y esto no es algo fácil de cambiar. Mismo después de todo lo que Dios va a hacer por todas esas personas que serán resucitados para vivir una segunda vida física, un gran número de ellas simplemente elegirá no cambiar. Esas personas seguirán aferrándose a su antigua manera de vivir y rechazarán el camino de vida de Dios.

Tales personas seguirán prefiriendo vivir de una manera que solo causa el drama. Cosas como la infidelidad en el matrimonio, el robo, la corrupción, la política, la embriaguez, la drogadicción, la perversión sexual, el desenfreno, el odio y los celos de los demás, buscar el reconocimiento de los demás, el afán de poder y de riquezas; y todas esas cosas existen debido a que los seres humanos eligen seguir los caminos de su naturaleza egoísta – eligen complacer a su “yo”.

Aunque miles de millones de personas serán resucitadas para vivir una segunda vida física, no todas ellas estarán dispuestas a cambiar. No todas ellas desearán vivir de acuerdo con el camino que Dios les mostrará. En cambio, ellas se resistirán a ese camino de vida. Muchos simplemente se conformarán porque estarán viviendo en una sociedad gobernada por el Reino de Dios, que reinará sobre las naciones. Pero ellos no estarán de acuerdo con eso y tampoco querrán eso.

Solo los que elijan y deseen realmente vivir de acuerdo con el camino de vida de Dios podrán hacer los cambios necesarios en su vida para poder crecer espiritualmente hasta un determinado nivel para que Dios pueda recibirlos en Su Familia. Dios no debe nada a nadie. Él ya nos ha dado todo lo que tenemos. Si al final una persona elige vivir de acuerdo con sus propios caminos y rechaza el camino de vida de Dios, esto es la elección de esa persona. Dios no va a forzar a nadie a seguir Su camino de vida. Esto es algo que usted debe elegir libremente.

Cuando esos 100 años lleguen al fin quedará claro para Dios quiénes son los que se convertirán en parte de Su familia y recibirán la vida eterna. Y también quedará claro quiénes son los que han elegido sus propios caminos y no los caminos de Dios.

Para entonces miles de millones de personas habrán elegido vivir de acuerdo con el camino de vida de Dios. Habrán elegido la vida. Habrán aprovechado la oportunidad que Dios les va a ofrecer de formar parte de Su familia y vivir eternamente como espíritu.

Pero también habrá miles de millones de personas que no aceptarán a Dios y Su camino de vida cuando terminen esos 100 años. Esas personas van a elegir sus propios caminos, van a hacer exactamente lo que hizo el arcángel Lucifer miles de años atrás.

Lucifer fue el primero que se rebeló contra Dios. Después de esto su nombre fue cambiado a Satanás, el diablo. Él también es conocido como la bestia y el falso profeta. Él llevó a un tercio de los ángeles a rebelarse contra Dios juntamente con él. Lleno de egoísmo y de orgullo él deseaba más riquezas y poder para sí mismo. Los ángeles que se rebelaron juntamente él quedaron conocidos como demonios. Ellos también están en contra de Dios y siguen luchando contra Dios desde que se rebelaron.

Si una cantidad tan grande de ángeles, seres creados de espíritu, fueran capaces de elegir alejarse de lo que Dios les había ofrecido después de un largo periodo de tiempo, no debería ser difícil entender que un gran número de seres humanos – seres carnales y egoístas – harán lo mismo en un corto período de tiempo.


El plan de Dios está casi concluido

Después que esos últimos 100 años para la humanidad lleguen al fin, habrá un periodo de tiempo cuya duración Dios todavía no ha revelado. Pero este período de tiempo será corto. Entonces la sentencia del juicio de Dios para la humanidad será ejecutada, poniendo fin al Juicio del Gran Trono Blanco.

Dios aún no revelado la secuencia exacta de los acontecimientos que siguen, pero Él ha mostrado claramente lo que pasará después a todos los que hayan elegido Su camino de vida y también a los que lo hayan rechazado.

La manera cómo todo esto tendrá lugar, poniendo fin a esta era para la humanidad es una historia realmente increíble. Dios ha mostrado cómo Él pondrá fin a esta era y también el proceso a través del cual la sentencia de Su juicio final para todos los que a lo largo del tiempo han rechazado a Él será ejecutada.

En Apocalipsis 20 está escrito que Satanás será encarcelado, que un sello será puesto sobre él, y que él debe quedar confinado allí “hasta que se cumplan los mil años”. Y en el versículo 3 está escrito que “después de eso él será puesto en libertad, pero por un corto tiempo”. Y aquí no dice específicamente cuándo él será liberado. Solo dice que será después que se cumplan los 1.000 años. Pero el contexto de otros versículos de la Biblia muestra que él no podrá ser liberado hasta que terminen los 100 años que siguen al Milenio. Y entonces nos es dicho lo que sucederá cuando él sea liberado.

Cuando se cumplan los mil años, Satanás será liberado de su prisión y saldrá para engañar a las naciones que están sobre los cuatro puntos cardinales de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla. El número de ellos es como la arena del mar. (Apocalipsis 20:7-8)

Satanás debe ser liberado de su prisión por última vez para ayudar a concluir el plan de Dios para toda la humanidad y poner fin a la existencia de los seres humanos. Satanás hará esto haciendo lo que él mejor sabe hacer: engañar y destruir. Esto es lo que significa uno de sus nombres: El Destructor.

Satanás siempre ha sido usado como un instrumento para acelerar el proceso a través del cual las naciones empiezan las guerras. A lo largo de la historia las tensiones entre las naciones siempre han terminado en guerras. Es inevitable que haya guerras entre las naciones. Esto siempre ha sido así. Esto es lo que los seres humanos siempre han hecho. Pero siempre ha sido parte del plan de Dios usar la naturaleza destructiva de ese ser para acelerar las cosas y hacer con que las guerras entre pueblos y naciones sean más rápidas y así aminorar el sufrimiento y la perversidad que guerras que duran más tiempo podrían causar.

Las guerras entre los seres humanos son el inevitable resultado de la naturaleza humana egoísta. Las guerras son inevitables porque los seres humanos no pueden vivir de una manera que produce la paz. La paz solo podrá existir cuando las personas vivan de acuerdo con el camino de vida de Dios y sean gobernadas por el Reino de Dios. Durante el Milenio y el período del Juicio del Gran Trono Blanco los seres humanos tendrán la oportunidad de aprender el camino que lleva a la paz. Dios no permitirá que las cosas lleguen al punto de una posible guerra. El gobierno de Dios asegurará la paz entre las naciones.

Pero una vez que Satanás sea liberado, él hará todo lo posible para llevar a la humanidad a una gran guerra una vez más. Una guerra que será atajaba aun antes de que comience.

Para Satanás será muy fácil ejercer su influencia sobre esas personas, que para entonces habrán vivido dos veces y no hayan elegido el camino de vida de Dios. Porque las personas que eligen vivir de una manera diferente al camino de vida que Dios ha revelado como verdadero y correcto están viviendo en pecado. Esa es la definición de la palabra pecado: vivir de manera contraria a lo que Dios ha mostrado que es lo correcto.

Satanás será liberado y saldrá para engañar a las naciones. La expresión “Gog y Magog” simboliza proféticamente la gran cantidad de personas que van a rechazar el camino de vida de Dios. La Biblia dice que el número de ellos es como la arena del mar. Teniendo en cuenta la cantidad de personas que han vivido en el planeta Tierra durante toda la historia de la humanidad, el número de aquellos que al final rechazarán a Dios y Su camino de vida puede ascender a miles y miles de millones.

No se puede comprender cómo piensa una mente enferma. Es difícil comprender lo que Satanás está haciendo. Pero es importante saber que su odio por el plan de Dios y por los seres humanos es tan profundo que su objetivo es destruir tanto cuanto pueda de la creación de Dios.

Aunque Satanás ha estado luchando constantemente contra Dios y ha tratado de destruir todo lo que pueda, él nunca ha podido frustrar nada de lo que Dios se ha propuesto hacer. Pero él sigue intentando. Y es por eso que él hará un último intento al final de los 100 años, reuniendo la mayor cantidad de personas posible para luchar contra la Familia de Dios. Y aunque la probabilidad de éxito sea nula, de alguna manera Satanás va a engañar a miles de millones de personas haciéndolas creer que podrán lograr esto. Dios todavía no ha revelado cómo tal cosa va a suceder, pero está escrito que esto es lo que Satanás intentará hacer.

Y subieron sobre lo ancho de la tierra y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada, y descendió fuego del cielo y los devoró. (Apocalipsis 20:9)

En este versículo usted puede leer que un gran número de personas, bajo el mando de Satanás, van a luchar contra el pueblo de Dios. La Biblia se refiere proféticamente al pueblo de Dios de muchas maneras diferentes. Y aquí el pueblo de Dios es llamado de “la ciudad amada”. Esto no se refiere a la ciudad de Jerusalén, un lugar físico, pero se refiere al pueblo de Dios, espiritualmente hablando.

Y está escrito que Dios entonces va a impedir que Satanás y los que le siguen comiencen una guerra. Ellos se han reunido con el objetivo de luchar, de ir a la guerra, pero Dios no les permitirá hacer esto y sencillamente destruirá a Satanás y a ese ejército. Esta será la segunda fase del Tercer Ay que vendrá sobre los seres humanos.

Otros versículos en la Biblia describen a siete ángeles que tienen siete copas (con las siete plagas) que serán derramadas sobre la humanidad. También es dicho que uno de estos siete ángeles estará presente durante este período de tiempo, al final de los 100 años. No sabemos todavía en qué consisten esas siete plagas que serán derramadas sobre la humanidad, pero aquí muestra que todo esto es el Tercer Ay, y que esos acontecimientos tendrán lugar durante el cumplimiento de la Séptima Trompeta. Recuerde que los acontecimientos anunciados por la Séptima Trompeta se cumplirán durante un periodo de más de 1.100 años.

Los acontecimientos anunciados por la Séptima Trompeta comienzan con la venida de Cristo con un ejército formado por los 144.000 para cumplir la primera fase del Tercer Ay, o sea, para poner fin a la Tercera Guerra Mundial y destruir a los que están destruyendo la tierra. Será entonces cuando Satanás y los demonios serán confinados y un sello será puesto sobre ellos para que ellos ya no puedan estar entre los seres humanos. Y al final de los 100 años ellos serán liberados nuevamente, pero por poco tiempo.

Entonces Satanás y los demonios lucharan contra los seres humanos y harán todo lo que puedan para provocar otra gran guerra, pero Dios no permitirá que esto suceda. Esta será la segunda y última fase del Tercer Ay que se cumplirá cuando esos siete ángeles derramen sus copas sobre la tierra.

Este será el último Ay para los seres humanos. Entonces los seres humanos dejarán de existir. Esto era algo muy poderoso que tendrá lugar muy rápido. Esto pondrá fin a los infructíferos intentos de Satanás de luchar contra lo pertenece a Dios.

De hecho, el plan de Dios incluye la total destrucción de Satanás y de los demonios, que debe ocurrir para que se cumpla el plan de Dios para los seres humanos. Esto es dicho en el versículo que sigue.

Y el diablo que los engañaba fue lanzado al lago de fuego y azufre, donde también están la bestia y el falso profeta, y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos. (Apocalipsis 20:10).

Muchos creen que Lucifer tenía la vida eterna, ya que Dios le ha creado como un arcángel, un ser compuesto de espíritu. Y al ser espíritu él por lo tanto tiene vida eterna. Pero eso no es verdad. Él es un ser que fue creado. Solo Dios es eterno e inmortal. Solo Dios tiene vida inherente a sí mismo, sostiene a sí mismo. Los ángeles no tienen nada de esto. Ellos simplemente fueron creados como seres compuestos de espíritu. La vida – tanto la de los seres compuestos de espíritu como la de los seres compuestos de materia física – ha sido creada por Dios. Y Dios puede quitarles esa vida, puede poner fin a su existencia.

Saber lo que le va a pasar, saber cual será su fin, es algo que atormenta a Satanás. Este ser siempre ha sido un falso maestro (falso profeta) y siempre ha mentido sobre Dios y sobre el propósito de Dios para Su creación. Satanás ha engañado a los seres humanos con sus falsas enseñanzas y falsas doctrinas que muchos han aceptado como verdaderas sobre Dios y sobre alguien que ellos llaman Jesús.

De hecho, Satanás es “el falso profeta” y también es “la bestia”. Esa bestia ha estado detrás de todos los profetizados resurgimientos del imperio europeo. Su poder como la bestia y sus engaños como el falso profeta seguirá influenciando a las personas durante esos últimos 100 años, durante el período del Gran Trono Blanco. Esto se debe a que un gran número de las personas que serán resucitadas habrá vivido la primera vez en una época cuando Satanás tenía mucha influencia sobre los seres humanos y esas personas todavía tendrán recuerdos de esto. Muchas de ellas preferirán seguir viviendo en el engaño que ellas han abrazado en su primera vida y rechazarán la verdad que Dios les mostrará.

La realidad es que muchos elegirán el camino de Babilonia, las falsas creencias y prácticas religiosas, los engaños de los gobiernos anteriores y la hipocresía en la que las personas siempre han vivido antes. Muchos preferirán esto a la vida que Dios les ofrecerá. Las obras de Satanás como la bestia y el falso profeta representan todo lo que es falso y la hipocresía en la que viven las personas. Todo esto solo será completamente destruido cuando aquellos que abrazaron esa forma de vida sean completamente destruidos.

Antes que comience ese periodo de 100 años esa manera de vivir, con toda su hipocresía, empezará a ser destruida por medio del trabajo que será hecho durante el Milenio. Pero todo esto volverá nuevamente cuando todas las personas que hayan vivido de esa manera durante toda su vida sean resucitadas para vivir una segunda vida física. Muchos elegirán rechazar la manera que han vivido en su vida anterior y van a aceptar lo que Dios les ofrecerá. Pero también serán muchos los que no harán esto.

En el versículo anterior está escrito que Satanás “será atormentado”. Él ya está siendo atormentado ahora porque sabe cual será su fin. La expresión que aquí es traducida como “serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos” no significa que ellos serán eternamente atormentados. En el idioma griego esa expresión es usada para expresar algo que sigue durante un determinado período de tiempo mientras duren unas condiciones específicas. Y cuando una era llega al fin las condiciones de esa era también llegan al fin.

Cuando Satanás sea arrojado en ese “fuego” que Dios describe aquí (algo que no es de naturaleza física), entonces su existencia llegará al fin. Pero mientras tanto, y hasta entonces, él es constantemente atormentado porque sabe lo que le va a pasar.


El plan de Dios concluido

En algún momento, mientras estos acontecimientos del que acabo de hablar estén teniendo lugar, todos los que han elegido vivir fielmente de acuerdo con el camino de vida de Dios serán transformados – serán resucitados – a la vida espiritual en la Familia de Dios, en ELOHIM.

Entonces el plan y el propósito de Dios para la creación de los seres humanos estarán concluidos. La familia espiritual de Dios estará completa. Y Dios explica esto de muchas maneras diferentes.

Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existe. (Apocalipsis 21:1).

En este versículo Juan explica que un importante cambio se ha producido en la tierra y ya nada es como antes. Todo es nuevo y diferente.

La expresión “y el mar ya no existe” no se refiere a los mares y los océanos del planeta. Proféticamente “mar” representa una gran cantidad de personas, los seres humanos. Y esto significa que los seres humanos ya no existirán. Después 7.100 años los seres humanos dejarán de existir. La era de la humanidad habrá pasado y el propósito de Dios para la creación de los seres humanos se habrá cumplido, estará concluido. El misterio de Dios se habrá cumplido y los seres humanos ya no existirán.

Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén que descendía del cielo [de la atmósfera de la tierra, del aire] de parte de Dios, preparada como una novia adornada para su esposo. Oí una gran voz que procedía del trono diciendo: “He aquí el tabernáculo de Dios está con los hombres, y Él habitará con ellos; y ellos serán Su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos. No habrá más muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas ya pasaron”. (Apocalipsis 21:2-4).

Los que serán resucitados entonces se sumarán a lo que aquí es descrito como “la nueva Jerusalén”, la morada espiritual del pueblo de Dios y de todos los que son parte de la Familia de Dios. Estos versículos muestran que ellos fueron liberados de la muerte, de la tristeza, del dolor y de las lágrimas que ellos experimentaron en su vida física. Ellos ya no tendrán que pasar por tales cosas porque habrán nacido como una creación espiritual, como seres compuestos de espíritu. Y después de describir como todos que para entonces habrán sido liberados de una existencia humana serán agregados a la Familia Dios, algo muy importante es dicho.

El que estaba sentado en el trono dijo: “He aquí Yo hago nuevas todas las cosas”. Y dijo: “Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas”. Me dijo también: “¡Está hecho! Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tenga sed, Yo le daré gratuitamente de la fuente de agua de vida”. (Apocalipsis 21:5-6).

En ese momento, cuando se cumpla el propósito del período del Gran Trono Blanco y la existencia humana llegue al fin – tanto para los que sufrirán la segunda muerte como para los que serán resucitados como espíritu y recibirán la vida eterna – Dios dice: “He aquí Yo hago nuevas todas las cosas” y “¡Está hecho!” El misterio de Dios, Su plan y propósito para la creación de los seres humanos, habrá sido completamente revelado y estará concluido. Los acontecimientos anunciados por la Séptima Trompeta se habrán cumplido.

Y después de decir que entonces todo se habrá cumplido Dios da una última advertencia a los seres humanos.

“El que venza heredará estas cosas; y Yo seré su Dios y él será Mi hijo. Pero, para los cobardes e incrédulos, para los abominables y homicidas, para los fornicarios y hechiceros, para los idólatras y todos los mentirosos, su herencia será el lago que arde con fuego y azufre, que es la segunda muerte”. Vino uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete últimas plagas, y habló conmigo diciendo: “Ven acá. Yo te mostraré la novia, la esposa del Cordero”. Me llevó en el espíritu sobre un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad, la santa de Jerusalén, que descendía del cielo de parte de Dios. (Apocalipsis 21:7-10).

Justo al final de Su palabra escrita, Dios enfatiza una vez más la importancia de las elecciones que las personas pueden hacer libremente. Y también las consecuencias de las decisiones equivocadas. Cuando esos últimos 100 años de la existencia humana lleguen al fin algunos sufrirán la segunda muerte y otros se convertirán en hijos de Dios y recibirán la vida eterna.